Por Wilfredo Denie Valdés.
Los trabajos de exploración de la minería en nuestra provincia no son tan recientes. Por el contrario, son muy antiguos, según datos auténticos que indican que comenzaron desde el año 1790.
Desde ese período hasta 1870 solo han quedado los trabajos de pozos y galerías que, con frecuencia, se han encontrado en minas denunciadas últimamente.
Se pueden citar, entre otras, la mina “Vista Hermosa”, en Arroyo de Mantua, y las exploraciones realizadas, a principios del siglo XIX por una compañía inglesa, representada por el General Narciso López, en las haciendas Rosario o El Brujo y Cacarajícara en Bahía Honda y Las Pozas. Estos trabajos fueron suspendidos por disposición del gobierno considerándolos como conspiradores.
Otro grupo integrado por Agustín Crusellas y Neviera emprendió varias exploraciones en los términos de Mantua y Viñales. Las minas “La Unión” y “Astro” de Mr. Astro, situadas en los terrenos que ocupaba la mina “La Caridad del Cobre” fueron explotadas por Crusellas. El mineral era embarcado por La Guaracha. La mina Montaña de Mr. Astro estaba sobre el mismo lugar que ocupaba la mina “Quinta” de Neveira.
Sobre los terrenos de la mina “Rogelia” y “Jesús Sacramento”, hizo Argudín grandes excavaciones a dos kilómetros al Sureste de la Mina “Matahambre”, allí hay una loma conocida primero como la “Loma de Matahambre” y después como la Loma del Viento” y en ella existían algunos pozos desde épocas muy antiguas con el nombre de “Las Pozas”, “Rogelia” y otras que se hallan a tres kilómetros al Suroeste de Matahambre, donde se encuentran también varios trabajos mineros.
También Argudín hizo otras exploraciones más. Una de ellas, a dos kilómetros al sur del pueblo de Mantua donde se encuentra la mina “Unión de Rebout”. En este lugar ha quedado en pie una chimenea de ladrillos y restos de la fábrica que se dedicaba a la fundición del cobre. Estos terrenos se encuentran sobre diez mil toneladas de pirita sulfurosa.
En los términos de Guanajay, Mariel y Artemisa se presenta el asfalto en muchos lugares y desde principio del siglo pasado (1800) se aprovechó el más endurecido, como combustible del bagazo y el líquido para pintura.
Durante la primera década del año 1900 una compañía americana tomó en arrendamiento la mina “La Constancia” y en menos de cuatro años que emplearon en su explotación tuvieron una utilidad de más de dos millones de pesos.
En las actas capitulares del Ayuntamiento de Pinar del Río Tomo 71, Folio 174, aparece una mina de cobre a nombre de Gustavo Alfredo Porta situada en los terrenos de la hacienda Matahambre, barrio de Pimienta (45 hectáreas – 450 000 metros cuadrados de extensión). Alfredo Porta Rojas adquirió la concesión para la explotación de esta mina, conforme a lo prescrito en la ley de minas del 6 de Julio de 1859, reformada por la ley del 4 de marzo de 1868, en la forma fijada en el plano levantado por el ingeniero auxiliar Alberto Nodarse, el 11 de diciembre de 1912, con la condición de cumplir las condiciones siguientes: beneficiar la mina sometiendo él y los trabajadores más prescripción de palabra y seguridad que señala sus reglamentos; la de respaldar todos los daños y prejuicios que, por ocasión de la explotación, puedan sobrevenir, fechado el 19 de febrero de 1913 por los señores Alfredo Porta Rojas y Manuel Luciano Díaz y Sosa S.M.C que forma bajo la razón de “Porta y Díaz”. El Término Social es de 20 años contados desde el 10 de Julio de 1912, con el 60% Porta y el 40% Díaz, 17 de noviembre de 1914.
Poco tiempo después el señor Manuel Luciano Díaz se hizo cargo de la explotación de ellas mediante el 40% de utilidades que le daría al doctor Porta, encomendó la dirección técnica a la casa C.E.Constant de New York, y tuvo un gran éxito. Con el importe de los dos primeros cargamentos se pagaron los salarios y el Dr. Porta recibió por su participación muchos miles de pesos.
