Por Yoandi Izquierdo
Más que para dar fe de mi experiencia personal, sirva este pequeño comentario como consejo: tome las precauciones necesarias para que en el reino del absurdo todo le parezca razonable. Resulta que por estos días me ha tocado realizar un cambio de dirección y ante la falta de orientación me dirigí a la Oficina del Carné de Identidad donde me informaron sobre los primeros pasos que pude realizar, inesperadamente, de manera satisfactoria.
Como no había tenido que realizar trámites de esta índole (a no ser una renovación del CI a los 20 años, producto de un error de ellos en el número de identidad) me asombré y pensé que no era tan difícil como muchos comentan por ahí. Al concluir me informaron que con la nueva tarjeta transitoria (sólo válida con el CI) debía presentarme en la Oficina Municipal de Vivienda y una vez concluido mi tránsito por allí y habiendo recibido el veredicto, regresara para confeccionar, en caso positivo, el CI con la nueva dirección permanente.
En la Oficina Municipal de Vivienda
12:10 pm – Buenas tardes. Yo necesito…
_ Aquí se atiende a la población de lunes a miércoles hasta las 12:00m, hoy es martes, si quiere venga mañana.
_ Mire, usted no sabe qué trámite yo quiero realizar, quizá no es aquí y pierda mi tiempo desorientado.
_ ¿Qué va a hacer?
_ Un cambio de dirección.
_ Sí es aquí, venga mañana.
_ Muchas gracias.
Al día siguiente, sacrificando horarios y luchando con el transporte logré llegar, no temprano, pero sí sobre las ocho de la mañana (la oficina comienza a atender al público a las 8:30 am). Sobre las 8:35, al ver que no llamaban al primero, que casualmente era yo, me dirigí a la oficina sobrepasando los obstáculos impuestos por la señora que limpia, que muy afanada en su trabajo no dejaba pasar el personal al interior de la instalación, pues la espera es en el portal. Y grande fue mi sorpresa cuando la persona que atiende al público me dice:
_ Ay! Tú eres el muchacho de ayer. ¡Pero te fuiste!
_ Bueno señora, usted me dijo que su trabajo era hasta las doce del día, que no podía atenderme, que regresara hoy.
_ Ah sí, pero yo me quedé hasta más tarde.
_ Bueno ya eso no tiene solución. Yo estoy aquí por un cambio de dirección.
_ Sí, tú estás aquí para documentarte.
Y sacó una hoja de papel, la rasgó en cuatro pedazos (estilo block de notas) y en uno de ellos me escribió los documentos que debía presentar, leyéndolos en alta voz:
_ Tienes que solicitar el autorizo de zona. Eso no es aquí, eso es al frente. Puedes venir más tarde porque ahí siempre hay tremenda cola, hoy trabajan hasta las 6:30.
_ ¿Eso solamente?
_ No niño, el dictamen técnico acompañado de un sello de diez pesos en moneda nacional, el escrito de solicitud que tiene que hacer el propietario y la propiedad original.
_ Es todo lo que tengo que ver con usted.
_ Sí, ya. Si hay alguien más allá afuera dile que pase.
_ Ah, disculpe: ¿el propietario tiene que venir conmigo a los próximos pasos?
_ No, no, no es necesario.
_ Muchas gracias, aunque creo que todo esto me lo podía haber dicho ayer.
Confiando en sus consejos de que en la tarde de ese mismo día habría menos cola, regresé sobre las cuatro y me recibió en su buró de recepcionista una señora con:
_ ¿Usted es el propietario? Sino no puede realizar ningún trámite.
Si en la mañana pregunté para evitar este tipo de inconvenientes, ¿por qué la señora no supo dar la respuesta correcta? ¡Ah, me acabo de enterar! ¡Soy la primera persona que solicita un cambio de dirección!
Pero hay más: cuando finalmente llegó la persona que nos atendería, (había salido a comprar una pizza para su hija a la avenida principal) nos dice que el arquitecto irá a la casa dentro de una semana, que debemos tener un sello de 10 pesos en moneda nacional y entregarle 30 pesos por el servicio. “Él es quien determina si cabe o no en la casa.”
El día de la medición de la casa, al concluir, el arquitecto pide el sello de 5 pesos.
_ Pero ¿no es de 10 pesos?
_ No, es de 5. ¿Quién le ha dicho otra cosa?
Y yo me pregunto cuántos errores más vendrán, porque aún no tengo el Carné de Identidad Permanente y según mis cálculos me restan cuatro o cinco visitas a la Oficina Municipal de Vivienda. También me pregunto cuál es la función de los trabajadores de esa entidad: ¿orientar o desorientar?
Yoandi Izquierdo (Pinar del Río 1987)
Estudiante universitario. Pinar del Río.