Poesía – Paredes

Por Belisario C. Pi Lago
Paredes
Todas las paredes son iguales.
No importa el color
ni los cuadros
ni los adornos
ni los clavos.
Son iguales en su dureza de aquí termina,
pero es falso;
nadie puede encerrar el Universo
en un pedazo de pared;
el otro lado existe.
No ceden al golpe del acero,
pero la imaginación las atraviesa
y el alma vuela, si tiene alas.
Nadie está entre cuatro paredes,
hay una puerta.
Si no la encuentras, da igual;
mientras la busques, estás vivo
La prisión no es el muro;
es el miedo a saltar.
Plegaria moderna
Concédeme, Apolo, la palabra incoherente,
el lenguaje incomprensible
y las comparaciones absurdas
de la buena poesía;
la frase chabacana
y la nota estridente de la música que gusta.
Ilumíname, Demóstenes,
dame la magia del cliché
y el discurso insípido de las tribunas.
Ayúdame a decir lo que no creo,
para que me aplaudan sin creer.
Quiero trapos y joyas
para adornar mi personalidad sin encantos
y una cerveza Miller
para beber delante de todos.
Poderoso Hefesto,
no busco las armas de Aquiles;
no tengo nada contra Héctor.
Fórjame cadenas y sortijas.
Cúbreme el cuerpo de metales.
Zeus, amontona las nubes,
introdúceme en tertulias importantes,
aunque no entienda lo que dicen.
Orfeo, guarda tu lira y tu gracia;
dame un audio
que derroche decibeles,
que no ahorre estridencia,
y que ensordezca vecinos,
necesito que sufran.
Las calles de mi pueblo
Me gusta andar las calles de mi pueblo;
limpias,
como acabadas de barrer
o como si nadie tuviera nada que botar.
Y pasan los perros
que mean horcones y piden pizza.
y los chivatos que juegan a la bolita.
Y la gente que no hace nada
y la que hace menos.
Y los inspectores que venden silencios.
Y los chiquillos descalzos
y los que tienen tías en Miami.
Hay funcionarios corruptos
y patriotas honestos que un día serán funcionarios.
Y se vende sexo en moneda nacional
y los viejos toman bicho de carey
y cocimiento de jengibre
con pensión de jubilado
y tarjetón de PPG.
y la gente envejece
y ganan menos.
Y los jovencitos llevan aretes y pantalón a media pierna
y las jovencitas, el ombligo al aire
con un embarazo de discoteca.
Y la piel hecha pellejo en plena juventud.
Y saben lo que es bueno
y lo que es malo,
pero no les importa,
porque los sueños de Cohiba y Mitsubishi
murieron en la carreta de un tractor.
Y van por las calles de mi pueblo
y por los trillos de mi campo,
con un bulto de viandas y las verijas cansadas
y los hombros caídos
y las axilas hediondas,
porque el negocio no da para perfumes
y, créanme, coño,
no soporto que las llamen putas.
Poema nacionalista
Vargas Llosa escribe mejor que yo
y Rubiera sabe más de ciclones.
El hijo que tengo en la CUJAE
no es primer expediente.
Mi equipo de música no ensordece
y mi carro no es el que más corre.
Hago el amor una vez en la noche,
me emborracho con media botella
y no tengo amigos influyentes.
Si vengo de Miami
digo alabausisantísimo
en vez de Oh my God.
El cunnilingus es una práctica internacional
y el cielo en todas partes es azul
y la hierba verde
y los mangos dulces.
y en otros países también hay playas
y mujeres con los culos grandes.
Y yo no tengo la culpa de saberlo.
Y, para colmo,
no soy envidioso ni hablo mal del vecino.
Y si usted quiere, no me lo crea,
pero también soy cubano.
Amor tropical
Él viene en pos de ilusión
desde un país alejado.
Ella vende en el mercado
sexo, locura y pasión.
Ella le besa el mentón;
él le acaricia el trasero.
Ella le dice, te quiero;
él suspira sin sentido.
Él oye hablar a Cupido;
ella, la voz del dinero.
En éxtasis y embeleso
ella gime casi loca.
Él paga por una boca;
ella le ha vendido un beso.
Él gime, se ve poseso
de puro instinto animal.
Él le pide amor carnal;
ella, sonrosada y muda,
lentamente se desnuda
con pudor profesional.
Él navega por su pecho;
ella, en histeria y sarcasmo,
le vende un grito de orgasmo;
él suspira satisfecho.
Él no da importancia al hecho
de su infección vaginal.
Epopeya comercial
para un moderno Virgilio:
Eneas compra un idilio;
Dido vende un genital.
La mirada
Una mirada es lenguaje,
es la palabra de un gesto.
Es todo, es algo, es esto;
es código y es mensaje.
Es amor, miedo y coraje
en dos pupilas ceñudas.
Frases tiernas, frases crudas;
es gavilán, y es paloma:
La mirada es un idioma
que habla en sílabas mudas.
Me busco
Me estoy buscando.
Me vi
perdido por un ayer.
Dios mío, no puede ser,
yo debo andar por aquí.
Doy vueltas en pos de mí.
Ya no sé por donde voy.
¿Quién seré? No sé quién soy.
¿El que veo en el espejo?
No señor; ése es un viejo.
Y yo, ¿dónde coño estoy?

Belisario Carlos Pi Lago (La Palma, 1950)
Poeta, ensayista y profesor de francés e italiano. Licenciado en Inglés. Ganador de varios Concursos Literarios de la Revista Vitral. Ha publicado varios libros como “Las ideas masónicas y la fe católica”, 2003; “Tres pelícanos de tela-Historia de Cuba en décimas”, 2006. Ha publicado numerosos artículos en revistas y periódicos.
Es miembro fundador del Consejo de Redacción de Convivencia.
Reside en La Palma. Pinar del Río.
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