Religión y sociedad – Celebra Mons. Siro sus 55 años de sacerdocio

Mons. José Siro, Obispo Emérito de P. del Río.

Mons. José Siro, Obispo Emérito de P. del Río.

El pasado 28 de febrero, en un ambiente festivo y con una Catedral repleta de fieles, celebró Mons. José Siro González Bacallao, obispo emérito de Pinar del Río, sus 55 años de sacerdocio.

Al filo de las 4 de la tarde, comenzó la Eucaristía concelebrada con el P. Juan Carlos Carballo, cura encargado de la Catedral y el P. Saúl, párroco de La Caridad. Ese día concluía el novenario en honor del Santo Patrono de la Ciudad y de la Diócesis, el obispo gallego del siglo X, San Rosendo, quien fuera además gobernador, guerrero y monje de clausura. Como en su tiempo entendían los pastores su compromiso de defender, pastorear, promover la vida y la salud espiritual y corporal de su pueblo.
Para quienes participábamos en esta emotiva y festiva ceremonia no podía pasar inadvertida la imagen significativa y elocuente de estos dos obispos, uno debajo del otro, en el mismo retablo del presbiterio: el de arriba, una bellísima imagen que representaba a un pastor comprometido hasta el tuétano de los huesos con la suerte de su pueblo en la Galicia del siglo décimo. El de abajo, sereno y firme, todavía peregrino en esta tierra, es el signo viviente de otro pastor que siguiendo las huellas de aquel, ha querido gastar su vida al servicio de la libertad, la justicia, la paz y el amor para todos los cubanos y cubanas de la Cuba que transita entre el siglo XX y el siglo XXI. La continuidad del carácter encarnado y profético del Evangelio de Jesucristo es evidente, coherente y convincente. Son las vidas y los hechos de los apóstoles de dos épocas lo que habla, lo que anuncia, lo que denuncia, lo que redime al pueblo sufriente y necesitado de esperanza. Esa es la predicación del obispo retirado, pletórico de salud y entusiasmo, dos años después de su jubilación.
Un cerrado aplauso interminable, de esos que se distinguen por su calor y pasión, selló la identificación total entre el pastor y su pueblo que 55 años después de su primera misa acudió en la más cariñosa fidelidad a decirle: Gracias, el buen pastor da la vida por sus ovejas y sus ovejas reconocen su voz y le siguen.

Ad multos annos, Mons. Siro, Cuba y su Iglesia te necesitan, no importa, ahí donde estás, como estás, fuerte y animoso, sereno y reconciliador. Pero lo más importante es que estás aquí, en Cuba, en Pinar, en Mantua, con tu pueblo, fiel hasta el final. Así, callando, sufriendo, sirviendo, predicando, con tu vida de tantos años, 25 de obispo y 55 de sacerdote, Cuba un día te lo reconocerá, porque nosotros, tus hijos, ya lo hacemos todos los días en la acción de Gracias y en la plegaria y el servicio a nuestro pueblo según el espíritu de tu herencia y patrimonio pastoral que ha marcado para siempre a esta Iglesia y este pueblo.

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