Cuba es como un ajiaco, diría Fernando Ortiz refiriéndose a la variedad cultural que caracteriza a los cubanos, pero como en todo ajiaco se mezclan viandas y sabores, que mal empleados, pueden crear confusión y desagrado al paladar. Lo mismo puede pasar con los diferentes símbolos, que nos identifican como cubanos y los conceptos mal enseñados o mal utilizados.
Por eso creo oportuno llamar a reflexión sobre algunas definiciones importantes que en los últimos 50 y tantos años han tomado significados contradictorios, alejándose muchas veces de su esencia, sobre todo en el marco político, y han provocado una antipatía total por parte de los jóvenes en su mayoría. En el pasado Congreso del Partido, el presidente cubano mencionó una frase, justo para referirse al Partido Comunista de Cuba, único legal desde el triunfo revolucionario de 1959: “Si lograran fragmentarnos, sería el comienzo del fin de la Patria, la Revolución y el Socialismo”. Mezclando Patria, Revolución y Socialismo como una misma cosa, el Partido.
Entonces, sin más preámbulos, propongo echar un vistazo a las definiciones de los conceptos de estas cuatro palabras, que por separadas tienen mucho que aportar a nuestra razón. Para empezar, Patria: “Tierra de nuestros padres, nación independiente en la que se unen las personas que conviven como comunidad social por lazos territoriales, idiomáticos, culturales, históricos y políticos. La patria está constituida por elementos objetivos: el suelo o territorio, con su geografía característica, sus próceres o patriotas fundamentales, su economía, su estructura política, las personas que la integran. Elementos subjetivos como la cultura, la historia pasada, la religión, los elementos de la nacionalidad, los proyectos comunes para el futuro, el afecto por lo nuestro, el esfuerzo comunitario del presente” (Ética y Cívica: Aprendiendo a ser persona y a vivir en sociedad).
“Patria, diferente de: el Estado, el gobierno, la ideología oficial, un partido, una persona, un movimiento histórico, una revolución, una religión”.
Diría nuestro Héroe Nacional en uno de sus escritos en el periódico Patria, definiendo propiamente a la “Patria”: “Quienes vivimos para ella, no necesitamos frasear sobre ella. De ella es mandar y de nosotros obedecer, es nuestra adoración, no nuestro pedestal ni nuestro instrumento… Reunidos en un mismo espíritu los batalladores de siempre, los de la guerra y los de la emigración, los recién llegados y los infatigables, los de una y otra comarca, los de una y otra edad, los de una ocupación y otra… la pasión republicana, la ansiedad de la acción, la unión de las energías, el orgullo de la virtud cubana, la fe en los humildes y el olvido de las ofensas, moverán y nada más nuestras plumas”.
Ser patriota, en la Cuba de hoy, supone mostrar a los propios cubanos que la Patria, sus símbolos, su historia, van más allá de un partido, de un sistema, supone entender que una cosa no tiene que mezclarse con la otra, que un gobierno no es un país.
Por otro lado, Revolución, que en su concepto más simple, según Wikipedia, “es el cambio o transformación radical y profunda respecto al pasado inmediato”.
Se establece la revolución como una idea cambiante debido a lo que las circunstancias ameriten en el momento, estas pueden ser económicas, culturales, religiosas, políticas, sociales, militares. Cambio político y social radical alcanzado normalmente de forma violenta y con la participación de amplios sectores de la población, como la Revolución francesa, la mexicana o la rusa.
Las revoluciones son consecuencia de procesos históricos y de construcciones colectivas, para que una revolución exista es necesario que haya una razón para la nueva unión de intereses comunes o utopía, frente a una vieja unión de estos. La revolución siempre se efectúa con el propósito de combatir una injusticia, y como existen diferentes injusticias también existen diferentes tipos de revoluciones”.
La cubana, por ejemplo, y me refiero a la iniciada por Fidel y los jóvenes del centenario, ha perpetuado el término, la palabra y el significado de revolución, proclamándose continuadora de un proceso que comenzó en 1868 con la toma de las armas en La Demajagua, y continúa hasta hoy, patinando con los mismos problemas de hace 50 años e impidiendo el avance del país, ligando una ideología, un sistema político a una palabra tan rica, condenándola al desuso por aquellos que nada quieren saber del comunismo o el “socialismo” cubano. Raramente se escuchará a una persona declararse revolucionario sin que sea tomado como comunista o simpatizante de la política del país.
