¿QUIÉN SE QUEDA AQUÍ?

“El gran viaje”. Escultura en bronce policromado. Obra de Pedro Pablo Oliva.

Según Fernando Ortiz somos en cierto sentido resultado de la emigración con su fuerza o a la fuerza. Soy parte de una generación que ha crecido viendo la salida fuera del país como su primera y mejor opción. El cambio de la ley migratoria en el 2013 movió un tilín las reglas del juego, ya no se contaba con cierto privilegio para ingresar a los Estados Unidos; igualmente la gente se va para donde sea. Muchas personas definen su opción de salida extrafronteriza como una búsqueda de mejores oportunidades y de ayudar al “sacrificado” familiar que vive dentro.

“El primer proceso revolucionario para intentar contener el flujo migratorio se produjo en 1962, hasta esa fecha salir de Cuba para cualquier país no era un tema que le quitara el sueño a la población. Ese año se calculan que salieron cerca de 400 mil personas de la Isla; en su mayoría todos aquellos contrarios al gobierno socialista que ya se vislumbraba en el poder.”1

Desde aquellos momentos, la migración cobró un peso político que se mantiene hasta hoy. Muchos de los que se fueron se convirtieron en exiliados y eso los tatuó para siempre. Quizás hoy, aún tengamos que padecer las consecuencias de aquellos absolutismos, que convirtieron en contrarrevolucionarios a todo el que decidiera irse fuera de nuestros límites constitucionales.

En esas primeras décadas del 60, 70 y 80, querer salir del país era como traicionar a la Nación; varias personas fueron penalizadas a trabajar en tareas agrícolas como fruto de su deseo de partida. Entre los hechos más tristes de la historia migratoria cubana están aquellos actos de repudio, donde algunos extremistas llegaron a cometer incluso maltratos físicos contra el que se quisiera ir.

En los años 90, en medio del “período especial”, se dio la crisis de los balseros, fiel reflejo del gran descontento popular debido a la escasez de las cosas más elementales. En esta etapa el turismo fue un factor importante, no podemos obviar el gran intercambio sexual que arropó a muchas personas cubanas, definidas entre las clases más populares como “jineteras o jineteros”, en dependencia del sexo.

En este momento de mi ensayo es oportuno destacar que la migración económica es solo una etiqueta cómoda que se ha utilizado históricamente en Cuba para definir un proceso mucho más complejo. Además, la mayoría de las migraciones tienen una base económica, pero esto es solo una conceptualización, porque no hay nada más político que lo económico. Lo triste es que ha ido también forjándose un nuevo tipo de migrante, identificado por la apatía, hacia todo aquello que pueda suceder en el país.

“El fenómeno migratorio es un problema global, cuando hablamos de patrón migratorio hacemos referencia a los rasgos que caracterizan la migración durante un período estable.”2 Hasta el año 2013 hubo una política de repatriación bastante limitada, tendencia que ha ido in crescendo de a poco, sobre todo, con personas que regresan con capital para invertir en el negocio privado.

“Aunque casi siempre se piensa en la juventud como la masa que más se va, en los últimos tiempos ha ido en aumento el número de personas con más de 40 años que deciden buscar otras opciones fuera de la Isla.”3

En los Estados Unidos existe una comunidad compuesta por cerca de dos millones de cubanos. La cuestión migratoria ha pasado durante mucho tiempo por el conflicto ideológico entre dos países solo separados geográficamente por esas “mortíferas” 90 millas.

Para mucha gente la migración tiene que ver con la búsqueda de una experiencia de vida diferente. El nuevo proceso migratorio que afronta la sociedad cubana provoca un fuerte impacto social y transforma los proyectos de vida de muchas personas y hasta del propio país. En Cuba las condiciones de desequilibrio económico y social se agravan a medida que aumenta la salida de gente con una alta calificación. Todo esto se complejiza cuando interiorizamos que a una sociedad envejecida se le van de forma regular sus ciudadanos de menor edad.

El otro aspecto interesante relacionado con la migración, viene de las remesas que, además de generar importantes ingresos, producen una diferencia tangible de desigualdad social y da un duro golpe al organismo laboral. Para ilustrar un poco mejor lo expresado es bueno conocer que “por cada peso que paga el estado, entran al país 1,7 en remesas.”4 Esto devalúa por completo el valor del trabajo, porque las personas ven, cómo alguien que recibe 100 dólares mensuales (equivalente a 2400 Moneda Nacional) vive con mayor holgura que un maestro abnegado que labora 8 horas diarias por unos 700 pesos cubanos. Entonces el trabajo se ve como un verdadero sacrificio, ya que cualquiera que reciba un mínimo de ayuda desde afuera tiene más recursos económicos que un doctor en ciencias. Este aspecto es uno de los factores que alimentan la llamada cultura del rebusque o “la lucha” como se le conoce popularmente.

