Por Beatriz R. Suárez Font.
La integración del negro a nuestro proceso de formación de la nacionalidad se produce de una forma violenta, cuando fueron arrancados de su continente de origen y traídos al Nuevo Mundo a través de un viaje en condiciones infrahumanas, para llegar a las colonias y ser vendidos como simples instrumentos de trabajo, comenzando una vida miserable en las condiciones que propiciaba el barracón, compartida con agotadoras jornadas de trabajo en las plantaciones y con el temor siempre presente de que por cualquier falta podían ser sometidos a los más crueles castigos corporales, incompatibles con la dignidad humana.
Este proceso ha sido objeto de estudio frecuente por la historiografía cubana. Son varios los libros sobre la trata, la esclavitud, las plantaciones, la industria azucarera, la cafetalera, etc., así como la integración cultural del negro. Precisamente de algunas de estas obras partimos para realizar el siguiente trabajo, y así integrar la labor educativa de la iglesia hacia los negros bozales a finales del siglo XVIII y las primeras décadas del siglo XIX, en que se produce una entrada masiva de esclavos de nación en la Isla.
En este proceso de inculturación desempeñó un papel significativo, el Catecismo elaborado para estos negros en 1796, el mismo, además de impartir la doctrina cristiana, constituyó un vehículo para el aprendizaje del castellano, así como de una serie de normas de convivencia social que facilitarían la integración del negro a la nueva cultura. Y aquí se centra la principal intención de este estudio.
LA INDUSTRIA AZUCARERA Y LA ESCLAVITUD
No es posible acercarse al problema de la esclavitud negra en Cuba si no la vemos vinculada a la industria azucarera, ya que fue precisamente por la explotación de la mano de obra esclava, que la Isla alcanzó el lugar cimero que pudo ocupar hacia finales del siglo XVIII y que se extendió durante casi todo el siglo XIX, antes que en 1886, ante la incapacidad del negro esclavo para adaptarse a los nuevos requerimientos de la industria, es abolida esta forma de trabajo para generalizarse la utilización del trabajo asalariado.
Sin embargo, antes de que llegara el momento de la abolición de la esclavitud, Cuba se adentró profundamente en el oscuro camino de la más inhumana forma de explotación, la esclavitud, la que cambiaría la intensidad según cambiaban los tiempos en la producción azucarera.
Hasta la década del 60 del siglo XVIII, la producción de azúcar en la Isla había tenido un discreto crecimiento, ocupando el onceno lugar en el mercado en 1760. Contaba el país con tierras fértiles y de fácil acceso a los puertos, con bosques abundantes para la construcción de trapiches y para combustible, suficiente ganado para la alimentación del esclavo y para usarlos como fuerza de trabajo, así como instrumentos de trabajo. Pero no fue hasta 1792 cuando se produce la Revolución de Haití, la máxima productora mundial que abastecía el 50% aproximadamente del mercado mundial, que en Cuba se inicia el despegue de la gran industria, cuando se produce tan estimulante vacío en el mercado.
Por otra parte la guerra de independencia de las Trece Colonias de Norteamérica abrió las puertas a la producción de Cuba. Durante la guerra se había interrumpido el comercio entre estos y el resto de las colonias de inglesas, de manera que hacia nuestro país se desviaron los cargamentos de negros e implementos de ingenios, con bajos precios y facilidades de crédito y aceptado el pago con azúcares y mieles. Sin dudas, estos fueron dos factores que sirvieron de estímulo y condicionamiento para el incremento de la producción de azúcar.
El vacío provocado por Haití fue un estímulo para que muchos regiones del mundo trataran de llenarlo, pero a pesar del esfuerzo de esas regiones la única que fue capaz de dar, en poco tiempo el enorme salto fue Cuba, eliminándose los factores que frenaban el desarrollo azucarero, la Isla se trasformó en el tercer productor.
La esclavitud que hasta entonces había tenido un carácter patriarcal, fue sustituida por la explotación intensiva del trabajo del negro. El crecimiento azucarero que se experimentó tuvo un carácter cuantitativo y el sometimiento del negro a un sistema de vida cada vez más duro, redujo grandemente el límite de su vida útil. La forma intensiva y extensiva a que fue sometida la esclavitud la hizo muy costosa, pues había que reponerla en breve tiempo, de aquí que la trata negrera constituyera un factor importante en todo este entramado azucarero. Para muchos, la felicidad de la colonia se identificaba con la introducción de negros, aprobándose varias órdenes, decretos, etc., que impulsaron el comercio de esclavos.
Este crecimiento también absorbió la mano de obra dedicada a otras actividades como: las vegas, los frutos menores, el trabajo en los astilleros, en las fundiciones y las artesanías; bien atraídos por los altos jornales o como consecuencia de la expansión de esta industria hacia las tierras dedicadas a otros cultivos. Fueron varios los motivos por lo que se necesitaban más tierras: para el montaje de nuevos ingenios, porque las que tenían estaban cansadas, porque al ampliar su capacidad de molida demandaban mas cañas y porque utilizaban la leña como combustible, esta se agotaba y había que buscarla en nuevos lugares. El veguero fue uno de los más afectados en este proceso.
Desde finales del siglo XVII se había comenzado a introducir algunos cambios en la tecnología como la introducción de grandes pailas llamadas clarificadores, la utilización de la cal en lugar de la lejía para precipitar el coloide, la utilización del areómetro para medir la intensidad de los caldos, las hormas para la purga habían dejado de hacerse de barro para hacerse de hierro u hojalata, y la utilización de la caña de Otahiti que se sumó al cultivo de la caña criolla (la primera era más robusta y alta que la segunda y su jugo era rico en sacarosa). El corte, alza y transporte de las cañas siguió siendo igual. La máquina de vapor comenzaría a ser aplicada a finales de la segunda década del siglo.
