Martes de Dimas
Alfredo Zayas y Alfonso (La Habana 1861-Habana 1934). Abogado, poeta, orador y político. Delegado a la Constituyente de 1901. Senador de 1902 a 1906. Concejal, fiscal y juez de La Habana entre 1906 y 1909. Presidente del Comité Nacional del Partido Liberal y del Comité Revolucionario Liberal. Vicepresidente de la República de 1908 a 1913. Y Presidente de 1921 a 1925. Fue el cuarto mandatario electo en la República de Cuba.
La conducta de Zayas fue resultado de la combinación entre los rasgos de su personalidad y el contexto en que asumió la presidencia del país bajo los efectos de la crisis del año precedente; una deuda externa de algo más de 85 millones de pesos; dependiente de Estados Unidos, país con el que se sostenía la mayor parte del comercio; y con la Enmienda Platt, como una espada de Damocles colgando sobre el destino del país.
El contexto
El general Enoch Crowder -enviado a Cuba en 1919 para garantizar la transparencia en las elecciones de 1920- se caracterizó por la injerencia en los asuntos internos mediante la emisión de memorandos que Zayas presentaba como suyos. Con esa aparente docilidad, a la vez que tranquilizaba a Crowder, trataba de neutralizar su injerencia. Las palabras con las que terminó su carta-respuesta al Memorándum número 15 de Crowder, del 23 de abril de 1923, lo demuestran: “yo soy quien he de gobernar dentro de los principios que tengo manifestados y asumiendo la responsabilidad”[1].
La sociedad civil
Zayas implementó un paquete de medidas para salir de la crisis en un contexto complejo, de crecimiento y fortalecimiento de la sociedad civil gracias a los derechos y libertades refrendados en la Constitución de 1901, lo cual generó un ambiente de críticas y acciones que complicaron su administración.
Durante su gobierno se fundaron la Falange de Acción Cubana, el Movimiento de Veteranos y Patriotas, la Agrupación Comunista de La Habana. Se realizaron el Primer Congreso Nacional de Mujeres y el Congreso de Estudiantes. Surgieron instituciones como la Central Obrera de La Habana y el Partido Republicano.
La Junta Cubana de Renovación Nacional, encabezada por Fernando Ortiz, emitió un análisis crítico acerca de la conducta del Gobierno, titulado Manifiesto a los Cubanos. Varios senadores e intelectuales, entre ellos Emilio Roig de Leuchsenring y Ramiro Guerra, criticaron públicamente la injerencia de Crowder y la conducta de Zayas. La Asociación de Veteranos y Patriotas, presidida el general Carlos García Vélez, (hijo del mayor general Calixto García), en la que Rubén Martínez Villena era el secretario de propaganda, también enjuicio al Gobierno y denunció la corrupción. Mientras el coronel Carlos Mendieta, y otras figuras políticas, exigían decencia pública al gobierno de Zayas.
A partir de 1921 enfrentó un movimiento huelguístico que se extendió por todo el país: obreros de limpieza de calles, torcedores y cigarreras, ferroviarios, maestros públicos, jubilados, veteranos, tranviarios, estibadores, y otros muchos en protesta por los despidos laborales, la rebaja de sueldos y los adeudos pendientes por cobrar. En ese ambiente explosivo miles de habaneros desfilaron por las calles en demanda de la derogación de la Ley Fordney[2], que elevó los aranceles estadounidenses sobre productos importados de Cuba. Actos que se repitieron en todo el país y que, conjuntamente con la presión de los obreros azucareros, hacendados y colonos, condujeron a que el Presidente Zayas se manifestara contra dicha Ley.
La situación se complicó aún más en 1922. José Arce, primer rector reformista de la Universidad de Buenos Aires, impartió una conferencia en la Universidad de La Habana que catalizó la lucha estudiantil. Ya el año anterior, en 1921, los estudiantes se habían opuesto a la concesión del título de Doctor Honoris Causa a los generales Leonardo Wood y Enoch H. Crowder, y terminaron exigiendo la autonomía universitaria.
