Pinar del Río y la mano sabia de Urquiola

 Por Ezequiel Morales Montesino
 
 
La 53 Serie Nacional de Béisbol ya es historia, tiene un merecido campeón: el Tsunami pinareño, apoyado en la llegada del que para muchos es el mejor manager de la pelota en Cuba en los últimos años, Alfonso Urquiola

 

Por Ezequiel Morales Montesino
 
El Tsunami pinareño celebrando el triunfo. Foto tomada de Internet  
 
La 53 Serie Nacional de Béisbol ya es historia, tiene un merecido campeón: el Tsunami pinareño, apoyado en la llegada del que para muchos es el mejor manager de la pelota en Cuba en los últimos años, Alfonso Urquiola, quien con su amplia inteligencia destronó el favoritismo que poseía el equipo de Matanzas durante todo el campeonato.
 
Luego de haber sido campeones en la serie de oro, los pinareños vieron partir de su dirección al gran Alfonso que por motivos personales, en contra de su voluntad, decidió dejar su puesto a otros directores que no llevaron a los pativerdes a lugares que deseaba la afición. Al correr la noticia nuevamente de que Urquiola regresaría como timonel, no hubo otra cosa que alegría en los rostros vueltabajeros; un hombre a quien los sinónimos no le alcanzan para catalogar la virtud de un ser humano. Al inicio, convocó al seleccionado a una concentración de entrenamientos en el cuartel principal del Tsunami, el Capitán San Luis, de donde salió el equipo que representaría a la tierra del mejor tabaco del mundo en la 53 Serie Nacional. Entre los que daban para los cuatro grandes en esta temporada se mencionaban los nombres de Matanzas en primer lugar, ya que sus actuaciones en los dos últimos años tras la llegada de Víctor Mesa lo proyectaban como uno de los grandes para esta temporada; Industriales, que tras el arribo de los hermanos Gourriel desde Sancti Spíritus, hacían eco de los medios de prensa para un nuevo título azul; el campeón de la pasada serie, Villa Clara, quien con su participación en la serie del Caribe después de 54 años, estimularía quizás el ambiente de un segundo gallardete nacional. Equipos como Cienfuegos y los gallos espirituanos también estarían dentro de los que posiblemente llegarían a la semifinal por sus actuaciones en la pasada edición. Y por supuesto, Pinar del Río, que al llegar el talismán de los directores, ocupaba el comentario de los analistas en toda Cuba, incluso los del programa televisivo “Bola Viva”.
 
Todo transcurrió como se hablaba, excepto las decepciones de los gallos y elefantes que vieron partir de sus filas a sus más importantes jugadores como los casos de los Gourriel hacia la capital y los saltos de José Dariel Abreu y Erisbel Arruebarruena a las Grandes Ligas del Béisbol americano, y los retiros del receptor Osvaldo Arias y el lanzador zurdo Norberto González.
 
En casi toda la serie, Matanzas siguió con un resultado estable pues se mantuvo entre los primeros lugares, así como en la primera posición en la tabla general. Víctor, que llegó a la ciudad matancera para llevarlos de un lugar catorce a un tercero, de un tercero, a un segundo puesto, y del segundo puesto a una nueva oportunidad de discutir el trofeo nacional y con ello, la participación en la Serie del Caribe de 2014 a realizarse en Puerto Rico. Los de Pinar, que se mantuvieron casi todo el tiempo en la segunda plaza del campeonato. Los azules de Vargas, que con una ofensiva inestable y de los cuales se esperaba muchísimo, clasificaron de terceros. Y los campeones de la anterior campaña, los azucareros de Villa Clara, fueron los cuatro grandes de la presente temporada.
 
