Por José A. Quintana
No existirán las pequeñas y medianas empresas privadas (PYMES) en el modelo económico cubano actualizado, al menos no existirán con la eficiencia, el acceso a nuevas técnicas, tecnologías y crecimiento con que muchas de ellas en el mundo han contribuido al progreso humano, como es el caso de la informática y la computación electrónica. “Chinchales”, le llamó el Ministro de Economía a este tipo de Empresas en la recién concluida sesión de la Asamblea Nacional en la cual se informó la metodología tributaria que hará imposible la concentración de la propiedad privada en Cuba. Según la exposición de la Ministra de Finanzas, reforzada por aclaraciones incidentales de Marino Murillo, Ministro de Economía, el impuesto sobre la utilización de fuerza de trabajo será multiplicado por crecientes coeficientes que harían desistir del crecimiento a los pequeños empresarios privados en el momento en que tuvieren 9 trabajadores contratados. El décimo trabajador significaría incurrir en pérdidas.
Los instrumentos tributarios de disuasión de la concentración de la propiedad privada, que actualizan una ley ya aprobada, hacen inútil la continuación de la discusión popular de este tema, el cual no parece necesitado de la aprobación del Congreso del Partido.
En la lógica de los coeficientes de castigo tributario por el uso capitalista de fuerza de trabajo no hay cabida para otro crecimiento empresarial que no sea el extensivo. Parece haber convencimiento en la dirección del país que a las no PYMES cubanas les será imposible un crecimiento debido a otras variables. Pero, ¿y si un pequeño y talentoso grupo de personas lograra crear una empresa con un gran volumen de negocios? ¿Se inventarían coeficientes de disuasión para el crecimiento intensivo debido a altos niveles de productividad? En diferentes países hay empresas con menos de nueve trabajadores que exportan varios millones de dólares y otras que producen idénticos valores para consumo doméstico. Es obvio que a las fuerzas productivas de tales empresas no se les prohíbe el acceso a la técnica y ciencia de vanguardia. ¡Son talento apalancado!
Pero todo indica que en Cuba no habrá pequeños ni medianos negocios privados (PYMES); sí, micros y nano empresas (MYNAS), a las que en cubano se les conoce como chinchales.
José A. Quintana
Economista jubilado