Según Manuel Moreno Fraginals en su obra “El Ingenio”, el despegue azucarero de finales del siglo XVIII, de inmediato provocó una serie de conflictos con la Iglesia en cuestiones relacionadas con los cementerios, el trabajo y los impuestos, y la más antigua de ellas fue el cambio del nombre de los ingenios que al fundarse se había hecho bajo la advocación de santos protectores. Hasta la primera mitad del siglo XVIII, el templo había sido una construcción importante dentro del ingenio, muchos de ellos perduraron al paso de los años y sirvieron de capilla a los pueblos que se fundaron después.
Estas capillas se concedían como permisos especiales del obispo e incluían la obligación por parte del hacendado de mantener en el ingenio un capellán que corriese con todos los oficios religiosos. Como este privilegio casi siempre determinaba conflictos con la jurisdicción de las parroquias del distrito, los permisos se otorgaron cuidadosamente. Por su parte la parroquia del distrito corría con los oficios religiosos de todos los ingenios sin capillas. (1)
Sin embargo con el BOOM azucarero se alejaron demasiado los ingenios de la parroquia y esto comenzó a dificultar la labor evangelizadora, llegando a interponerse a ella los hacendados al plantear la imposibilidad de llevar a oír misa los domingos a 200 esclavos caminando a través de cuatro o cinco leguas. Luego protestaron porque debían pagarle 400 pesos a un capellán por decir misa, poco a poco fueron desapareciendo las iglesias de los ingenios, así como los capellanes, recayendo la impartición de la doctrina cristiana en el mayoral.
Dentro de estas contradicciones que afectaron a la Iglesia frente a los azucareros, estuvo el problema de los cementerios, donde salieron victoriosos los hacendados, a los que les permitió construir campos santos en el propio ingenio. Lo mismo sucedió con el trabajo de los esclavos los domingos y días de precepto.
El enfrentamiento más difícil fue el relacionado con el diezmo, los hacendados protestaban pues se decía era el más alto de América, ya que estaban establecidos en un 5% de la producción. La batalla fue larga y el obispo Espada y Landa trató por todos los medios de defender los intereses de la Iglesia, pero finalmente, después de sobornar en Madrid a los productores azucareros “…la real Cédula de 4 de Abril de 1804 que exceptúa del pago del diezmo a los nuevos ingenios y congela el monto de los viejos a una cantidad fija sobre la base de la producción de 1804. (2)
En este contexto fue escrito y aprobado el Catecismo para negros bozales de Duque de Estrada en 1796. El mismo fue aplicado durante estos años de despegue azucarero y considero que su elaboración estuvo directamente relacionada con la promulgación en ese mismo año de un …Bando de don Luis de las Casas en que prohíbe la introducción en la Isla de esclavos ladinos (3) de cualquier nación; los esclavos deben ser bozales (4) procedentes de las costas de África. (5)
EL CATECISMO DE 1796
Características de la publicación.
Este fue escrito por el presbítero Antonio Nicolás Duque de Estrada, de la Congregación del Oratorio de La Habana en 1796, se los dirige a los Padres Capellanes de los ingenios, con el título de “Explicación de la Doctrina Cristiana acomodada a la capacidad de los negros bozales “. Según el historiador Manuel Moreno Fraginals el manuscrito original se conserva en la Sección de Manuscritos de la biblioteca Nacional “José Martí” en La Habana, Cuba, el mismo tuvo una primera edición en 1797, una segunda en 1818, y una reimpresión en 1823 hecha en La Habana, de la que pude consultar una fotocopia en el Obispado de Holguín, Cuba.
El cuaderno, antes de ser publicado, fue revisado por varias personalidades que le dieron su aprobación, el primero de ellos fue el doctor Juan García Barreras, Presbítero, Catedrático de la Real y Pontificia Universidad de La Habana, y Director perpetuo por su majestad del real y Conciliar Colegio Seminario de San Carlos y San Ambrosio, a quien le causa agrado ..ver sensibilizado el dulce, prudente y activo zelo de su autor en beneficio de las almas… (7), además dice que “…su asunto es bueno, santo y aun es necesario; su estilo puro, sencillo y claro y sus doctrinas y advertencias para sacar fruto las más acomodadas…(8). Así fundamentaba su aprobación.
Seis días después el 21 de Enero de 1796 le concedió al autor la licencia para su impresión el Obispo de La Habana Felipe José, atendiendo a …el mérito de la obra en su materia, en su objeto… buen zelo…(9) le impartió su bendición Pastoral.
Luego con fecha de 24 de Febrero del mismo año, se concedió el permiso para imprimirlo por parte de las autoridades civiles, que en la persona de Doctor Rafael González excatedrático de la Universidad de La Habana y abogado de las Reales Audiencia de México y Santo Domingo, consideró que no hallaba “…cosa alguna que se oponga directa ni indirectamente a las regalías de S. M. ni a la tranquilidad pública…”(10). En su aprobación elogió el carácter piadoso de su autor “…y su ardiente caridad por esta clase de nuestros semejantes, cuya barbarie los hace más dignos de nuestra compasión y auxilio…”(11). Además le aprecio que la obra contribuía a cumplir con lo dispuesto por la Corona en el artículo tres del bando de buen Gobierno que hacía “…cargo a los dueños de tales negros sobre que se dediquen a instruirlos en las mismas verdades para que dentro de dos años lo más tarde reciban el Santo Sacramento del Bautismo” (12).
La “Dedicatoria” precede las anteriores aprobaciones, sin embargo, la he dejado para este momento, pues ella aporta importante y abundante información que iré presentando paso a paso.
El autor expresa que el cuaderno ha sido inspirado por Dios, con el fin de regar la semilla de la Divina Palabra, la evangelización, que según él encontrará un terreno bien dispuesto para germinar. En ella les recuerda a los padres el deber y obligación de regar esta semilla.
