Nicolás Gutiérrez, fundador de la primera academia de ciencias en Cuba

Martes de Dimas

Nicolás José Gutiérrez Hernández, nacido y fallecido en la capital cubana (1800-1890), se graduó de médico en la Real y Pontificia Universidad de San Gerónimo de La Habana, donde obtuvo el grado de doctor. Se desempeñó como catedrático de Anatomía General y ocupó el cargo de rector de la Real y Literaria Universidad de La Habana. Fue cirujano Mayor y profesor de Anatomía Descriptiva del Hospital Militar de La Habana y secretario de la Sección de Educación de la Real Sociedad Económica Amigos del País de La Habana.

Gutiérrez realizó sus primeros estudios en escuelas privadas. En el convento de San Juan de Letrán obtuvo el grado de Bachiller en Filosofía. Su inclinación a la Medicina se manifestó en 1819, año en que se inauguró el primer curso práctico de Anatomía, Fisiología y Química en el Hospital Militar de San Ambrosio. Por sus resultados en este curso, la Sociedad Económica de Amigos del País, aunque no lo cumplió, se comprometió a costear sus estudios médicos en París o España.

En 1820 comenzó la carrera de medicina en la Real y Pontificia Universidad de San Gerónimo de La Habana y en 1823 le fue otorgado el título de bachiller en Medicina. Después de realizar los estudios y prácticas correspondientes para alcanzar el grado de Licenciado, en 1825 obtuvo el diploma que lo acreditó para ejercer dicha profesión. En 1827 obtuvo el grado de doctor en Medicina y entre 1836 y 1837 realizó estudios en Francia. Fue cofundador de la primera revista cubana dedicada exclusivamente a la medicina, el Repertorio Médico Habanero (1840-1843) y vicepresidente del Congreso Médico Internacional celebrado en 1887 en Washington.[1]

Entre los méritos de Gutiérrez dentro de la medicina, se cuentan: la introducción en Cuba del Estetoscopio; la auscultación para diagnosticar enfermedades respiratorias y circulatorias, y un buen número de técnicas operatorias. Fue el primero en Cuba en practicar la litotricia en la Isla, extirpar pólipos uterinos, emplear el método de Ricord[2] para la curación de la sífilis, efectuar la tenotomía del pie equino, hacer la ligadura de las arterias radial e iliaca interna y externa en los casos de aneurismas, emplear fórceps en los partos, tratar el hidrocele por medio de la inyección de tintura de yodo, embalsamar por el método de Gannal[3], administrar el cloroformo para la anestesia quirúrgica, operar abscesos del hígado, llevar a cabo rinoplastias, curar radicalmente la hernia inguinal y emplear el vendaje inamovible de fracturas.

Entre sus publicaciones cuentan: un libro sobre las técnicas innovadoras (1839); el Breve manual de medicina operatoria para el curso impartido en 1839; Memoria del cólera morbus en La Habana, escrito en colaboración con Agustín Encinoso de Abreu (1843), Curso de Anatomía al alcance de todos (1846), Relaciones entre la fiebre amarilla y la fiebre biliosa de los países cálidos (1864).

A la muerte del insigne Tomás Romay, en 1849, Gutiérrez se convirtió en la principal figura de la comunidad médica habanera.[4]

En sintonía con el padre Varela, quien había expresado: “Es preciso no perder de vista que en la isla de Cuba no hay opinión política, no hay otra opinión que la mercantil […], en Cuba no hay amor a España, ni a Colombia, ni a México, ni a nadie más que a las cajas de azúcar y a los sacos de café”,[5] Nicolás Gutiérrez, expresó: “Siquiera no fuese  más por orgullo nacional, debiera hacérsele entender a los forasteros y extranjeros [sic] principalmente, que no nos ocupamos sólo en hacer azúcar y estaba brotando  cosechar tabaco, sino que cultivamos también las ciencias”. Palabras que revelan el orgullo nacional que estaba surgiendo de la mutación de lo criollo en lo cubano y una demostración de que, en Cuba, además de caña de azúcar y café, se cultivaban los frutos del pensamiento[6]. Por encomienda del Real Tribunal del Protomedicato de La Habana, Gutiérrez, conjuntamente con Agustín Encinoso de Abreu[7], elaboró en 1833 un detallado informe sobre la primera epidemia de cólera que se desencadenó ese año en la capital cubana.

