un sol y la isla dentro del cuadro.
un discurso donde la voz no alcance.
mi dureza queda para ver
como el muro cae irremediable y vuelve la música,
los niños no tropiezan con los sueños
los llevan cargados bajo el brazo
tú solo miras disimulada
y las olas están al ofrecer el mar que se ve en
el horizonte.
-pierdo tiempo-
un pequeño refrán del viejo
y crece un árbol condescendiente
¿la frontera? (espiran mínimas las esperanzas)
la noche como el muro
y mi ciudad sale para sacudirse
la burocracia amarrada del aro.
un amigo siempre se recuerda;
aunque, a veces, arrecie el mal tiempo
nada separe a los malditos, ellos
segregan libertad en cada paso.
que olor más repugnante
me transporta (he intentado omitir esa palabra).
para gritar está el hangar
que hicimos un día de algún año sobre el árbol;
así viejo niños ola frontera recuerdo
sea una misma longitud
y esto no se parezca a mi alma
natura entrega un hijo a su patria
y astro decadente contra el viento deshoja.
ella era un tú ahora es luz del espejo
atravesando la delgada franja entre las manos;
convertida en el animal sombra-saltando el mecanismo,
así que libretas para anotar los verbos que faltas.
el amor es una etiqueta de recién comienzo.
la oscuridad canta por sus dioses,
cuando ausentes vuelven, ellos
entre tantos vuelo contra la isla
hasta chocar con altos edificios;
verso a verso versus la nostalgia
y el cigarro quema lento los sueños de los niños
así números isla astro natura franja
sea diferente estado anímico
y esto entretenga otro paisaje.