Religión y Sociedad – Ecos de la 1ra Semana Social Católica de la Arquidiócesis de Miami

Por Helio J. González
Foto de Archivo.

Mons. Agustín Román, obispo auxiliar emérito y Dagoberto.
Del 10 al 16 de octubre se celebró, en nuestra Arquidiócesis de Miami, la 1ra Semana Social Católica. Fue realmente modesta, pero al mismo tiempo, llena de un gran espíritu de compromiso y servicio con la Iglesia y con la Sociedad que nos ha tocado vivir. Inspirada en la Doctrina Social de la Iglesia, se propuso establecer un puente de acción laical entre todos los factores que forman la pastoral hispana de la Arquidiócesis de Miami, en plena conjunción con el Episcopado, acentuando la responsabilidad del laico en su proyección evangelizadora de la sociedad, creando también un estado de inquietud cultural sobre la complejidad de la sociedad actual, en función de la formación de nuestro laicado.
Siguiendo la tradición de Valentín Arenas, los Caballeros Católicos enfrentaron el importante desafío de organizar esta Semana Social. Fruto directo de la encíclica social Rerum Novarum del Papa León XIII, la primera semana social católica se celebró en Lyon, Francia, en 1904, con el fin de difundir la Doctrina Social de la Iglesia. En Cuba se celebró la primera en 1938 Sagua la Grande, organizada por Valentín Arenas, fundador de los Caballeros Católicos, y desde 1991 se han convertido de nuevo en una tradición que ha dado frutos abundantísimos no sólo en la formación del laicado cubano, sino como fuente de inspiración de la sociedad civil, que ha ido poco a poco fortaleciéndose, después de su destrucción por el régimen totalitario.
Nuestra Semana Social contó con la participación de Mons. Estévez, de Mons. Román, del nuevo rector de la Ermita de la Caridad, del diácono José Raúl García de Santa Clara, y al finalizar el último día, con una fraternal despedida por parte del obispo de Santa Clara, Mons. Arturo González, de visita pastoral en nuestra ciudad. También con destacados laicos, periodistas y personalidades de nuestra vida pública, como el Pastor Dr. Marcos Antonio Ramos, Carlos Saladrigas, Juana Isa, Alberto Muller, Eduardo Mesa y muchos más.
Dagoberto Valdés fue desde 1991 el principal inspirador de las Semanas Sociales Católicas que han revitalizado el papel de la Doctrina Social de la Iglesia, como compromiso del laicado cubano y a la vez como elemento vital del tejido que está haciendo renacer la sociedad civil de Cuba. Ingeniero Agrónomo, director de la revista Vitral y del Centro de Formación Cívico Religioso de la Diócesis de Pinar del Río por muchos años y actualmente director de la revista digital Convivencia, nos ofreció desde Cuba, una conferencia magistral sobre El Compromiso de los Laicos en la Sociedad, en la que nos decía: Creo que el futuro de Cuba y de su Iglesia debemos preverlo, soñarlo y construirlo juntos: Isla y Diáspora – Única Nación desperdigada, reunida y reconciliada en sus raíces y frutos. Y nos recordaba las palabras de Pío XII: “Los fieles, y más precisamente los laicos, se encuentran en la línea más avanzada de la vida de la Iglesia; por ellos la Iglesia es el principio vital de la sociedad humana. Por tanto ellos, especialmente, deben tener conciencia, cada vez más clara, no sólo de pertenecer a la Iglesia, sino de ser la Iglesia; “ (C.L. 9)
Imposible resumir la conferencia de Dagoberto en unas pocas líneas, pero sí quiero destacar el énfasis que desde el principio hasta el fin realizó, respecto al desarrollo de la sociedad civil como camino para el desarrollo de la democracia en el futuro de Cuba. Resumiendo este concepto al que dedicó buena parte de su conferencia, nos planteó: ¨Cuba ha experimentado en el último siglo 3 modelos de relaciones sociales:
· El colonialismo: primacía de otra nación.
· El capitalismo: primacía del Mercado.
· El socialismo real: primacía del Estado.
· Lo novedoso para el futuro de Cuba sería: el protagonismo y la primacía de una sociedad civil independiente de la hegemonía del Estado y del Mercado y reguladora de ambos.
La Semana Social comenzó con un panel moderado por el Dr. Santiago Cárdenas, y en el que Efraín Infante, Roberto Cortés y Juan Torres, desarrollaron tres importantísimas conferencias sobre las encíclicas Rerum Novarum, del papa León XIII, Quadragesimo Anno, de Pio XI, y Centesimus Annus de Juan Pablo II.
