Martes de Dimas
Fulgencio Batista y Zaldívar (Banes, Cuba 1901-Málaga, España 1973). Militar y político. Líder de la sublevación de los sargentos de septiembre de 1933. Jefe del Ejército. Primer presidente electo después de la Constitución de 1940. Fundador del Partido Acción Unitaria (PAU). Candidato a la presidencia en 1952, año en que retomó el poder mediante el Golpe del 10 de marzo de 1952.
El contexto
Durante el gobierno de Carlos Prío (1848-1852), a pesar de la bonanza económica generada por zafras de unos seis millones de toneladas de azúcar, se produjo un declive político [1], que e manifestó en: 1- La ruptura de Chibás con el autenticismo y la fundación del Partido del Pueblo Cubano Ortodoxo (PPCO). 2- El debilitamiento del gobierno debido a los ataques radiales de Chibás contra la corrupción político-administrativa. 3- La preparación en 1949 de un golpe militar contra Carlos Prío, encabezado por el capitán Jorge García Tuñón, con participación de varios profesores universitarios. 4- El suicidio de Chibás al no poder demostrar las pruebas de la acusación lanzada contra Aureliano Sánchez Arango. 5- El fracaso de Batista en la conformación de una coalición electoral, lo que le imposibilitaba ganar las elecciones. 6- La propuesta de García Tuñón a Batista para participar en el golpe militar que se venía preparando. 7- La concepción de Batista acerca del papel del Ejército Constitucional en los momentos de crisis: Cuando el poder civil es débil para contener una situación -había dicho- la autoridad militar tiene que intervenir [2]. Y 8- El descontento de los militares subalternos por el aumento de sueldos a congresistas y altos funcionarios, sin tener en cuenta a los militares.
Esos ocho hechos, demostrativos de la crisis política antes del Golpe del 10 de marzo, explican la reacción de los cuerpos armados. Roberto Fernández de Miranda[3], uno de los autores del Golpe, explica que Batista decidió actuar tres semanas antes. El plan consistía en tomar sólo Columbia y que las demás unidades se declarasen por sí mismas, con excepción de la Cabaña, que fue una acción subordinada. El capitán Dámaso Sogo -oficial de guardia ese día- tenía que estar en la posta 4 para ordenar al centinela “deja pasar esos automóviles”. Aunque Sogo no llegó a tiempo, el capitán Tuñón, que venía en la caravana de autos, salvó la situación. Se dirigieron a la Jefatura del Regimiento y desde allí Batista, dueño de la situación comenzó a comunicarse e impartir órdenes. Los demás regimientos y cuerpos armados no ofrecieron resistencia.
La Junta Militar Revolucionaria tenía planeado que la presidencia, de acuerdo a la Constitución, la ocupara el vicepresidente de la República, el Magistrado más antiguo del Tribunal Supremo o el Magistrado sustituto. Al ninguno aceptar, la Junta designó a Batista como Primer Ministro y convocó elecciones para junio. El 4 de Abril Batista sustituyó la Constitución por unos Estatutos Constitucionales, creó un Consejo Consultivo y un Consejo de Ministros en los que concentró los poderes Ejecutivo y Legislativo, y anunció elecciones para 1953, las cuales fueron pospuestas por el asalto al cuartel Moncada, y convocadas nuevamente para 1954. En ellas Grau San Martín se abstuvo, mientras el Partido Acción Progresista se impuso, en alianza con los liberales, radicales y demócratas. A pesar de ello 18 senadores y 16 representantes auténticos resultaron electos. En febrero de 1955, al tomar posesión de la magistratura, Batista restableció la Constitución de 1940 y otorgó amnistía a los asaltantes del cuartel Moncada, quienes fundaron el Movimiento 26 de Julio. Para Thomas Hugh, ese fue el mayor error de apreciación sufrido por Batista [4].
La obra
Con un Gabinete integrado con figuras competentes liquidó el pandillerismo y comenzó a aplicar las recomendaciones del Informe Truslow de 1951.
Creó el Banco de Comercio Exterior. En la agricultura creó instalaciones de almacenamiento y refrigeración, aumentó la mecanización, la fertilización, la irrigación, la investigación científica y brindó ayuda técnica y económica a los pequeños campesinos. Alcanzó la mayor cosecha de azúcar de la historia (7,2 millones de toneladas). Con la producción de alimentos garantizaba el 75% del consumo interno: 6 millones de cabezas de ganado, un automóvil por cada 40 habitantes, un teléfono por cada 38, un radio por cada seis y un televisor por cada 25 [5]. Entre 1954 y 1958 se construyeron cerca de 5 mil edificios por año, entre ellos los hoteles FOCSA, Habana Hilton, Capri y Riviera. Los ahorros y depósitos de los bancos aumentaron. Edificó y terminó varios edificios públicos en la Plaza Cívica, incluyendo el monumento a José Martí. Construyó los túneles de la Bahía de La Habana y de la Quinta Avenida, así como la vía Monumental para conectar el Este y el Oeste de la ciudad. Reconstruyó y pavimentó las principales avenidas y calzadas en La Habana y otras ciudades.