A continuación expone una idea interesante sobre la tendencia de los sacerdotes de hacerse cargo de las capillas de los ingenios con la intención de encontrar un alivio a sus estrecheces económicas y la instrucción de los negros pasaba a un segundo plano, y les recordaba que cuando se les encargó ese ministerio, era esa la intención de Dios, sino que “…Él os ha llamado sin que lo halláis advertido para hacerlos, como a sus Apóstoles, pescadores de hombres, no para que seáis mercenarios, sino pastores del rebaño que compró con el precio de su sangre…”(13)
Según el autor:
Estas ovejas a quienes, con la particular providencia (señal manifiesta de su predilección) ha sacado de entre millares de otras trayéndolas a vivir entre católicos situándolas, puede decirse , a la boca del canon de la Divina misericordia , la ha puesto a vuestro cuidado: Él quieres salvarlas por vuestro medio, y que vosotros os salvéis con mucho mérito. (14)
La opinión de Antonio de Nicolás Duque de Estrada de que Dios se valiera de la esclavitud para llevar a los negros africanos al catolicismo y salvarlos por esta vía, hoy no resiste la más mínima consideración, pues si Dios está de parte de los oprimidos y esclavizados y los textos bíblicos lo demuestran, solo es comprensible esta visión si nos abstraemos y tratamos de ubicarnos en una sociedad esencialmente esclavista cuyas ideas habían permeado todas las esferas de la vida colonial y donde la defensa del esclavo y el reconocimiento de su dignidad era algo que pertenecía más bien a lo individual de algunas personas que a una mentalidad epocal.
Duque les asegura a los padres que en su labor serían auxiliados por Dios Padre, pero que ellos debían velar más por el interés del negro esclavo que por los de ellos mismos. Les recomendaba que no hicieran uso de discursos elevados, de palabras cultas y rebuscadas, aconsejando que no se dejaran llevar por la ira y los furores y que no aplicaran el axioma “la letra con sangre entra”. Agregaba que no se refería específicamente a la sangre corporal, sino espiritual y que esta, si se derramaba, debía de ser tanto por los discípulos como por los maestros; por parte de los alumnos, por la atención, el deseo de entender, el cuidado, y la meditación en lo que lo que se enseñaba, mientras que por el catequista, la prudencia, el celo, fervor, paciencia, mansedumbre y compasión por los catecúmenos.
El presbítero concluía su dedicatoria rogando por los que se aplicarían a esta obra, para que no les faltara el amor a nuestro Señor y al prójimo.
CONTENIDO DEL CATECISMO
El contenido del folleto se agrupa en 12 capítulos, los cuales iré abordando y haciendo algunas consideraciones hasta donde me permiten mis conocimientos sobre esta materia.
El capítulo II se titula: “Contenido”. Abarca desde la página enumerada con el 1 hasta la 5, y se desarrolla a través de preguntas y respuestas, abordando: La Santísima Trinidad, el Credo, la Iglesia Católica, la Eucaristía, la Confesión, los Mandamientos de Dios, los de la Santa Iglesia, y los Sacramentos.
La explicación de este contenido en este primer momento no difiere mucho de lo que conocemos hoy y se van tratando de exponer de una forma muy escueta y sencilla para una fácil comprensión del esclavo. Lo más significativo de esta parte es que se mencionan los mandamientos de la Santa Iglesia y los Sacramentos, pero ninguno de ellos se reacciona.
A continuación se presenta lo que he llamado capítulo III, titulado: “Este prólogo debe leerse para la inteligencia de la obra”, que se extiende de la página 6 a la 17.
En él se hace una introducción donde se señala cómo se ha enseñado el catecismo hasta ese momento, expone como criterio común, que los negros no pueden comprender la Doctrina Cristiana y que tienen dificultad para la pronunciación del castellano. Todo esto provocó un “cruel descuido” en enseñarlos y que en el mejor de los casos, se contentaran con que pronunciaran algunas palabras, sin que se comprendiese su significado, y esto bastaba para que fueran bautizados.
El autor considera que el esclavo es capaz de pronunciar correctamente si se les hace mirar a la boca del Ministro, y este pronuncia despacio y con distinción de las sílabas. A partir de aquí se incluyen algunas orientaciones de orden metodológico para la explicación del contenido que abordamos en otra parte del trabajo.
Luego se incluyen algunas consideraciones para que el capellán del ingenio las tenga presente en su relación con los esclavos, el mayoral y el amo. Le recomienda que se maneje …con mucha circunspección y prudencia con el mayoral, tratándolo con mucha afabilidad pero sin familiarizarse demasiado…(15) debido a que el mayoral suele ver con desconfianza a las personas que son cercanas al amo y tiende a considerarlas como un espía de su trabajo, además debe mostrar indiferencia en los quehaceres de la hacienda para que sus visitas a los esclavos no sean vistas como sospechosas.
Para la tranquilidad del capellán, le aconsejaba no darse por enterado de los comentarios que corriesen por la hacienda y mucho menos comentarios con alguien pues …las gentes del campo son por lo común inclinadas al chisme… (16)
En cuanto a las relaciones del mayoral con los esclavos recomienda que no deben oponerse al castigo de estos, aunque le pareciesen injustos, a no ser que el castigado se lo rogase, pero no debía intervenir hasta tanto el mayoral no se desahogase algo de su enojo, porque de lo contrario saldría mal parado en el asunto; siempre que fuera a servirle de padrino a algún negro debía pedirle permiso primero al capataz. Todas estas recomendaciones se fundamentaban en el celo de su autoridad por parte del mayoral, el que interviniera de juez, lo que sí podía hacer era aconsejar a este de cómo él lo haría.
Según Duque, el Capellán debía cuidarse de no poseer ni parcelas de labranza, ni crianza de cerdos, ni caballos, porque podía ser motivo de disgusto con el mayoral. Parece ser que esto había sido costumbre, además recordemos que en la dedicatoria se hacía alusión a la tendencia de los padres de aprovechar la labor en el ingenio para paliar sus dificultades económicas.
