Nació en La Habana el 28 de agosto de 1762. Murió en la misma ciudad el 6 de abril de 1835, a la edad de 73 años. Filósofo, educador, político, escritor y periodista. Cursó estudios en el Seminario San Carlos y San Ambrosio (1774). En la Universidad de San Jerónimo de La Habana. Concluyó sus estudios de Bachiller en Artes (1781); así como los de Bachiller y Doctorado en Sagrada Teología (1787-1788), respectivamente. Consagrado como sacerdote (1881). Obtuvo por oposición la Cátedra de Filosofía en el “Seminario San Carlos y San Ambrosio” (1786). Dominaba el latín, el inglés y el francés. Excelente y reconocido orador: “Elogio a Don Luis de Las Casas” (1820) y “Discurso pronunciado con motivo del atribuido traslado de los restos de Cristóbal Colón a La Habana” (1796). Polemista por excelencia. Considerado representante de la Ilustración. Reformista cubano desde finales del siglo XVIII hasta su muerte, que dio inicio a la transformación cultural e ideológica en Cuba. Escritor incansable. Su “Tratado de Lógica”, sus composiciones poéticas y artículos periodísticos constituyen prueba de ello. Tradujo del latín al español la “Historia del Nuevo Mundo y en especial de México”, del cronista Sepúlveda. Sus “Memorias de la Sociedad” dan prueba de su erudición. Se pronunció sobre diversos temas: fomento de la población habanera, la agricultura, de los principios que regulan las sociedades de seguros que aún no se aplicaban en Europa, el comercio, la creación de redes de comunicación (caminos en toda la Isla) para beneficiar la diversificación y desarrollo del intercambio comercial.
Entre sus obras más destacadas en los campos de la filosofía, las ciencias y la educación tenemos: “Philosophia electiva” (1744), “Discurso sobre la Física” (1791), “Discurso filosófico” (1798), “Las ideas y la filosofía en Cuba” (1790), “Memoria sobre la necesidad de reformar los establecimientos universitarios”, “Lecciones de la filosofía eclesiástica” y su composición en latín del “Epigrama por la muerte del Obispo Espada”.
Como periodista se empleó a fondo. Primero como director del “Papel Periódico” (primer medio noticioso publicado en Cuba (1790); después, en sus colaboraciones en el “Diario de La Habana” y en “El Observatorio Habanero”.
Su oratoria en las honras fúnebres de Nicolás Calvo (1801), en la sede de la Junta Patriótica, le abrió las puertas de esta institución para que la misma le confiara, posteriormente, responsabilidades honoríficas e importantes comisiones de trabajo a lo largo de su vida.
Finalmente quiero expresar que, en este ensayo, es nuestro propósito destacar la proyección de José Agustín Caballero como filósofo, educador y político por considerar que fueron las facetas que mayor abandono divulgativo padecieron después de su muerte, a pesar de constituir, a nuestro juicio, las más relevantes en su profunda y diversa vida intelectual.
Educador, filósofo y político
José Agustín propuso en el seno de la Sección de Ciencias de la Universidad de San Jerónimo de La Habana (1795) una moción sobre las reformas que consideraba necesarias en el Plan de Estudios existente. Destacaba en el mismo dos aspectos: el alcance e importancia que para los destinos de un país tiene su Sistema de Enseñanza y los obstáculos que surgirían a sus planes reformadores.
A pesar de los fuertes debates y los sólidos argumentos expuestos por el Padre José Agustín, no tuvo seguidores que lo apoyaran porque se conocía que el gobierno de Su Majestad no autorizaría los cambios propuestos. Caballero también abogó por el establecimiento de cursos de Anatomía, Química y Matemáticas que no existían en ese Alto Centro de Estudios. De igual manera defendió el derecho a la crítica bien fundada y su beneficio para el estudio y dominio de la Teología, el Derecho, la Gramática y su difusión entre todas las clases sociales, así como la organización de escuelas públicas gratuitas. De ese modo tuvo la iniciativa de proponer un primer plan educativo mediante la creación de centros formadores en La Habana para todos los cubanos. Pero tampoco fueron aceptados. Estas, como otras iniciativas que propuso nuestro querido sacerdote Rodríguez-Escudero, eran conocidas y aplicadas en la generalidad de los países europeos. Pero… no podemos olvidar que por esa época, Cuba era colonia de España, metrópoli que no las tenía vigentes ni en su propio país. De ahí el gran mérito de José Agustín al adelantarse a la época y circunstancias en que le correspondió vivir.