Otro de los términos más utilizados es el de Socialismo, pero como los anteriores, pocas veces o ninguna, vamos a su raíz y me permito usar nuevamente la definición de Wikipedia, el Google de los que no tenemos internet. Socialismo: “Es el control por parte de la sociedad organizada como un entero sobre todos sus elementos integrantes, tanto los medios de producción como las diferentes fuerzas de trabajo aplicadas en las mismas. El socialismo implica, por tanto, una planificación y una organización colectiva y consciente de la vida social y económica. Subsisten sin embargo criterios encontrados respecto a la necesidad de la centralización de la administración económica mediante el Estado como única instancia colectiva en el marco de una sociedad compleja, frente a la posibilidad de formas diferentes de gestión descentralizada de la colectividad socialista, tanto por vías autogestionarias como de mercado. Existen también discrepancias sobre la forma de organización política bajo el socialismo para lograr o asegurar el acceso democrático a la sociedad socialista a clases sociales o poblaciones, frente a la posibilidad de una situación autocrática por parte de las burocracias administrativas.
Las formas históricas de organización social de tipo socialista pueden dividirse entre determinadas evoluciones espontáneas de ciertas civilizaciones de carácter religioso y las construcciones políticas establecidas por proyectos ideológicos deliberados. De estas se destacan, respectivamente, el Imperio Inca y la Unión Soviética”, de la cual el gobierno cubano se nutrió por muchos años, reinterpretando la filosofía de Marx y deformando poco a poco la definición real del socialismo, convirtiéndola en una realidad cada vez más utópica de lo que ya era para el pueblo cubano, un pueblo que ha repetido en libros, escuelas, trabajos y consignas como las de “Socialismo o muerte” estas deformaciones sin saber a ciencia cierta qué es el socialismo o qué supone ser socialista.
Por último me parece válido resaltar ¿Qué es un partido?
Partido: “Es un grupo de personas organizadas en torno a un núcleo ideológico o de valores, que en el ámbito de un sistema competitivo, promueve y plantea problemas y programas que atañen a los ciudadanos o a toda la sociedad; presenta candidatos para los cargos públicos elegidos y participa en las elecciones intentando captar el mayor número de votos para obtener el poder, ya sea legislativo o ejecutivo, con el fin de realizar el proyecto político de que es portavoz. Intenta, además, mantener implicadas en una acción política, comprometida y programada, a un gran número de personas creando canales de comunicación y de participación, reforzando actitudes y opiniones políticas ya existentes o introduciendo nuevas. Es obvio, pero necesario, decir que un Partido no puede, ni debe, representar a toda la Nación. Su nombre mismo lo dice: Partido es una parte. Por eso ningún Partido debe descalificar a los otros partidos opuestos como si fueran apátridas, antinacionales, mercenarios, etc. Los partidos opositores son “la otra parte” de la Nación con sus programas y propuestas” (Ética y Cívica: Aprendiendo a ser persona y a vivir en sociedad).
Ahora retomando la frase de Raúl, fragmentar el Partido Comunista de Cuba, o sea, abrir el diapasón político a más de un partido, permitir el diálogo, la confrontación pacífica, la convivencia entre más de una campaña, una idea, un líder, ¿supondría el fin de la Patria, la Revolución o el Socialismo? ¿O tan solo supondría dar paso al comienzo de una nueva etapa para Cuba y los cubanos que vivimos dentro y fuera de la Isla? Supondría la inclusión de todos, hacernos protagonistas de nuestra historia. Supondría dar a los jóvenes un motivo, un fuerte motivo, por el cual no abandonar su Patria, una oportunidad para soñar y hacer realidad estos sueños aquí, como cubanos.
Bertha Karolina Guillén Martínez (Candelaria, 1991).
Estudiante de Humanidades en el Centro Cultural Padre Félix Varela.