Construyó refinerías de petróleo y fábricas de neumáticos; conductores eléctricos de cobre; tuberías centrifugadas de hierro; papel y cartón de bagazo. Con la participación de la inversión extranjera levantó plantas para producir botellas y otros envases de cristal, de papel y de aluminio. Se construyeron los aeropuertos de Varadero y Rancho Boyeros, los baños minerales de San Diego, la Ciudad Deportiva, los centros de turismo de Varadero y Barlovento, y desarrolló programas sociales de ayuda a ciegos y sordos.
Tres datos ilustran el nivel alcanzado en la educación en 1958: se dedicó el 23% del PIB (1er. lugar en América Latina); redujo el analfabetismo al 23%23% (2do. lugar en Iberoamérica); y con unos 90 mil alumnos en la enseñanza privada aliviaba los gastos del Estado y garantizaba a los padres la educación deseada para sus hijos.
Esos y otros muchos resultados hicieron de su gobierno el más próspero en la historia de Cuba, a pesar de que la guerra había empezado a impactar en la economía.
Las riquezas y los muertos de Batista
De sus riquezas mucho se ha hablado y poco se ha demostrado. Cierto es que durante su gobierno, para fomentar el turismo, se anunció la concesión de licencias de juego a quienes invirtieran un millón de dólares en un hotel y doscientos mil en una nueva discoteca; pero ese plan, llamado “Proyecto del Malecón”, no se llegó a ejecutar. Figuras de la mafia estadounidense, como Santos Traficante y Meyer Lansky, se ocuparon de asesorar los casinos en hoteles que eran propiedad de cubanos. Cierto es también, que antes de ocupar altos cargos, Batista era un emprendedor, que paralelo a sus estudios de taquigrafía llevaba libros comerciales, administraba bienes, revendía frutos del campo y trabajaba como maestro, lo que le permitió contar con una economía propia y realizar inversiones, que luego continuaron creciendo.
En cuanto al número de muertos, resultado de la violencia desatada, en 1957 se habló de 3 mil, en 1958 de 6 mil, y en 1959 de 20 mil; pero el único listado, publicado en la revista Bohemia del 11 de enero de 1959, arroja en total 898 [6]. Un trabajo de “Archivo Cuba” aumenta la cifra a 1816 [7]. Ambos muy alejados del número de 20 mil. Posiblemente nunca se sepa la cifra exacta, pero los 20 mil carecen de pruebas.
La caída
La ruptura del orden constitucional tuvo dos respuestas diferenciadas por el método: la negociación y la violencia revolucionaria.
La negociación comenzó en marzo de 1952 con Cosme de la Torriente [8], quien manifestó: Siempre he sido contrario a que las fuerzas armadas intervengan en las luchas políticas y por eso mismo también a los golpes o pronunciamientos militares [9]. En noviembre, al ser electo presidente de la Sociedad de Amigos de la República [10] (SAR), exhortó al gobierno y a la oposición a colaborar en una solución pacífica y democrática, mediante el restablecimiento de la Constitución de 1940, la celebración de elecciones y la formación de un gobierno que diera garantías a las partes.
En 1955, cuando Batista restituyó la Constitución y amnistió a los presos políticos se creó el Frente de Oposición Unido y la SAR estableció las premisas para la negociación. En octubre se le solicitó una entrevista a Batista, a la que respondió que: Cosme carecía del respaldo de todos los grupos políticos. Entonces la SAR convocó a un acto público en el Muelle de Luz, donde se pusieron de manifiesto las contradicciones entre las tendencias cívica y revolucionaria. Entre diciembre de 1955 y enero de 1956 Batista y Cosme se reunieron. Seguidamente comenzó el diálogo, pero después de cuatro sesiones no hubo resultados. En marzo de 1956 Batista rechazó la exigencia de celebrar elecciones antes de 1958[11]. El fracaso cívico despejó el camino para la violencia. Antes de su muerte, el 8 de diciembre de 1956, Cosme de la Torriente plasmó en su testamento una idea definitoria: El pueblo es soberano. Sin fuerzas morales no puede triunfar el ideal. Unirse y reunirse es lo que deben hacer Gobierno y Oposición. Olvidar sus cosas particulares y pensar en Cuba.