Cuando el esclavo se quejase del mayoral le sugería al capellán que nunca le diera la razón, aunque su queja fuera justa, debía tratar de disculpar al segundo y hacer recaer la culpabilidad en la mala actitud del negro.
Finalmente le recordaba:
…Mírelos, le vuelvo a decir con mucha caridad, como a personas miserables, dignas de la mayor compasión: intercediendo por ellos (como se ha dicho) disculpándolos, consolándolos, socorriéndolos con lo que se pudiere (ellos se contentan con poco) de suerte que vivan confiados del padre y lo miren como su paño de lágrimas. Es muy fácil abrazar los buenos consejos e instrucciones de una persona a quien se ama y de quien se cree ser amado. (17)
Como hemos visto hasta aquí la labor del capellán era sumamente difícil, no solo en el sentido del adoctrinamiento de las dotaciones, sino en lo relativo a su papel mediador entre el esclavo y las autoridades del ingenio, pues era realmente muy complicado llevar al pie de la letra los últimos consejos y a la par mantener una posición que agradara tanto al amo como al capataz.
El capítulo IV abarca de la página 18 a la 27 y se titula “Instrucción para los que se dedican a enseñar a rezar las oraciones y catecismo”, el cual no está escrito, como habíamos visto en la segunda parte, en forma de preguntas y respuestas, sino que el contenido se explica de modo más amplio.
En él se van tratando las tres personas de la Santísima Trinidad, la Creación, les habla del Cielo, el Infierno, y cómo los buenos van al primero y los malos al segundo, y que en la obediencia a Dios no hay diferencia entre negro y blanco, ni pobres y ricos, todos por igual irían al cielo o al infierno según el cumplimiento de lo que Dios manda. Además se incluían nuevas orientaciones de tipo metodológicas que veremos más adelante.
En el epígrafe V, que se denomina “Explicación” y que se extiende de la página 29 hasta la 98, se concentra la mayor parte del contenido, y está concebido por el método de preguntas y respuestas en casi su totalidad.
Para una mejor compresión de esta parte del catecismo hemos partido del trabajo del autor Víctor Codina en su libro “Ser cristiano en América Latina” de 1987 donde ofrece en su segunda parte llamada “Claves de lectura del cristianismo” una clasificación de tres tipos de catecismo a partir del Catecismo de Pío X, del Nuevo Catecismo para adultos” de Holanda y “Nuestro Catecismo” del Brasil a los que el autor identifica como clave tradicional, clave moderna y clave solidaria, respectivamente. El que nos ocupa puede ser ubicado dentro de la tendencia tradicional, salvando la diferencia en el tiempo, pues según Codina:
Este esquema mental es típico del mundo agrario, feudal y religioso que prevaleció durante la Edad Media y configuro lo que se ha llamado la Cristiandad. Esta cosmovisión se comenzó a resquebrajar de forma clara en el siglo XV, pero a nivel eclesial se prolongo todavía durante siglos. El Catecismo de Pío X refleja esa mentalidad, de la que oficialmente la iglesia católica se distancio recién en el Concilio Vaticano II. (18)
En la mayoría de los aspectos que tiene en cuenta Víctor Codina en la caracterización de la clave tradicional coincide con el Catecismo de Nicolás Antonio, como la utilización del método clásico de preguntas y respuestas; el contenido expresa las primeras nociones de la fe cristiana: Dios, la Creación, las tres personas de la Santísima Trinidad, Jesucristo, los mandamientos, Sacramentos y Oraciones; su estilo es claro, conciso, práctico; coincidiendo también en el enfoque individualista de la fe “… su noción mas filosófica que bíblica de Dios (‘Un ser Perfectísimo, Creador y Señor del Cielo y Tierra’), el poco relieve de Jesucristo en la revelación de Dios y en toda la vida cristiana…” (19), los sacramentos son vistos como meros instrumentos para alcanzar la gracia y así cumplir los mandamientos. Donde sí encontramos diferencias es en la estructura que adopta nuestro catecismo de 1796 que no se aviene totalmente a las tres partes en que se divide la clave tradicional, pues el nuestro es bastante arbitrario estructuralmente.
Este esquema está muy marcado por la sumisión a la naturaleza ante la cual el hombre se siente impotente y mira con respeto sagrado, procurando obedecer en todo el curso de la ley natural. Esta actitud se traduce también en las relaciones sociales: sumisión a la autoridad, a la tradición, a lo establecido, a las reglas de convivencia, a las costumbres. Así como no se cuestiona el orden cósmico, tampoco el orden social: ambos se consideran sagrados y queridos por Dios y vienen a hacer expresiones de su voluntad Divina, sin concebirse una postura crítica frente a la familia, la sociedad o la religión. El mundo divino y sobrenatural es el que da sentido al mundo natural o profano, el cual carece de autonomía y consistencia propia. Todo debe ser sacralizado para que adquiera sentido. (20)
Esta tendencia va a predominar a lo largo de la exposición y explicación del catecismo de los negros bozales, cuando se apoya en los ejemplos de la vida cotidiana y medio en que se desenvuelve el esclavo, va estableciendo un paralelismo entre el orden divino establecido por Dios y el orden humano creado en la vida del ingenio de lo que resultan a veces explicaciones reduccionistas como la que se observa cuando se compara la purificación de las almas en el Purgatorio con el proceso de clarificación del azúcar. O cuando al explicar, la Iglesia va ejemplificando con la estructura administrativa del ingenio, veamos:
P. ¿Quién es la cabeza de la Iglesia?
R. La cabeza de la Iglesia es N. S. J. C.
P. ¿Y quien gobierna la Iglesia en nombre de Jesucristo?
R. Quien gobierna la Iglesia en nombre de N. S. J. C. es el Papa.
Sí señores, el Papa y porque la gobierna se llama y es también cabeza de la Iglesia. Pongan ustedes cuidado, para saber bien esto, que es preciso saberlo. La cabeza de este ingenio es su amo: pero quien gobierna el ingenio (porque su amo lo ha puesto aquí para que gobierne) es el mayoral; y por eso el mayoral es y se llama también cabeza del ingenio. Pues lo mismo: el Papa es cabeza de la Iglesia, porque N. S. J. C. lo ha puesto para que la gobierne. El que gobierna el ingenio se llama también cabeza del ingenio. Pues lo mismo: el Papa es cabeza de la Iglesia, porque N. S. J. C. lo ha puesto para que lo gobierne. El que gobierna el ingenio se llama mayoral, el Papa que gobierna la Iglesia se llama Vicario de Jesucristo. (21)
Si tenemos en cuenta que la explicación de la doctrina cristiana a estos esclavos lleva como fin introducirlo a la vida con Cristo y a la obediencia de su ley para estar en gracia con Él y con los cristianos, al apoyarse la explicación en el amo y en el mayoral, podía contribuir a afianzar la sumisión del esclavo a estas dos figuras dentro del ingenio, bien es cierto que era muy difícil para el Capellán encontrar otras imágenes con qué hacer su explicación más comprensible al esclavo, puesto que este era el único mundo que había conocido el negro al ser traído a Las Indias.
Este paralelismo entre Iglesia e ingenio en esencia, expresa la aceptación de la forma de sometimiento del esclavo al amo y al mayoral, al tomarla como clave de obediencia conocida por el primero, aunque este no fuera el propósito al expresar esta idea, sino el de tratar de inculcar la obediencia al Papa y Jesucristo.
Los Sacramentos se definen como …unos remedios que hizo nuestro Señor Jesucristo de su misma sangre para curar las lamas de sus enfermedades que son los pecados… (22). De los siete sacramentos solo se mencionan cuatro, el bautismo, la confirmación, la penitencia, y la eucaristía, haciendo énfasis en la confesión, a la que se le dedican las páginas desde la 75 hasta la 94. La explicación de este sacramento es la más detallada insistiendo en los pecados, pero sobre todo, en la cantidad, en el número de veces que se cometía el mismo pecado, diferenciando entre pecados mortales y veniales.
Cuando se aborda este tema, prima una tendencia a insistir en el mal, el pecado, el castigo, el diablo, el infierno, imprimiéndole un sentido trágico de temor. Incluso se plantea que cuando pecaban, Dios se ponía bravo y no quería verlos, esto es característico de la predicación de esta etapa y que se mantuvo por largo tiempo hasta que se cambia y se busca que se crea en Dios no por miedo sino por amor.
En ningún momento hasta este punto se explican los mandamientos, se menciona la existencia de ellos, por lo que los pecados no se abordan a partir de los mismos, pues estos son contenido del último capítulo, sin embargo, llama la atención la inclusión de las obligaciones de su condición de esclavos en los preceptos que deben cumplir para salvarse, veamos qué debe responderse a la siguiente pregunta:
P. Para salvarnos, ¿qué debemos hacer?
R. Para salvarnos es menester guardar los mandamientos de la ley de Dios, y los mandamientos de la Santa Iglesia, y las obligaciones de nuestro Estado. (23)
A esto último se refiere en dos momentos e, interpretándolo dentro del contexto de la época, solo cabe aplicar el término Estado, a la condición de dependencia del esclavo, por lo que se infiere que para estar a bien con Dios era preciso estarlo también con su amo.
Casi al final de este capítulo se introduce un elemento que resulta contradictorio con lo planteado hasta este momento, en que indirectamente se ha apreciado una aceptación al régimen de esclavitud imperante en la Isla, y es cuando se le explica al esclavo qué es el Cielo y se le dice todo lo contario de la realidad en que vive el negro: no hay amo, no hay esclavos, no hay castigo, no hay trabajo, todo es de todos y a nadie le falta nada.
El contenido general de este capítulo es el mismo de los capítulos 2 y 4. La diferencia fundamental radica en las respuestas que se dan a las preguntas son más explícitas e ilustradas a partir del medio en que se mueve el esclavo, predominando siempre que se quiere inculcar respeto, autoridad y obediencia a Dios, la similitud con el amo o mayoral, lo que considero que contribuyó en gran parte a desvirtuar la imagen de Dios y a reforzar la autoridad y sumisión al dueño del ingenio.
El Capítulo VI se titula: “Para que sepa qué deben saber y entender de la Doctrina Cristiana”, abarcando desde la página 98 hasta la 115 y la exposición del contenido ya no se hace por preguntas y respuestas, sino a través de una explicación.
Aquí se le dice que la Doctrina Cristiana la enseñó Jesucristo, que sirve para el alma, que es buena para ellos (el esclavo), que el amo tiene la obligación de enseñársela al igual que está obligado a alimentarlo (comida bastante, carne, harina, vianda), que es preciso que la conserven en su corazón. Nuevamente se refiere al diablo, al infierno, se le explica la importancia de asistir a misa, cómo deben agradecer a Dios todo lo que les ha dado, la importancia de fortalecerse para evitar el pecado, también se repiten algunas cosas ya tratadas, como la confesión.
La parte número VII se denomina: “Para que hagan sus obras con provecho”. Va de la página 115 hasta la 119. Esta se desarrolla también a través de una exposición. Lo más significativo en el contenido de ella es la idea que expresa que sirviendo al amo se sirve a Dios, cuando dice: “Si trabaja sin pensar que eso es bueno para servir a Dios, trabaja como mula, pero si el piensa Dios me jizo esclavo, el quiere que yo sirva a mi amo, pues yo voy a trabajar por que Dios quiere…”(24). Nuevamente estamos ante una imagen distorsionada de Dios, primeramente al poner al amo al mismo nivel en jerarquía que a nuestro Padre, pero además encontramos que nuevamente se compromete a El Señor con la esclavitud, no diferenciando que El los hizo libres y fueron los hombres los que los esclavizaron.