En ese contexto una disputa en la Facultad de Medicina aceleró los acontecimientos; se formó la Federación Estudiantil Universitaria (FEU); se exigió el retiro de los profesores corruptos; Fernando Ortiz presentó el borrador de una ley que concedía la autonomía a la Universidad; el rector renunció y su sucesor interino, José Antolín del Cueto, trató de cerrar el centro docente; una asamblea de estudiantes acordó suspender las clases durante tres días y renovarlas bajo la autoridad de la FEU, por lo que el rector y el Consejo de la Universidad pidieron al gobierno acabar con esa organización estudiantil, la cual ripostó nombrando rector a Julio Antonio Mella[3].
Finalmente los estudiantes se impusieron. El gobierno de Zayas intervino y más de cien “profesores” corruptos dejaron la universidad. A partir de entonces el Rector sería elegido cada dos años y los estudiantes y ex estudiantes tendrían un voto igual.
En 1924 se produjo un fallido alzamiento militar en la provincia de Las Villas bajo el mando del coronel Federico Laredo Brú. Zayas, sin despliegue militar, se trasladó al lugar de los hechos, conferenció con los descontentos y los convenció de reintegrarse a la legalidad.
Algunas medidas de su gobierno
Ante la profundidad de la crisis, Zayas redujo los gastos del presupuesto nacional que no eran indispensables. Rebajó los sueldos a los empleados públicos y al Ejército. Eliminó créditos para la realización de obras públicas. Dejó cesantes a trabajadores de varios sectores. Cerró aulas. Estableció un “impuesto del uno por ciento sobre las ventas”. Y solicitó un préstamo de 50 millones de pesos para pagar las deudas atrasadas.
A la vez promulgó un conjunto de leyes de beneficio social y nacional: de los días festivos, de la Lotería Nacional, de los ferrocarriles, de las pensiones y jubilaciones para empleados y obreros de los ferrocarriles y tranvías. Creó la Comisión de Inteligencia Obrera de los Puertos para solucionar los conflictos obrero-patronales que perjudicaban los embarques de azúcar. Prohibió la trata de blancas y en 1922 se expulsaron los chulos franceses que habían introducido en Cuba más de 700 prostitutas. Dictó el reglamento de inmigración de 1925, la Ley de la concesión eléctrica para la instalación de plantas generadoras de interés nacional y ratificó el Tratado Hay-Quesada, que reconocía la soberanía de Cuba sobre la Isla de Pinos, que se encontraba pendiente de ratificación desde su firma en 1904.
El 10 de octubre de 1922 con un discurso en español e inglés, trasmitido directamente a Estados Unidos, Zayas inauguró oficialmente la radio en Cuba. Fue la primera vez en el mundo que un mandatario se dirigía a otro país por las ondas hertzianas[4]. Antes de esa fecha el teniente y subdirector de la Banda del Estado Mayor del Ejército y creador del género “criolla”, Luis Romero, había construido en 1920 un equipo emisor de señales e instalado una planta de radioaficionados.
Como parte de las reformas constitucionales se acordó conceder el derecho al voto a la mujer[5]. Una medida que siguió los pasos iniciados en 1917 con la Ley de la Patria Potestad de las madres sobre sus hijos y en 1918, con el otorgamiento a la mujer del derecho al voto.
Esas medidas, algunas nada populares pero necesarias, conjuntamente con las libertades económicas, el alza del precio del azúcar en el mercado mundial y los fondos provenientes de los préstamos realizados al Gabinete de la Honradez[6], le permitieron sortear la crisis y renovar la esperanza. Sin rupturas, en cierta forma, se separó del injerencismo de Crowder. El hecho indiscutible fue que en 1924 se reanudaron todos los trabajos de utilidad pública, Cuba fue el primer país del mundo en restaurar su Hacienda después de la primera Guerra Mundial y en pagar su deuda a Estados Unidos.
La corrupción
La corrupción, que venía de los gobiernos precedentes (José Miguel Gómez y Mario García Menocal) se consolidó durante su mandato. En diciembre de 1921, Enrique José Varona, en un discurso pronunciado en El Ateneo, denunció que la dilapidación del tesoro público había comenzado con el gobierno de Charles Magoon, y acusó al Presidente y a los partidos políticos de ser los culpables.
