Primera conversación con Julieta
Tú naciste para la ternura del trigo
que se adelanta a mi reposo, si el pardo miel de tus ojos
refleja al alfarero que moldea la hondura de la tierra
tenazmente.
Julieta,
quien no te amó:
qué sabe de la penumbra del sillón hacia la tarde,
del atento viaje del amor a las palabras
y luego a la penumbra del sillón hacia la tarde.
Sé que más allá de mis manos crece el trigo,
que de nuevo partirás el pan, tibias las migajas y el crujido.
Pero allí donde me oigan vivir las mariposas, yo no iré.
¿Cómo descifrar su vuelo aleve en el añil?
Sé que te he visto venir entre la fronda en la mañana,
o quizás, ¿alguna vez fui rocío que mojó el canto de tu
(alondra,
y se fue el canto tras el viento,
y no sabré jamás por qué huelen a hierba recién llovida
mis recuerdos, febrero y las orquídeas?
Julieta,
me escabullo con tu voz y el malva de los robles.
¿Qué sombras podrán tocarme?
¿Quién ha de ser aquí fuente, quién aljibe?
Vamos. Vamos. Ya zarpo. Ya me voy.
¡Sé tú la madrugada que me espere mar adentro!
1-1-79
A Judy Garland
Cuando el mundo se hizo enano
y la soledad le cantó al oído.
Cuando la voz congeló la pena,
y no volvieron los aplausos,
ni las fotos, ni los titulares.
Cuando la crítica se lavó las manos
y la última página se quedó vacía.
Cuando el cartero no llamó,
y el teléfono se enamoró
de su silencio.
Cuando el camerino fue pequeño
para contenerla.
Judy lloró su vida hasta gastarla.
(publicado en enero de 1971)