Aquí también se le explica lo que deben hacer para comenzar el día, cómo hacer la señal de la Cruz, rezar el Padrenuestro, el Ave María y después dedicarle a Dios todo lo que harían.
También se incluye una parte que es más bien una reflexión del autor cuando dice que el esclavo está obligado a trabajar en cualquier circunstancia y que por ello más vale con buena gana y pensando que con ellos sirve a Dios, pues así no se perderán.
El Capítulo VIII: “Sobre el Padrenuestro”, ocupa solamente una página, y después de explicar la mejor forma de enseñarlo, aclara que nunca se deben pedir cosas malas.
El numero IX se titula: “Ave María y Salve Regina” y se dedican dos páginas a decir que la Virgen María fue la madre de Jesucristo y la define como “Nuestra Señora” y “Nuestra Ama”. Se enseña cómo rezar el Ave María y cómo se le debe pedir a la Virgen.
La parte X se denomina: “Sobre el bautismo”; se extiende desde la 123 a la 127, continuando el método expositivo, se define este como …un remedio que jizo nuestro Señor Jesucristo con su misma sangre para curar el alma del que bautiza del pecado original y de todos los demás pecados que el hubiere jecho…(25).
Al abordar los pecados nuevamente se refiere al diablo, al castigo que merecen los pecadores y la necesidad de tener el alma limpia para ir al cielo.
“Sobre la Eucaristía” se titula el capitulo XI que abarca tres páginas. Aquí otra vez de refiere a la existencia de siete sacramentos, pero se limita a los cuatro que ya señalamos sin hacer mención en ningún momento a los sacramentos del matrimonio, la extrema unción y el orden sacerdotal.
La eucaristía se define como …el que se llama sacramento del altar, es un remedio que jizo nuestro Señor Jesucristo de su cuerpo y de su sangre para mantener el alma y darle fuerza para que sirva a Dios sin jacer pecado…(26), para demostrar la importancia de Él para fortalecer el alma. Después del sacramento de la penitencia se les dice, que es tan necesario como es para el cuerpo, después de una enfermedad, “…comer bien, beber caldo de gallina, huevos, sopa, pan, panetela para que se ponga gordo y tenga fuerzas…(27) y así estarán en condiciones de enfrentar las tentaciones y no pecar.
Para el capítulo XII y final se han dejado los mandamientos, titulado: “Sobre los Mandamientos”, que ocupa las páginas de la 130 a la 143. Estos se explican clasificándolos en dos grupos, el primero los agrupa como …la parte que le toca a Dios… y los siete restantes los denomina como …la parte que le toca al prógimo…
A continuación se define lo que debe entenderse por prójimo:
…toca la gente hombre, muger, muchacho, viejo, mulato, indio,, blanco, amo, esclavo, libre, negro, criollo, bozal, de cualquier casta, carabalí, congo, mina, mandinga, lucumí, gangá, chambá, malagás, grande, chico, rico, pobre, que tiene enfermo, que no tiene enfermo, que son buenos, que son malos, que tengan buen corazón: todos, todos sin que falte ninguno, todos son prógimo (28).
Los diez mandamientos se resumen luego en el nuevo mandamiento de Jesús (Mc 12, 29-31) y se les dice que amar a Dios sobre todas las cosas significa …querer a Dios muchísimo más que a todas las cosas, que quiere decir que por ninguna cosa se ha de hacer pecado… pues cuando se cometía el pecado se demostraba más amor por el objeto de pecado que por Dios.
El amor al prójimo quedaba sintetizado de una forma clara y a la vez expresaba un enorme valor moral “…cosa que tú no quieras para ti, tú tampoco quieras para ninguno: toda cosa tú quieras, eso mismo, mismo es preciso quererlo para los demás…”(29).
Además se aprovechaba la explicación de los siete últimos mandamientos, la influencia de estos sobre la relaciones para introducir elementos de orden y justicia, cuando se les explica que si alguien les hace mal no debían responder ellos con el mal sino recurrir al mayoral, amo, alcalde, o gobernador si la acción merecía de la intervención de una autoridad. En cuanto a Dios, se les explicaba que estos habían pecado contra Él y que ya recibirían su castigo y en vez de ponerse bravos debían sentir lástima por su enemigo y dejarlo en manos de Dios. Esta es también una importante lección de tipo moral.
En este capítulo se incluye un fragmento que tiene las características de una reflexión que se supone que está dirigida al capellán para que este las tenga en cuenta, o tal vez las exprese textualmente. En ellas se dice que ellos son los padres de los esclavos porque Dios se los entregó como sus hijos, que los quiere y que solo desean su bien y les aconseja que aprendan lo que se les enseña, que tengan buen corazón, porque ya forman parte de otro mundo, viven entre cristianos y su país de origen quedó atrás, al que no volverán, sin duda se busca adaptarlos al nuevo medio evitando complicaciones tanto para los negros esclavos como para los amos blancos, y este es un consejo muy práctico, sobre todo para el esclavo ante su inevitable destino.
Sin embargo, se les quiere hacer ver que esta nueva vida es superior a la que ellos dejaron en África porque está organizada a su medida (la de los blancos), porque apartándolos del sentido cristiano y la doctrina que se les impartía, podía esta nueva vida ser mejor a la anterior en África donde eran libres, pues en América eran considerados bárbaros, y animales de trabajo. Por supuesto que no se le preguntaba su opinión al esclavo. En esta reflexión predomina una visión negativa sobre la cultura de origen del esclavo, se considera imposible su salvación dentro de su propio medio, además tiene el criterio de que son inferiores en cultura e inteligencia. Hoy en día se ha cuestionado mucho si fue bueno y justo haberlos sacado de su continente para traerlos a la barbarie que significó el régimen esclavista practicado por la civilización blanca en el nuevo mundo.
