PINCELADAS DE INFLACIÓN  

Miércoles de Quintana

A.W. Phillips, Profesor de la Escuela de Economía de Londres, describió en 1958 una interesante relación entre la inflación y el desempleo. Acopió datos de más de cincuenta años entre la dinámica de los salarios y el desempleo en Gran Bretaña. Sus estadísticas demostraron que cuando las tasas de empleo eran altas las de inflación también lo eran. Lo contrario, obviamente, sucedía también. Parecía haber hallado la forma de controlar la inflación: usar el desempleo en su contra.

Otros siguieron sus pasos y replicaron sus cálculos. Algunos presidentes, como Reagan, obtuvieron resultados en el control de la inflación gerenciando el empleo a la baja. Pero la alegría duró poco. Entre 1970 y 1980 apareció el fenómeno de la Estanflación. Ahora había países con la economía atascada y altas tasas de desempleo y de inflación corriendo parejas. El sueño de predecir una “sana” inflación a partir del comportamiento pasado de la relación de esta con el nivel de empleo, se frustró. Estos indicadores no tenían poder predictivo. Habría que seguir investigando. Y en eso andamos aun: buscando soluciones y administrando la coyuntura con el uso de todas las herramientas: clásicas, neoliberales y keynesianas. Algunos países emplean la fe en la justicia de sus principios con la esperanza de que ocurra un milagro.

Pero mientras el debate teórico continúa a usted le llega la noticia de que la inflación interanual de su país es del 40 por ciento. Peligrosa. Galopante. En términos prácticos esto significa que usted necesita 140 pesos hoy para comprar lo que antes le costaba 100 pesos. “Antes” es el nombre de pila del año base o de referencia estadística. Podría ser el 2022.

Pero los llamados números índices relacionados con la inflación son promedios. El 40 por ciento es un promedio. Y puede que a usted le suceda la desgracia de comprar en los predios de precios de la desviación típica. Los precios de las coles y las zanahorias no se inflaron en un 40 por ciento, sino en 2000 por ciento. Si su compra está integrada por productos alejados del promedio, (40%), su inflación particular puede ser una hiperinflación, o una hiperdesgracia si lo prefiere.

¿Sabía usted que el control de la inflación además de costos sociopolíticos tiene costos monetarios, financieros? ¿Y, es de su conocimiento que el dinero suyo en el banco devenga intereses negativos? ¿Conoce usted la relación que existe entre los ciudadanos llamados vulnerables y la inflación?

Las respuestas las ofreceré el próximo miércoles.

Lo espero.

Gracias.

 

  • José Antonio Quintana de la Cruz (Pinar del Río, 1944).
  • Economista jubilado.
  • Médico Veterinario.
  • Reside en Pinar del Río. 
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