En 1921 Zayas nombró a su hijo subdirector de la Renta de la Lotería Nacional y en 1923 lo ascendió a director. Sospechosamente fue ganador del primer premio de la Lotería. Al terminar el mandato presidencial su fortuna era de varios millones de pesos. Y se auto designó historiador oficial de Cuba con un sueldo de 500 pesos mensuales. Todo lo cual, cierto o infundado, rebajó su prestigio.
El Convento de Santa Clara, que durante la Danza de los Millones se vendió a una empresa particular por menos de un millón de pesos, Zayas lo adquirió por más del doble de esa cifra, en un momento en que los niveles inflacionarios eran mucho más bajos. Ese hecho generó en 1923 la conocida Protesta de los Trece, que escenificaron un grupo de jóvenes, encabezados por Rubén Martínez Villena.
En abril de 1923 compró los centrales España y Reglita, instalados en Perico, Matanzas, Y una gran finca azucarera en San José de los Ramos, actualmente Colón, también en Matanzas. Y en abril de 1924 compró los centrales Ermita y Almeida en Oriente.
Al terminar su mandato dejó construido un parque y un monumento detrás del Palacio Presidencial.
Lecciones de la historia para el futuro de Cuba
Su gestión se destacó y caracterizó por el respeto a la libertad de pensamiento. No persiguió a sus contrincantes, quienes podían expresar todas las críticas y acusaciones que consideraran contra su Gobierno y su persona; una práctica inusual en nuestro país. En ese sentido dejó un valioso legado que en estos momentos constituye un reclamo básico de la sociedad civil emergente, cuyas últimas manifestaciones han sido el Movimiento San Isidro y la acampada del 27 de noviembre frente a la sede del Ministerio de Cultura. Aunque a Alfredo Zayas se le conocía popularmente por el mote del “pesetero”, por su paciencia asiática en el trato con los adversarios, afectuosamente le llamaban el ‘Chino Zayas”.
La historiografía debe aportar una visión equilibrada, que en el caso de figuras como Alfredo Zayas, está ausente. Cierto es que acentuó la corrupción, como cierto es que superó la profunda crisis heredada del gobierno anterior y dictó medidas de importancia para el desarrollo de la sociedad cubana. Sin embargo, su persona y su obra han sido caricaturizadas, simplificadas y estereotipadas en correspondencia con la visión de la ideología oficial. Zayas, es parte de nuestra historia y como tal en ella le corresponde un lugar que debe ser rescatado.
La Habana, 30 de noviembre de 2020
[1] Pichardo, Hortensia. “Documentos para la historia de Cuba”. Tomo 3 III. La Habana, Editorial de Ciencias Sociales, 1973, p. 110.
[2] Ley presentada en 1922 por el representante Joseph W. Fordney y el senador Porter J. McCumber, de Michigan y Dakota del Norte respectivamente.
[3] Thomas, Hugh. “Cuba, la lucha por la libertad 1762-1970”. Tomo 2. Barcelona-México, Editorial Grijalbo, S.A., 1974, p. 740.
[4] Luis López, Oscar. “La radio en Cuba”. La Habana, Editorial Letras Cubanas, 2002, p. 27.
[5] Domínguez García, Julio. Noticias de la República. Apuntes cronológicos 1900-1929. Tomo I La Habana, Editorial de Ciencias Sociales,. 2003, p.173
[6] Nombre con el que Zayas designó a su gabinete renovado después de las críticas y la crisis sufrida, para dar una nueva imagen nacional e internacional.
- Dimas Cecilio Castellanos Martí (Jiguaní, 1943).
- Reside en La Habana desde 1967.
- Licenciado en Ciencias Políticas en la Universidad de La Habana (1975), Diplomado en Ciencias de la Información (1983-1985), Licenciado en Estudios Bíblicos y Teológicos en el (2006).
- Trabajó como profesor de cursos regulares y de postgrados de filosofía marxista en la Facultad de Agronomía de la Universidad de La Habana (1976-1977) y como especialista en Información Científica en el Instituto Superior de Ciencias Agropecuarias de La Habana (1977-1992).
- Primer premio del concurso convocado por Solidaridad de Trabajadores Cubanos, en el año 2003.
- Es Miembro de la Junta Directiva del Instituto de Estudios Cubanos con sede en la Florida.
- Miembro del Consejo Académico del Centro de Estudios Convivencia (CEC).