Finalmente el autor hace una exhortación al Sacerdote del ingenio para que ponga constancia en su labor de modo que obtenga buenos frutos, pero que además debe ser ejemplo, o sea, ofrecer testimonio de vivir según nuestro Señor.
Hasta aquí ha quedado expuesto el contenido general del catecismo de Duque de Estrada, y ahora, antes de referirme a las orientaciones metodológicas que se ofrecen para desarrollar esta catequesis, quisiera exponer algunas consideraciones, en torno al enfoque, que se aprecian en el mismo.
Creo haber demostrado la sincronía que existe entre este y la clave tradicional definida por Víctor Codina en su libro, y si hoy pudiéramos diferir en algunas cuestiones, es importante no perder de vista en qué momento concreto se escribió el mismo y cuál era la visión teológica en ese momento, así como los enfoques predominantes en la Iglesia de la época.
Por otra parte, si en el fondo se percibe cierto compromiso con el régimen imperante en Cuba entonces (esclavista) o por lo menos aceptación del mismo, también el algo propio de la clave tradicional. Además dentro de una sociedad donde todas las relaciones y la vida misma se basan en el trabajo esclavo, este llega a verse como cosa normal, llegando a ser aceptado por la mentalidad colectiva, lo contrario, o sea, la defensa del negro en su condición humana, quedaba más bien en el plano individual para personas de corazones altruistas.
Dentro de este marco, difícilmente, la Iglesia, como institución y los clérigos en particular, podían sustraerse del pensamiento de la época, o tratemos de imaginarnos qué hubiera pasado con el sacerdote de un ingenio que inculcara al esclavo el derecho de ser respetado como un ser humano, esto resulta impensable en la Cuba del boom azucarero.
Por lo que dentro del marco colonial esclavista en que se escribió, este catecismo, llenó el lugar que le correspondía, sobre todo si tenemos en cuenta que esta era la única forma de instrucción que recibía el esclavo y que a través de ella no solo aprendió la doctrina cristiana, sino también el idioma, las costumbres, la moral de la nueva sociedad a la que se habían traído a estos hombres de modo involuntario para injertarlos a una nueva cultura, que aunque no considero superior, por menos bárbara, sí claramente diferente. Sin dudas este catecismo constituyó un vehículo por el que se fueron vinculando, eliminando diferencias y facilitó la inserción del negro africano a esta cultura, deviniendo en un nuevo factor, importante en la composición de nuestra nacionalidad.
ORIENTACIONES METODOLOGICAS PARA SU APLICACIÓN.
Las indicaciones metodológicas para la impartición de este catecismo se recogen en el capítulo tercero fundamentalmente, aunque en otras partes también se ofrecen orientaciones de este tipo.
En esta primera parte se enumeran los aspectos que se consideran necesarios para la comprensión de la enseñanza. La primera va dirigida al capellán en especial, pues lo primero que considera esencial es que quien lo impartirá comprenda lo que dice y lo sepa decir perfectamente …para que lo diga con sentido no lo enseñe a decir disparates. (30). Lo segundo es que hable despacio y distinguiendo las sílabas. Tercero que haga repetir cada día que tenga clases, individualmente las distintas oraciones para que al corregir al que lo dice, también se aclaren los demás, aquí se le aconseja utilizar los domingos y días festivos para enseñar el catecismo y que nunca se utilice ni a un negro ni a un blanco en la impartición de ellas, porque ambos dicen disparates, esta era tarea personal del capellán. Cuarto, las preguntas y respuestas que se recogen en el capítulo dos se repartirán en la misa, haciendo brevemente las explicaciones necesarias, cuidando de no cansarlos si no, le perderían el interés. Y quinto, para que entendieran debían valerse en la explicación, de símiles tomados de la vida diaria.
En dos apartes se incluían dos nuevas precisiones metodológicas, la primera era para aclarar en el caso que se requiriera una explicación larga, por ejemplo para hacer una buena confesión, era conveniente que esta se fuera impartiendo por puntos en cada clase para evitar “…que no les cause fastidio”(31) y lograr que lo grabaran más fácilmente.
La segunda está encaminada a aclarar que, aunque la necesidad de saber y entender la doctrina cristiana se ubica en la sexta parte del folleto, esto debe ser lo primero que se explique para que se ponga mayor interés en lo que se les va a enseñar, además dejaba a la consideración del capellán la utilización de cualquier recurso que facilitara el aprendizaje.
Ya en el desarrollo del contenido como tal, se introducen nuevas orientaciones, como valerse de los objetos cuando se les enseña a nombrarlos. También se reitera que se debe enseñar poco a poco considerando …que la capacidad de los negros es muy corta…(32) Para el aprendizaje era fundamental, sobre todo para lograr una correcta pronunciación, que se articularan bien los sonidos y se les hiciera mirar a la boca , así como utilizar el día porque de noche no verían bien los movimientos, además que ya a esa hora estaban …rendidos del trabajo de todo el día, están en mejor disposición para dormir y descansar que para aprender…(33). Mostrando en esta recomendación cierta consideración hacia los esclavos.
Las oraciones, se orienta que se les enseñen por frases y se les hiciera repetir, así como también estimular con el reconocimiento a aquellos que fueron capaces de memorizarlas, luego que dominaban las frases era importante que lograran una unión correcta entre ellas, pero además no solo debían aspirar a que las repitieran de memoria, sino que comprendieran lo que el esclavo bozal comenzaba a conocer: el castellano tendía a eliminar sonidos, se hacía énfasis en que se corrigiera lo más posible esta tendencia.
En estas instrucciones está presente el interés no solo de que se domine la doctrina cristiana, sino también que se utilice el idioma lo mejor posible. Se hacía la aclaración de que esto se lograría con mucha paciencia y dulzura, no con enojos y golpes, por lo que parece que algunos lo hacían de esta última forma.