Pero para muchos esta fue una serie algo incierta, ya que afrontó varias situaciones de violencia en algunos partidos y con ellas la suspensión de jugadores y árbitros que marcaron el comentario de periodistas y aficionados en todo el país. En un artículo que publiqué en un blog, me refería a un famoso refrán que existe en nuestra isla que dice: “de tal palo, tal astilla”. La violencia genera más violencia y en los últimos años en Cuba se están viendo actos de ese tipo por parte de las autoridades del país, tanto física como psicológica. Toda Cuba pudo ver en vivo lo que sucedió tras un partido entre Matanzas y Villa Clara en el estadio Victoria de Girón, cuando se fueron a las manos jugadores de ambos equipos hasta con bate en mano, pues un pelotazo propinado por el lanzador villaclareño Freddy Asiel Álvarez al bateador en turno Víctor Víctor Mesa, hijo del director del mismo nombre, hizo que se colmara de violencia el terreno de los cocodrilos. Tras ese partido fueron sancionados el propio lanzador Freddy Asiel, el matancero Demis Valdés, quien fuera el agresor en dicho partido al golpear con un bate al inicialista Ramón Lunar quien luego fuera operado en la boca producto del golpe recibido. También fue sancionado el árbitro pinareño Osvaldo de Paula. Ahora, me pregunto: ¿cómo es posible que estemos viendo esos espectáculos en vivo por la televisión y para el mundo? ¿Cómo es posible que no se actúe de manera pacífica dando la enseñanza de que nuestra pelota es cultura? ¿Por qué en los últimos años, el arbitraje nuestro no es el más experto del béisbol que se juega en el mundo como lo fue un día Amado Maestri, Iván Davis, Alfredo Paz, Omar Lucero, entre otros?
 
Así como el béisbol ha dejado de ser pez en su mar, pensamos que los árbitros de la pelota cubana en estos momentos no son los más correctos, pero en realidad es lo que tenemos.
 
El organigrama de la serie pensamos que no fue el más justo, ya que el cansancio en los equipos, proporcionado por los extensos viajes de un extremo a otro, hizo variar a última hora, el horario de muchos partidos calificados por la Federación Cubana de Béisbol. En fin, fue una temporada algo rara, con limitaciones aún existentes para los lanzadores en play off, con falsedades en cuanto a la reglamentación realizada por parte del INDER a inicios de la serie nacional en que dejaron abierto un decreto ley sobre el pago mensual a peloteros y demás deportistas y aún no se ha pagado desde el mes de noviembre. Pero por encima de esas dificultades, se vio más competividad en los equipos durante la primera fase y la segunda, después de tomados los refuerzos por cada uno de los ocho equipos para la discusión de las semifinales.
 
Ya en la semifinal, Matanzas tomó desquite del campeón Villa Clara y con un juego agresivo, llegaron a la final después de derrotar a los azucareros solamente en cinco partidos. En la otra semifinal ocurrió algo sorprendente y que ha quedado para la historia, con un mejor pitcheo la selección pinareña se vio en el abismo frente al equipo Industriales, pues luego de cuatro partidos los azules tenían la final asegurada con ventaja de tres juegos por uno frente a Pinar del Río. Pero tras perder el quinto partido y último en el estadio Latinoamericano, los azules de Vargas cometieron el error más grande que haya cometido un equipo de la capital en la tradición cubana de la pelota, llegaron a Vueltabajo a ganar un solo juego y cantaron victoria antes de tiempo. El conjunto azul llegó y no acudieron a las habitaciones del hotel donde se hospedaban, entregaron las llaves de cada unas de las residencias e hicieron el canto antes de la melodía. Lo cierto es que merecidamente fueron derrotados en los dos últimos partidos por los de Urquiola.
 
Y efectivamente el tiempo le dio la razón a los pinareños. Contra todo pronóstico de favoritismo, el Tsunami venció a los rojos de Matanzas demostrando que los equipos de historia tienen más en el terreno que los dirigidos por alguien que comete errores ante la prensa en Cuba y principalmente con la de Vueltabajo. Pero la inesperada respuesta de Víctor a los periodistas vueltabajeros también ha quedado para la historia.
 
En fin: pienso que sí, hay que reconocer que en esta serie, Pinar del Río se ha convertido en el mejor equipo de Cuba, es el campeón, sigue siendo de los cuatro grandes de la pelota cubana. Bajo la sabia mano de Alfonso Urquiola consiguieron su décimo título en series nacionales, el tercero para el gran manager que es Alfonso, de lo mejor que existe en Cuba en estos momentos. Quedemos entonces a la espera de la 54 Serie a comenzar seguro en noviembre y mientras tanto disfrutemos de la Copa Mundial de Fútbol que inicia en junio en varias ciudades de Brasil y en la que veremos a los mejores jugadores del mundo. Si me preguntan el favorito, por supuesto que la canarinha, que vuelve otra vez con ese buen manager, como lo es Alfonso Urquiola en la pelota, Felipao Scolari en el fútbol. Suerte y que gane el mejor.
 
Ezequiel Morales Montesino (Pinar del Río, 1976).
Escritor y crítico deportivo
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