Uno de los aspectos por los que se puede evaluar una sociedad es por los criterios populares. Porque estos, equivocados o no, expresan de alguna manera, las experiencias vividas y la educación recibida.
Escuchando algunas opiniones podemos ver 4 grupos fundamentales que la opinión popular considera favorecidos: los que tienen acceso a la corrupción, los que reciben remesas, los que viajan al extranjero, y los que han logrado mantener y ampliar un negocio por cuenta propia.
Los que tienen la posibilidad de tener bajo su control recursos estatales, son considerados favorecidos por la mayoría porque pueden, no solo usarlos directamente para su beneficio personal, sino también como moneda de cambio para traficar influencias. Eso da un poder incalculable. Pero esto es corrupción, a pesar de que, inexplicablemente, la mayoría lo justifique y lo comprenda. Este privilegio no depende del trabajo de la persona, sino de su falta de escrúpulos y de ética.
Los que reciben remesas están ejerciendo un derecho indiscutible y, por suerte, también un derecho reconocido por la ley en Cuba. Se consideran favorecidos porque los precios de los productos y servicios, están más acordes con los salarios de Miami, España o cualquier lugar del mundo, que con los salarios en empresas estatales. Las remesas han sido para algunos, desde un socorro que les ha impedido caer en la indigencia, hasta una entrada de ingresos que les permite vivir con un nivel que hace una gran diferencia.
Los que han tenido la posibilidad de viajar al extranjero, ya sea en misiones de colaboración o por gestiones particulares, también pueden lograr diferenciarse económicamente. Son personas que tienen la oportunidad de trabajar y devengar un salario en otro país, que, a pesar de que, en el caso de las misiones o colaboraciones, solo reciben alrededor de un 25% de lo devengado, la cantidad es significativamente superior (entre 5 y 10 veces) a lo que se gana en Cuba.
Por último, entre los más favorecidos, los trabajadores por cuenta propia que han logrado estabilizar un negocio cuyas ganancias le permiten diferenciarse económicamente de los demás. Por lo general se trata de negocios en lugares turísticos o de personas con posibilidades de inversión que no tiene la mayoría de los cuentapropistas. De cualquier manera, siempre en estos casos juega un importante papel el esfuerzo y la osadía del dueño del negocio, así como su capacidad para negociar.
Claro que aparte de estos 4 grupos, hay todo un abanico diverso de personas que logran superar el status de supervivencia y tener recursos, a través de métodos inimaginables.
El principal problema es que son mínimas las cuotas de trabajo productivo que te llevan a convertirte en favorecido.
Los más favorecidos guían las aspiraciones de la sociedad. Se empobrece una sociedad cuyas aspiraciones sean, sobre todo, tener la suerte de corromperte sin que te atrapen; tener familia en el extranjero; te seleccionen para una misión rentable; o tener un oficio incluido en la lista de trabajos permitidos por cuenta propia.
Esperemos que, “actualizando el modelo”, sin frenar a los legítimamente más favorecidos ahora, puedan cambiar o ampliarse las aspiraciones sociales.
Karina Gálvez Chiú (Pinar del Río, 1968).
Licenciada en Economía.
Fue responsable del Grupo de Economistas del Centro Cívico.
Es miembro fundador del Consejo de Redacción de Convivencia.
Reside en Pinar del Río.