Agustín Caballero está considerado como el primer educador que en la historia de la Filosofía y su aplicación metodológica en Cuba (conferencias y seminarios) se apartó del texto aristotélico y de las sutiles formas del escolasticismo. Fue, sin duda, el iniciador de las reformas de los estudios filosóficos en La Habana, lo que equivalía decir: en toda la Isla.
Las ideas de Caballero no eran, lamentablemente, las que le permitían exponer a sus discípulos en las aulas las máximas autoridades universitarias y de la Isla, como se puede verificar en sus propios documentos, donde afirmaba que: “(…) si se concediese libertad a los profesores de la Universidad, se enseñaría la verdadera Filosofía”. Cuando se refería al escolasticismo, Rodríguez-Escudero lo calificaba de: “rancio” y a sus doctrinas de “antigua jerga y sonoras simplezas”. El propio Varela afirmó sobre el tópico que: “Todos los discípulos de José Agustín Caballero fueron eclécticos”. Frase que encierra la idea de aceptar todo lo que pueda ser útil al principio defendido y de ahí su contribución a la verdad, sin someterse a ningún maestro o escuelas que defendiesen diferentes tendencias del pensamiento humano.
José de La Luz y Caballero, su sobrino, confirmó en algunas declaraciones que Agustín Caballero era un filósofo práctico y cristiano: “(…) que fue entre nosotros el que descargó los primeros golpes al escolasticismo (…), fue el primero que hizo resonar en nuestras aulas las doctrinas de los Locke y los Condillac, de los Verulamios y los Newton, (filósofos, sociólogos y científicos europeos) no solo porque José Agustín los mencionara ante sus discípulos, sino porque las enseñó y recomendó como excelentes postulados filosóficos y útiles como línea de conducta y patrón ético-moral ciudadanos. Es más, porque se atrevió a exponer la doctrina desarrollada por Locke en la obra de este filósofo inglés, titulado: “Ensayo sobre el entendimiento humano”.
Partiendo de estas ideas, enseñanzas y principios filosóficos, José Agustín Caballero concluía que su fórmula se ajustaba a que: “La inteligencia, instruida en las reglas de la Lógica, es bastante idónea para distinguir lo falso de lo verdadero”.
Sus teorías acerca del buen gobierno
Sucintamente expondremos los aspectos fundamentales que alcanzaban sus propuestas, recogidas en las peticiones que le propone al gobierno central acerca de las colonias de Ultramar, como era el caso de Cuba:
– Modificar la línea del gobierno para que los Representantes de España, al aplicar la autoridad de que están investidos, no abusen de su poder y, en consecuencia, de los pueblos sometidos.
– Sustituir el obsoleto sistema de gobierno que desde la conquista sacrificó los grandes y naturales recursos de estos dominios, al interés desmedido y privado de un gremio (léase monarquía española) por otro sistema liberal.
– Considerar de imprudente la promesa sostenida por la monarquía ibérica a los naturales de Hispanoamérica -y no cumplir- la referida al goce de derechos que por naturaleza les correspondía.
– Señalar el ejemplo de la reciente Revolución Francesa que pudiera impulsar a estos pueblos a tomar por la fuerza lo que les pertenece y no les concedía España.
– Proponer como modelo de Constitución a seguir en los territorios de Iberoamérica la vigente en el Reino Unido de la Gran Bretaña y señalar el error de los estadistas ingleses al privar a sus colonias de facultades para regir su comercio y administración local que, a su juicio, fue la causa principal del grito emancipador de las Trece Colonias y su posterior independencia y surgimiento de los EE.UU. de Norteamérica.
– Describir, con sólidos argumentos, la situación crítica económica, política y social por la que atravesaba España en aquellos años y reclamar justicia para Hispanoamérica, medida que beneficiaría a todos en el futuro: americanos, españoles y la propia monarquía ibérica.
– Reflexionar en el sentido de cómo deben formarse las Cortes, sus deberes, derechos y funciones. Puso de ejemplo a seguir a la Federación de Estados de Norteamérica (los EE.UU.).
– Examinar la situación real de la Isla de Cuba, los peligros que amenazan su prosperidad. Para ello estudia su organización económica y administrativa; y destaca la importancia del fomento de su comercio, la instrucción pública; las leyes de extranjería; las tarifas impositivas y aduanales; la situación del ejército, la marina, la moneda, y las relaciones que deben existir entre la metrópoli y su colonia: Cuba.