Todos los componentes antes mencionados influyen notablemente en la percepción que se tiene de estar afuera o adentro. Porque vivir entonces en Cuba se percibe como algo sacrificial y esto por supuesto se palpa en una serie de conductas anómalas. El fenómeno migratorio es mucho más complejo que ponerse a comprender la búsqueda de los que van y vienen a cualquier lugar del mundo, cargados de toda clase de mercancías que luego venden a través del mercado negro, aprovechando la cobertura de los impagables precios estatales de múltiples productos. El problema más serio se construye dentro de la mente de las nuevas generaciones que crecen viendo como el mejor proyecto de vida salir a trabajar fuera de su país. Los jóvenes ya nacen con la salud y educación de forma gratuita, por lo que tienen otros anhelos diferentes a esas generaciones de los primeros años del triunfo de la Revolución.

El problema migratorio en Cuba es sistémico, y en cualquier país del mundo si usted libera la migración tiene que intentar dar motivos a las personas para La religión es un factor de peso en muchos de los migrantes, en el jolgorio popular hay gente que afirma que Cuba exporta más santería que azúcar. Es constante el flujo de personas, sobre todo de Miami, en búsqueda de un resguardo de sus ancestros yorubas, gran negocio para uno de los sectores nacionales que no parece afrontar con tanta fuerza la endémica depresión económica. La Iglesia católica de forma regular se ha mantenido en constante intercambio con la diáspora cubana. Desde hace varios años fomenta diálogos entre cubanos residentes en el país con otros que viven en el exterior; en pos de dar visibilidad a su voz en medio de múltiples espacios de silencio.

La migración debe ser una cuestión más de gestión que de control, por supuesto, conociendo que es una tarea compleja que agrupa todo un submundo de conflictos. Nunca la solución a ofrecer debe contemplar ningún tipo de discriminación hacia cualquier cubano que haya decidido irse o retornar. Todo esto debe verse como un proceso histórico que ha pasado por distintas etapas. Las posibles propuestas deben venir de un debate público, tarea difícil, porque hay todavía élites históricas que mueven los hilos del asunto con pensamientos ortodoxos. Pero no por eso debemos dejar de teclear breves reseñas de la migración en Cuba y preguntarnos ¿quién se queda aquí?

Referencias

1-Ruiz Rodríguez Pablo, investigador titular del Instituto cubano de Antropología, nota tomada por el autor del debate sobre la migración realizado el jueves 31 de mayo en el centro Fresa y Chocolate.
2-Dra. Fernández Sorolla Ileana; profesora de la Universidad de La Habana y de la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales (Flacso); nota tomada por el autor del debate sobre la migración realizado el jueves 31 de mayo en el centro Fresa y Chocolate.
3-Fariñas Lisandra; Ni de aquí ni de allá; de la nación; http:// www.temas.cult.cu/catalejo/ ; consultado por el autor el 27 de junio de 2018.
4-Enoa Jiménez Abraham; Los repatriados de Cuba: por qué miles de emigrantes están volviendo a la isla. http://www. bbc.com/mundo/noticias-america-lati.

Bibliografía

Cuba y los Cubanoamericanos; Dr. Jesús Arboleya; premio Casa de las Américas en el año 2013.
Dolz Márquez Angel; La Nueva Ecuación Migratoria de Cuba; htps://oncubamagazine.com/sociedad/la-nueva-ecuacio; consultado por el autor el 19 de julio.
Romero Martin Luis José; Comentarios a “¿Cultura del trabajo o cultura de crisis en Cuba? Entrevista a Pablo Rodríguez”; http://www.temas.cult.cu/node/2022; consultado por el autor el 19 de julio. 

 


Julio Norberto Pernús Santiago (La Habana, 1989).
Licenciado en Comunicación Social por la Facultad de Comunicaciones de la Universidad de La Habana.
Máster en Historia Contemporánea y Relaciones Internacionales por la Facultad de Historia y Filosofía de la Universidad de La Habana.
Coordinador de la Comisión de Estudios de la Historia de la Iglesia en América Latina (CEHILA), sección Cuba.
Redactor y Responsable de redes sociales en Vida Cristiana, boletín dominical de la Iglesia Católica.

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