Desde 1899 hasta 1911 se habían denunciado 212 minas. Desde 1911 hasta 1918 ya se habían denunciado 2970 minas.
Además de Minas de Matahambre, en 1918 se encontraban en explotación las minas Candita, Asunto Viejo, La Constancia y la Isabel Rosa, que habían embarcado mineral. Las minas Merceditas y Pollak, muy pronto se pondrían en explotación, así como las minas El Mono de Matahambre, la de San Francisco y Los Tres Amigos en Mantua. En este año, otras 20 minas se encontraban en explotación con muchas esperanzas de éxito.
En 1918 el pozo construido tenía una profundidad de 535 pies, o sea, 152 pies bajo el nivel del mar. Desde los primeros trabajos, la mina tuvo poca utilidad, pero desde que se empezó a trabajar a más de 400 pies de profundidad las utilidades de esas minas se contaban por millones de pesos al año.
En la actualidad se encuentra bloqueada una riqueza universal, que representa más de 30 millones de pesos de valor y mientras se profundiza más en el terreno y se hacen nuevas galerías, aumenta en cantidad y valor, el mineral.
En el año 1916 se despacharon en Santa Lucía 33 vagones con 65,000 toneladas de mineral que fueron remitidos a la United States Metals Definig Co. al Crome, N.J.U.S.A.
En esta mina se encontraban más de quince variedades de cobre, pero el más importante fue la Calcopirita. La Ley de mineral embarcado, variaba del 8 al 12% y se podía poner un promedio de 14 por 100 adarmes. En el propio año 1918 se estaba instalando una concentradora de 400 toneladas diarias. El transporte de mineral se hacía en carros de cuatro ruedas tirado por cinco mulas, la distancia de la mina al embarcadero era de 14 kilómetros por un camino Real reparado por el señor Díaz.
Se había instalado un tranvía aéreo de 11 kilómetros de longitud que todavía en esa fecha no había empezado a funcionar.
Con el traspaso de la Metal Company en el año 1921, surgen cambios en la técnica de explotación de las Minas. Se utilizaban ya el bomerojo en seco y los compresores de aire. Se instaló el concentrador y el tranvía aéreo que llevaba el mineral de Matahambre hasta el puente de Santa Lucía, o sea, el embarcadero. Con estas técnicas introducidas, la Empresa llegó a exportar más de 50,000 toneladas de concentrados al siguiente año de producción.
En 1943 reportó 34,000 toneladas, pudiendo vender la Empresa toda la producción por existir gran demanda de minerales de cobre por el imperativo de la segunda Guerra Mundial. Entre las mejores técnicas que se hicieron podemos mencionar, la sustitución de revólveres por máquinas perforadoras, la que daba por resultado un mayor rendimiento en la extracción de mineral. También se usaron instaladores y se cambiaron las máquinas de bombeo a mano, por máquinas automotrices.
Los trabajadores llegaron a ganar como salario mensual hasta $ 700.00 dólares, salario que iba en aumento, según la Ley, tal como el precio del cobre en el mercado mundial.
En la administración de Ernesto Romagoza en el año 1944 hasta enero de 1959 se conocían estas minas con el nombre de Minas de Matahambre o American Metal Company. Otorgaron a los mineros entre un 20% y un 25% de salario. En estas minas continuaron trabajando ingenieros, un Jefe del Departamento Eléctrico y un Administrador, todos americanos, bajo la dirección de Mr. John M. Boue. La mina contaba con tres pozos pero el que más producía era el segundo, con 4,000 pies de profundidad.
De 1959 hasta la última década del siglo pasado continuó explotándose la mina, pero esta fue cerrada, según se planteó, por la merma de sus yacimientos, la cual ocasionaba cuantiosas pérdidas al Estado.
Wilfredo Denie Valdés (Pinar del Río, 1926)
Periodista. Lic. en Historia. Historiador de la ciudad durante mucho tiempo.
Fundador del Movimiento 26 de Julio en su provincia. Director
del Instituto de Amistad con los Pueblos en P. del Río.