También recomendaba que siempre que el contenido lo requiriera, las palabras fueran acompañadas con gestos, como cuando se les enseñaba la Eucaristía.
Como vemos, son bastante sencillas las orientaciones para impartir el catecismo, lo que hacía más difícil esta labor era el hecho de que a la par que se impartía la doctrina cristiana, se enseñaba el idioma y se les iba mostrando de manera general un mundo que le era ajeno al esclavo, si tenemos en cuenta que no era solo enseñar el idioma a personas procedentes de culturas similares o al menos en sus niveles de desarrollo, pero en este caso no era así, pues ambos mundos eran totalmente diferentes en desarrollo y cultura.
CARACTERÍSTICAS DEL LENGUAJE
A lo largo del folleto se pueden apreciar dos formas diferentes de utilización del lenguaje, una cuando se dirige al capellán y otra cuando lo hace al negro bozal.
En la primera de estas formas se puede apreciar un uso correcto del castellano, claro, aunque en la escritura encontramos algunos usos ya fuera de norma, como por ejemplo la acentuación de la a, la utilización de la g por j, ejemplo: “muger, prógimo, dixeron,” que ya han sido variados.
La segunda forma se caracteriza por la utilización del castellano distorsionado que hablaba el negro bozal o de nación. Esteban Pichardo define este modo de hablar del siguiente modo:
Otro lenguaje relajado y confuso se oye diariamente en toda la Isla, por dondequiera, entre los Negros Bozales, o naturales de África, … este lenguaje es común e idéntico a los negros, sean de la Nación que fuesen y que se conservan eternamente, a menos que hayan venido muy niños, es un Castellano desfigurado, chapurreado, sin concordancia, numero, declinación ni conjugación, sin R fuerte, S ni D final, frecuentemente trocadas LI por Ñ, la E por la I, la G por la V; en fin una juerga más confusa mientras más reciente la inmigración; pero que se deja entender de cualquier Español…(34)
La anterior cita nos calara mucho sobre la forma de hablar del negro bozal y que está muy utilizado en el catecismo, ejemplo:
“Bujío”, por bohío
“Malo corazón”, por malo el corazón
“Esos son”, por eso es
“El alma cuando tiene enfermo de pecado”, por cuando el alma está enferma de pecado.
También es frecuente encontrar vocablos a los que le han dado un nuevo significado como carabela o calavera que, según el diccionario de Esteban Pichardo, servía para denominar al negro que había hecho el viaje en barco desde África junto a otro, además, por la utilización que se le da en el catecismo, parece que entre ellos se establecía un fuerte lazo afectivo.
La utilización de esta lenguaje en el folleto ayudaba a la comunicación entre el esclavo y el sacerdote, sin embargo considero hubiera sido muy valioso que el catequista insistiera en lograr una mejor pronunciación por parte del negro, esto pienso que quedaría al esmero que se pusiera al enseñar, para que el resultado fuera más completo.
A MODO DE CONCLUSIÓN
La visión deshumanizada del negro esclavo predominó en la sociedad colonial durante los años del Boom azucarero y donde los mismos constituyeron una pieza esencial para el enriquecimiento de los hacendados azucareros y cafetaleros, básicamente, contribuyó a que no se le prestara la más mínima atención por parte de las autoridades coloniales a la inculturación del africano en la isla de Cuba en particular.
Si tenemos en cuenta que este hombre procedía de regiones con diferente nivel de desarrollo cultural, comparada con la española traída al Nuevo Mundo y que había ido paulatinamente cambiando su esencia y modo de expresión, comenzando a manifestar elementos propios de la colonia, es importante entonces reconocer cómo la impartición de la doctrina cristiana única instrucción que recibía el esclavo, constituyó una vía por la que él fue integrándose a esa cultura y al proceso de formación de la nacionalidad cubana.
A la par que se le convertía a la religión católica, también componente de la cultura, el negro bozal fue apropiándose del castellano, idioma predominante en la Isla que le permitió relacionarse con el resto de la sociedad. Igualmente iban recibiendo determinadas normas morales y costumbres, predominantes en su nuevo modo de vida que le facilitarían, la adaptación a la misma. Poco a poco las diferencias fueron desapareciendo a medida que se producía el mestizaje.
Teniendo en cuenta estas cuestiones, es importante reconocer la importancia de este folleto de instrucción cristiana de Nicolás Duque de Estrada de 1796, pues aunque se le puedan señalar algunas limitaciones propias de su época, el solo hecho de haber llevado un poco de luz al oscuro mundo al que eran sometidos los esclavos es suficiente para darle un gran valor.
Beatriz Ruth Suárez Font.
Nace en Puerto Padre, Oriente, Cuba en 1958.
Se graduó de la Carrera de Historia en la Universidad de Oriente en Santiago de Cuba, en 1982. Luego realizó estudios de postgrado sobre temas de Arte, Historia General y de Cuba, Antropología, entre otros, en distintos centros y Universidades en Cuba. Impartió clases en el Instituto Superior Pedagógico y en el Centro de Formación para Laicos Beato “Arnoldo Janssen” en Holguín. Ha realizado estudios de investigación histórica, presentando los resultados en distintos eventos de Historia en Museos y otras instituciones así como en los Eventos Nacionales de Historia de la Iglesia Católica en Cuba. Ha publicado artículos históricos y sociales en revistas en la Isla y en la revista “Ideal” en Miami. También publico en junio del 2009 su libro “Holguín durante la Guerra Grande. Cuba 1868 – 1878, en esta misma ciudad. Además de trabajar en la dirección metodológica de la enseñanza de la Historia en los niveles de Enseñanza Media y Media Superior. Trabajó como Coordinadora del Proyecto de Capacitación y Formación del Voluntariado de la Caritas Diocesana en Holguín. Actualmente reside en el área de Miami y trabaja para las Farmacias Navarro. Desde sus comienzos, ha estado asociada y colaborando con el Proyecto Educativo de la Escuela de Hoy.