La violencia también debutó en 1952 con el fallido intento del Movimiento Nacional Revolucionario de tomar el regimiento de Columbia; continuó en 1953 con el asalto al cuartel Moncada; en 1956 con la llamada Conspiración de los Puros, el asalto al cuartel Goicuria en Matanzas, el alzamiento del 30 de noviembre en Santiago de Cuba y el desembarco del Granma el 2 de diciembre. En 1957 el asalto el Palacio Presidencial y el ataque a la Estación Naval de Cienfuegos. Mientras la guerra de guerrillas aún no constituía una amenaza inmediata, pues las columnas del Che y de Camilo no se habían formado, ni Raúl Castro había establecido el Segundo Frente.
El rechazo a las negociaciones fue determinante. En la Carta de México de 1956, suscrita por Fidel Castro y José Antonio Echeverría, decía: es hora de que los partidos políticos y la SAR cesen ya en el inútil esfuerzo de implorar soluciones amigables. Igualmente, en febrero de 1958, el Episcopado cubano propuso una Comisión de Conciliación que fue rechazada por el M-26-7.
Lecciones de la historia para el futuro de Cuba
El gobierno de Fulgencio Batista liquidó el incontrolable pandillerismo, aplicó las recomendaciones de la Comisión Truslow, aumentó la producción, impulsó la diversificación, implementó un vasto plan constructivo y mejoró la salud y la educación. Sin embargo, después del golpe militar, a pesar del restablecimiento de la Constitución de 1940 y de la celebración de elecciones, la falta de apoyo a la solución cívica desembocó en la toma del poder por los revolucionarios, lo que condujo a la actual crisis
La enseñanza de los hechos narrados consiste en que, incluso con una economía en crecimiento, sin la correspondiente formación cívica -tanto en los gobernados como en gobernantes- es imposible lograr la nación con todos y para el bien de todos por la que tantos sufrimientos y sangre se ha derramado. De ahí el valor de los aciertos y desaciertos de Fulgencio Batista, a quien, sin dudas, a pesar del ser el mandatario más demonizado por la prensa y la historiografía oficial, tarde o temprano ocupará el lugar que le corresponde en la historia de Cuba.
[1]Rojas, Rafael. “La Revolución cubana” México, El Colegio de Médico, 2015, p. 24.
[2] Declaración al Havana Post en julio de 1934. Citadas por Rodríguez Arechavaleta, Carlos Manuel. “La democracia republicana en Cuba, 1940-1952, actores y estrategias electorales. México, Fondo de Cultura Económica, 2017, pp. 48-49.
Hugh, Thomas. “Cuba, la lucha por la libertad”. México, Ediciones Grijalbo, 1974, Tomo 2, p. 1036.
[3] Roberto Fernández de Miranda, uno de los protagonista del Golpe del 10 de marzo de 1952, autor del libro: “Mis relaciones con el general Batista”.
[4] Hugh, Thomas. Cuba. “la lucha por la libertad”. México, Ediciones Grijalbo, 1974, Tomo 2, p. 114.
[5]Rojas, Rafael. “La Revolución cubana” México, El Colegio de Médico, 2015, pp. 20-21.
[6] Hugh, Thomas. “Cuba, la lucha por la libertad”. México, Ediciones Grijalbo, 1974, Tomo 3, p. 1342.
[7] Organización promotora de los derechos humanos con sede en Washington.
[8] Cosme de la Torriente (1872-1956), coronel de la Guerra de Independencia, delegado a la Asamblea Constituyente de la Yaya. Magistrado y Senador, primer Embajador de Cuba en Washington, fundador y Presidente de la Sociedad de Amigos de la República.
[9] Ibarra Guitart, Jorge. “Sociedad de Amigos de la República; historia de una medición 1952-1958”. La Habana, 2003, Editorial de Ciencias Sociales, pp. 16-17.
[10] SAR, organización creada por iniciativa de Jorge Mañach a fines de 1948, con fines cívicos.
[11] Cantón navarro, José. “Historia de Cuba, el desafío del yugo y la estrella”. La Habana, Editorial José Martí, 2015, p. 176.
- Dimas Cecilio Castellanos Martí (Jiguaní, 1943).
- Reside en La Habana desde 1967.
- Licenciado en Ciencias Políticas en la Universidad de La Habana (1975), Diplomado en Ciencias de la Información (1983-1985), Licenciado en Estudios Bíblicos y Teológicos en el (2006).
- Trabajó como profesor de cursos regulares y de postgrados de filosofía marxista en la Facultad de Agronomía de la Universidad de La Habana (1976-1977) y como especialista en Información Científica en el Instituto Superior de Ciencias Agropecuarias de La Habana (1977-1992).
- Primer premio del concurso convocado por Solidaridad de Trabajadores Cubanos, en el año 2003.
- Es Miembro de la Junta Directiva del Instituto de Estudios Cubanos con sede en la Florida.
- Miembro del Consejo Académico del Centro de Estudios Convivencia (CEC).