Poesía – Hipótesis para la interpretación de los tiempos de hoy

Poema para el presente
Con su amigo el arquitecto Bernardo Valido.

Con su amigo el arquitecto Bernardo Valido.

Quién soy yo sin mi sombra y sin mi yo,

sin mi sombra infatigable que nunca dice no,
sin mi yo que va conmigo protegido
—__y me precede__;
quién soy yo sin mi tiempo, sin el tiempo,
sin un muerto en el recuerdo,
sin un niño por nacer;
quién soy yo sin otro,
sin un tú para mi yo,
sin tu yo para mi tiempo,
sin mi historia,
sin la historia, quién soy yo.
14-4-75
Poema segundo de la nostalgia y del asombro
“”Yo no digo esta canción
sino a quien conmigo va.”
Romance del conde Arnaldos
¿ Quién llama ?
¿ Quién llama en la reja ?
¿ Quién llama en la reja allá a la izquierda en la ventana ?
Por las aceras que a la tarde se van de gris a malva,
vienen subiendo las gentes del trabajo.
Yo he puesto el pan al centro de la mesa y el mantel
se entibia de tu espera. No hay abejas aquí, mas
quién podrá dormir ahorita en esta casa
cuando llegues con la miel y los gorriones.
¿ Eres tú ? Entra. Entra ya.
Mira que de pronto arrecia el vendaval y arrasa las palabras,
y así: ¿ quién canta ? ¿ quién acaricia los tórtolos ?
¿ quién enciende en ascuas la noche entera ?
Que no entre el vendaval. Que no entre ese silencio
que nos traen la cal y la madera.
Tú convocas a su nombre el canto primero de los pájaros.
Yo les llamo presuroso:
que vengan, vengan: no palomas, no gaviotas,
vengan blancos alcatraces de vuelo bajo
salpicado de mar: no más silencio.
Que griten, griten los alcatraces.
Que no dejen oír los alcatraces.
Que no llegue ese silencio hasta la mesa en que está
(caliente el pan.
Te vas. Pero, ¿ por qué ? No dejes solo al bando de gorriones.
Quién llenará, entonces, de agua las vasijas.
Quién comerá de nuestro pan.
Quién guardará la astilla levísima de luz para la noche.
Vamos a ver: que luzcan las lámparas.
Que traigan, traigan hasta el polvo de la casa.
Palabras. Y que te acurruquen, te susurren,
que te duerman.
Te vas. Yo no sé cómo se escapa
tanta luz de mi ventana.
Mira: ahora ya no hay más colores y no podré buscarte
(hasta mañana.
Pero mañana, cuando vengan subiendo las gentes del trabajo,
yo pondré el pan caliente al centro de la mesa
y te cortejaré con rejas y gorriones.
16-8-78

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