En un segundo encuentro, Helio J. González desarrolló el tema, ¨Principios de la Doctrina Social de la Iglesia¨, y Siro del Castillo, ¨La DSI y los Derechos Humanos¨. Siro, en su magnífica conferencia, hizo un recuento histórico sobre los derechos humanos, y un paralelo, con la posición de la Iglesia, en las distintas etapas de la historia. La dignidad de la persona humana, expresión evangélica del Amor que Cristo vino a darnos como mandamiento primero, es el eje principal sobre el que se sustenta la Doctrina Social de la Iglesia y Siro enfatizaba: ¨Con la encíclica “Pacem in terris”, el Papa Juan XXIII pone de relieve el tema de la paz, en una época marcada por la proliferación nuclear. Esta Encíclica contiene, además, una reflexión a fondo de la Iglesia sobre los derechos humanos. Se afirma que es la encíclica de la paz y de la dignidad de las personas. “Pacem in Terris”, constituye la primera vez en la historia de la Iglesia, en que los derechos humanos son tratados formalmente en una encíclica, que consiste en una síntesis de la doctrina política de la Iglesia, donde el Papa recogió los aportes diseminados en los documentos de los Pontífices anteriores, sistematizándolos y enriqueciéndolos con el suyo propio¨. Un interesantísimo foro de participación entre el público asistente, Siro y Helio, hizo concluir la jornada con broche de oro.
El tercer y último encuentro, que se celebró en la Ermita de la Caridad el sábado 16 de octubre, había comenzado con la conferencia de Dagoberto, pero las restantes tres conferencias, magistrales en su contenido y exposición también, nos dejaron, con la certeza de que habíamos plantado la semilla en tierra buena, por lo que como laicos católicos, terminamos con el compromiso de proyectar la DSI en nuestros ambientes. Gerardo Martínez-Solana, desarrolló de manera muy especial el tema de ¨La Democracia como estilo de vida Cristiano¨. Enfatizaba Gerardo: ¨… asumir un estilo de vida cristiano no proscribe la práctica de otras religiones o creencias sino que implica que se respetan los fundamentos de ese derecho natural que forma parte de la ética y la estructura jurídica de la denominada “Civilización Occidental”. Los fundamentos de este estilo de vida son la comprensión y el amor al prójimo, que unifica esa iglesia universal que nos plantea Pablo en su Epístola a los Efesios, que no hace distinciones entre judíos y gentiles y que abarca a todas las culturas¨.
Y en otra parte de su conferencia, haciéndose eco del gran filósofo católico Jacques Maritain, en ¨El Hombre y el Estado¨ nos afirmaba, “en una democracia la vocación de liderazgo –al contrario de la siniestra imagen que nos ofrece el partido único de los Estados totalitarios– debería normalmente ser ejercida por pequeños grupos dinámicos libremente organizados y múltiples por naturaleza, que no estuvieran interesados por los éxitos electorales, sino que se entregaran por entero a una gran idea social y política, y que actuasen como un fermento en el interior o al exterior de los partidos políticos”.1 Nos plantea aquí, ni más ni menos, un estilo de vida tanto cristiano como democrático en perfecta simbiosis. En otras palabras, el desarrollo de una verdadera vocación política guiada por la ética cristiana, porque, según sus propias palabras, “el derecho del pueblo a gobernarse a sí mismo procede de la ley natural”. Y la ley natural es un concepto cristiano en cuya formulación la Iglesia (como cuerpo compuesto por todos los seguidores de Cristo) reclama primacía de lo espiritual. Nos dice Maritain: “la dignidad y la autoridad superior de la Iglesia se afirman, no en virtud de una coacción ejercida sobre el poder civil, sino de las luces espirituales que aporta a las almas de los ciudadanos, que han de juzgar en conciencia sobre todo asunto referente al bien común político”.
Más tarde el Dr. Salvador Armengol nos deleitaba con su conferencia ¨El cristiano ante los desafíos del siglo XXI¨ nos daba una clase de sicología social: ¨…se espera de nosotros que no veamos solo lo malo o negativo del mundo, sino, más bien, que calibremos nuestra visión o enfoque y percibamos primero lo atractivo y potencialmente positivo que hay en él. Es cuestión de concentrar nuestra atención en la bondad y el amor innato en los corazones humanos. Pues, en el fondo, la bondad y el amor son un don inherente en el ser humano¨.
Para terminar la jornada, el Dr. Antonio Jorge nos hizo reflexionar profundamente con su conferencia ¨La DSI y la Economía¨. Demostrando un dominio increíble sobre el tema, el Dr. Jorge nos fue entregando paso a paso una visión histórica de la economía hasta llegar a su relación con la visión cristiana emanada de la DSI, y al mismo tiempo, nos la relacionó con la situación cubana de ayer, de hoy y del futuro de una Cuba democrática. Algo que me impresionó sobremanera fue su categórica definición de que ¨no es la economía la que va a definir el futuro de Cuba, sino la determinación de qué tipo de sociedad queremos construir en Cuba, la que definirá su economía¨.
La lección recibida fue muy importante para todos los laicos católicos y muy especialmente para los cubanos, la sociedad civil como centro de la construcción democrática, la dignidad y los derechos humanos como fundamento de un estilo cristiano de vida, y los valores cristianos como columna vertebral de la construcción económica de la sociedad democrática que queremos para la Cuba que anhelamos todos. ¿Seremos capaces de aprender esta lección?
De todos los sectores eclesiales, se nos ha pedido que continuemos con este esfuerzo. Este ha sido el eco más importante de nuestra Semana Social. La DSI, es el motor que debe movernos como laicos a establecer un compromiso mucho más enérgico con la sociedad en que vivimos, para poner amor, tolerancia, respeto y valores humanos y cristianos en la evangelización de nuestro medio.
Seguiremos adelante.
Helio J. González
Miembro de los Caballeros Católicos Arquidiócesis de Miami.
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