– Por último, Caballero expone a la metrópoli su “Proyecto de Gobierno Autonómico para Cuba”, contenido en 15 propuestas que parten de los anteriores y ya señalados ocho puntos analizados por él.
Por supuesto que la encumbrada y sorda monarquía absolutista y militarizada, hizo caso omiso de las propuestas de nuestro insigne legislador y político José Agustín y tomó medidas coercitivas para que ninguna de las respuestas populares dañaran el dominio ejercido por España en Hispanoamérica o que arribaran estas a niveles de verdadera preocupación para los reyes ibéricos y su aristocracia asociada. Los hechos posteriores y la historia escrita a sangre y fuego por los libertadores sudamericanos y caribeños a lo largo del siglo XIX, demostraron las poderosas razones que encerraban los análisis y propuestas casi premonitorias de quien, con el paso de los años, fue identificado como el “Cicerón cubano”.
Conclusiones
José Agustín Caballero y Rodríguez-Escudero fue un hombre modesto, desprovisto de ambiciones personales (lo aseguran sus discípulos José de la Luz y Varela y todos los que le conocieron). Se negó a obtener ventajas económicas y reconocimientos que, en realidad, eran más que merecidos. Jamás renunció a sus ideas y objetivos en los terrenos educativos, filosóficos y políticos. Fue polémico y difícil de rebatir en su oratoria y documentos hechos públicos por la solidez en sus argumentos. Combatió el escolasticismo como método de enseñanza empleado en Cuba. Fue ecléctico-racionalista, devenido en ideólogo reformista. Divulgó las enseñanzas de Locke y Condillac y las de otros grandes pensadores europeos. Defendió el sistema de análisis científico guiado, primariamente, por la percepción que nos ofrecen nuestros sentidos, para después apoyarse en la razón y la experiencia acumulada -mediante la aplicación de los métodos de análisis deductivo e inductivo, según el caso- para lograr la máxima aproximación a la verdad que se requiere alcanzar como respuesta exigida por el tema sometido a estudio. De José Agustín Caballero diría Manuel Sanguily: “(…) con haber contribuido en gran medida a formar entre otros a esos cuatro superiorísimos varones (Sanguily se refiere a Varela, Saco, José de La Luz y Escobedo) su mérito es ya singular y justísima su gloria”. Expresión que a pesar de ser acertada, no abarca completamente en extensión y profundidad, la proyección multifacética que, por derecho, le correspondió al insigne patricio en su meritísima obra pública como intelectual cubano.
Fue un símbolo heráldico con un claro mensaje que siempre lo mostró en defensa del progreso, la libertad, la ilustración, el patriotismo, el bienestar de su patria y de su pueblo; consigna que como sentencia exigía jamás podría abandonarse, bajo la pena de ser condenado, quien la violase, al eterno fuego del infierno y al olvido definitivo de la patria que lo vio nacer.
(Continuará)
Estos trabajos sobre los Pensadores cubanos han sido escritos para la publicación “Misceláneas de Cuba” en Suecia. El autor y el director de dicha publicación, el Sr. Osvaldo Alfonso, han autorizado para ser publicados dentro de Cuba en la revista Convivencia.
Bibliografía
– Montaner y Simón. “Diccionario Enciclopédico Hispano-Americano”. Barcelona. Tomo IV. p 21.
– Vidart, Luis. “Enciclopedia Española: del movimiento científico en Cuba”. 1866.
– “José Agustín Caballero en EE.UU.” 1911.
– Castellanos, Jorge. “José Agustín Caballero: Raíces de la ideología burguesa en Cuba”. 1944.
– Piñera, Humberto. “La reacción contra el escolasticismo”. 1960.
– Buch Sánchez, Rita María. “José Agustín Caballero, iniciador de la reforma filosófica en Cuba”. Tesis de Doctorado. 1998.
– González del Valle, Francisco. “José Agustín Caballero”. Editorial Universidad de La Habana. 1944.
– Agramonte, Roberto. “José Agustín Caballero y los orígenes de la conciencia cubana”. Universidad de La Habana. 1952.
Héctor Maseda Gutiérrez.
Uno de los 75 presos de conciencia del 2003.
Agencia DECORO.