ORDENAMIENTO: DUDAS E INTERROGANTES

Foto tomada de Internet.

La primera tarea del ordenamiento económico es lograr un crecimiento sostenido y significativo del producto interno bruto (PIB) del país. Significativo para mí es entre 3 y 5 por ciento anual. Por sostenido entiendo, por lo menos, 10 años.

Observo, con sorpresa, que el gobierno planifica un crecimiento de 7 por ciento para el 2021. Me sorprendo porque el país, con muchos más recursos y condiciones en el pasado, no ha tenido nunca un crecimiento como ese. Creo que es la tasa que se necesita, pero no la posible. Quizás los planificadores consideraron que crecer a partir de la caída del producto un 11 por ciento en 2020, hace posible tal ambición.

Considero, con todo respeto, que en esa decisión del 7 por ciento, están el optimismo y la fe exultantes que animaron el encuentro de Cinco Palmas, con la diferencia que no hay 7 fusiles.  

La inflación deseada

Crecer 7 por ciento con una inflación deseada ¿Cuál es la inflación deseada? ¿Es de un dígito o de dos? ¿Cuál es el guarismo no declarado? ¿Por qué omitirlo?

En ocasiones el señor Murillo ha dicho que si el sector privado no incrementa sus precios más allá de los actuales multiplicados por tres, la inflación no rebasaría el nivel esperado (¡!). Esta misma declaración, aparte que le dio la seña al sector privado con respecto a sus posibilidades de incrementar precios, operó como un detonante por dos razones. La primera porque el sector estatal ha incrementado precios multiplicándolos por 3, 4, 10, 20 veces. Y como se le ha dicho, el sector privado, que lo quieren emparejar en condiciones y oportunidades con el sector estatal, pues sencillamente ha tratado de imitarlo. La segunda razón es más teórica, digamos que es filosófica: los concurrentes al mercado en libre competencia buscan la máxima utilidad. Es la naturaleza de la producción mercantil capitalista, aún en el estrecho espacio vital de que dispone Cuba. No es su culpa, es su esencia.

¿Se controlará la inflación?   

No creo que sea una inflación dócil. Ni creo que dadas las condiciones de Cuba, el Banco Central y el Ministerio de Economía puedan usar las tasas de interés e incluso, otra u otras devaluaciones, para manejarla. El control será un resultado de apremios y acciones punitivas administrativas. En 2021 no habrá la oferta de bienes y servicios necesaria para enfrentar la demanda. Ojalá el llamado a la responsabilidad y cordura que ha hecho el gobierno dé resultados. Sería la primera vez que esto suceda.

Por lo pronto sería necesario y muy deseable que cuatro veces al año, o por lo menos cada seis meses, el Ministerio de Economía publicara en el periódico Granma, el índice de precios al consumidor (IPC) y el indicador del poder de compra del peso (PCP). Esto nos permitiría evaluar los efectos que tenga la inflación sobre nuestro nivel de vida colectivo. Para evaluar el efecto individual sobre nuestras vidas no hacen falta indicadores, basta con sentirlos en la mesa, en la piel, en la calle.

La inflación y el ahorro 

Un ciudadano preguntó a la Mesa Redonda si el Banco pagaría más intereses a los ahorristas, dado el incremento general de los precios. Desestimaron la pregunta. Le respondieron que no había vínculo entre las tareas del ordenamiento y las tasas de interés pagadas a los ahorristas ¡Increíble!

La tasa que paga el Banco, tasa nominal, se convierte en real cuando se le resta la tasa de inflación. La tasa más alta que paga el Banco sobre cuentas de ahorro es la que le aplica a los depósitos a plazo fijo por seis años. Esta es de un 7 por ciento, y parece ser que la tasa de inflación deseada, y lo peor, la indeseada, supera esa cifra, por lo que miles de cubanos estarían recibiendo intereses negativos como estímulo para ahorrar.

En Cuba hay un monto de ahorro en los bancos envidiable para convertirlo en inversión, para que cientos de cubanos puedan crear empresas con financiamiento propio, o participar en las empresas de otros o del Estado ¿o va a continuar el dinero ahorrado honestamente, congelado? ¿Quieren que se gaste en consumo, cuando haya qué consumir? ¿Sabe alguien el costo de oportunidad de los cientos de millones de pesos ahorrados en las arcas bancarias de Cuba?

La inflación deseada se multiplica

La bolsa de yogurt comprada en los “Mercados Ideales” le costaba al ciudadano cubano, el 31 de diciembre de 2020, 3 pesos. El primero de enero comenzó a costarle 5 pesos. Esto estaba previsto en los aumentos de los ingresos de los ciudadanos.

En las cafeterías de las empresas irrentables de la gastronomía popular, donde el yogurt también costaba 3 pesos y lo vendían por bolsas para no ensuciar el vaso, el primero de enero comenzó a venderse la bolsa a 12 pesos y 40 centavos ¿Confort? Ninguno ¿Mejor producto? ¿Mejor servicio? De eso nada. El cambio es que ahora ensucian el vaso. Se trata de precios para anular pérdidas y esconder ineficiencias. Este precio no está en los cálculos del control de la inflación deseada. Así se replica y multiplica la inflación en el pan de 3 pesos que ahora la vendedora lo oferta a seis aunque le sigue costando tres; y en el corte de cabello, que el barbero, captando la seña de Murillo, multiplicó por tres.

¿Crecer 7%?

Hace falta. Y hace falta por muchos años seguidos. Pero hay que encontrar una dosis en los cambios, como esa que se receta en la televisión nacional: la dosis exacta.

Todo remedio y medicamento es un veneno si se sobredosifica. Hallar el punto en que cura sin dañar es verdaderamente difícil. Es un lugar que está en una recta acotada por el punto en el que el cambio inducido por el ordenamiento no produce adelanto, y aquel en que desata la revuelta social. Estamos hablando de política, de alta, delicada, y peligrosa política.

 

 


  • José Antonio Quintana de la Cruz (Pinar del Río, 1944).
  • Economista jubilado.
  • Médico Veterinario.
  • Reside en Pinar del Río.

 

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