Hay una dulcería particular muy buena en la provincia de Pinar del Río, venden una variedad de dulces exquisitos y tienen una gran demanda. Hacen hermosos y deliciosos cakes de cumpleaños con figuras muy conocidas por los más pequeños de la casa. Además, tienen un espacio equipado con mesas y sillas para deleitarse a gusto.
Hace días pasé a comprar dulces y delante de mí una persona compró y pagó en CUC, y la dependienta le dijo que en preferencia no lo aceptaban, pero de hacerlo era a 22 CUP, cuando el equivalente a 1 CUC son 24 pesos en moneda nacional (CUP). Yo también iba a pagar en CUC, al oír esto me fui y no compré los dulces. Pensé en lo incómodo que es para los cubanos la dualidad monetaria, lo pesado y difícil que se hace pagar en los diferentes lugares donde se hacen compras, ya sea que acepten CUC, CUP o ambas.
Hoy volví a comprar dulces y vi un cartel que dice ‟No se acepta pago en CUC, gracias”. Me sorprendió porque nunca antes había estado en un establecimiento particular con tanta demanda en el que no aceptaran ambas monedas. Es realmente incómodo para los consumidores que el pago solo pueda hacerse en una sola moneda de las dos que circulan, limita las compras por parte de los que en esos momentos estén interesados y no tengan moneda nacional. Respeto la decisión del dueño(a) del establecimiento y desconozco los motivos exactos de tal decisión, pero imagino cuáles puedan ser estos por el run run que hace algún tiempo se escucha acerca de la unificación de las dos monedas.
Por otro lado, el gobierno cubano siempre ha determinado en qué moneda se paga en sus establecimientos, no fue hasta hace poco tiempo que en las tiendas recaudadoras de divisas y otros pocos centros de venta y servicio se acepta también el pago en CUP, quedando aún muchos otros como, por ejemplo, ideales, bodegas, correos, en los que no se pueda pagar con ambas monedas. Entonces ¿por qué no puede hacerlo el particular?
Aun así, creo que los dueños de los negocios particulares deben tener como primera opción hacer sentir a gusto a sus clientes a través de todas las vías posibles y obtener el máximo número de ganancias, pero lo segundo no se consigue sin lo primero.
El tema de la doble moneda en Cuba es una de las tantas promesas a resolver, que aún hoy no tienen solución. Como dice mi amiga Karina Gálvez Chiú “el problema no es la eliminación de la doble moneda, sino que hubiera sido necesario establecerla y mantenerla durante tanto tiempo. Y esas condiciones que la provocaron, se mantienen o han empeorado. Esas son las que necesitamos cambiar”.
Rosalia Viñas Lazo (Pinar del Río, 1989).
Miembro del Consejo de Dirección del CEC.