Pero su más trascendente aporte a la medicina y a la cultura cubana fue su papel protagónico desempeñado en el proceso que condujo a la fundación de la Real Academia de Ciencias Médicas, Físicas y Naturales de La Habana (ACMFN-H).

Desde 1826 Gutiérrez, junto a otros médicos, pugnó por crear una Sociedad Médica en La Habana. La idea fue retomada en 1840 al fundarse la primera revista médica cubana. Luego, en 1852, un grupo de galenos solicitaron al Gobierno de España la creación de un Instituto de Ciencias Médicas[8]; propósito al que se unió Tomás Romay Chacón. La solicitud fue aprobada por Isabel II, reina de España, y en marzo de 1861, ochenta y cinco de los ciento sesenta y seis aspirantes a miembros eligieron a los treinta académicos fundadores.[9]

Finalmente, el 19 de mayo de 1861, se inauguró la ACMFN-H, primera institución de ese tipo en Cuba, de la cual Gutiérrez fue su presidente, cargo para el que fue reelegido sucesivamente hasta su fallecimiento en 1890. La Academia fue disuelta en 1962 y sustituida por otra subordinada al Estado y a la persona de Fidel Castro.

Por su obra, Gutiérrez recibió la distinción Gran Cruz de Carlos III y de Isabel la Católica, otorgada por el Gobierno hispano. Socio de Honor de la Sociedad de Estudios Clínicos, del Centro Médico-Farmacéutico de Cienfuegos, y de las sociedades económicas de Santiago de Cuba y La Habana, también fue miembro de varias instituciones extranjeras, entre ellas: la Academia de Lincei, de Roma; la Academia de Ciencias de Nueva Orleans; y la Academia de Cirugía de Madrid.

A pesar de la obra de Gutiérrez, al celebrarse en 1992 el 30 aniversario de la actual Academia de Ciencias, Fidel Castro dijo: “Qué era la ciencia, nosotros realmente no lo sabíamos; qué tenía que ser una academia de ciencias, realmente no lo sabíamos”.

El doctor Nicolás José Gutiérrez Hernández, médico eminente, científico destacado y trabajador infatigable, se mantuvo en permanente contacto con los últimos avances de las ciencias médicas, los introdujo en Cuba y los trasmitió a sus semejantes. Esto fue posible gracias a que pudo pensar, investigar y actuar sin subordinarse a una autoridad vertical, fuera un rey o un dictador. Dejó un abultado, bello y valioso legado a la ciencia y a la cultura nacional.

La Habana, 20 de abril de 2024

[1]Rolando García Blanco.  Cien figuras de la ciencia en Cuba. La Habana, Editorial Científico-técnica, 2002, pp. 212-213.

[2]Filippe Ricord (1800-1889), médico estadounidense.

[3] Método diseñado por el químico, farmacéutico e inventor francés Jean-Nicolás Gannal (1751-1852).

[4]Rolando García Blanco.  Cien figuras de la ciencia en Cuba. La Habana, Editorial Científico-técnica, 2002, p. 212.

[5] Idem, p. 116

[6]Ver: http://scielo.sld.cu/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S1684-18242019000401076 (consultado el 4 de enero de 2024)

[7] Dr. Agustín Encinoso de Abreu y Reyes Gavilán (1798-1854)

[8]Ver: https://www3.paho.org/cub/dmdocuments/BIOLopezJA.pdf(consultado en febrero 8, 2024).

[9]Ver: https://www.ecured.cu/Real_Academia_de_Ciencias_M%C3%A9dicas,_F%C3%ADsicas_y_Naturales_de_La_Habana(consultado en febrero 4, 2024).

 


  • Dimas Cecilio Castellanos Martí (Jiguaní, 1943).
  • Reside en La Habana desde 1967.
  • Licenciado en Ciencias Políticas en la Universidad de La Habana (1975), Diplomado en Ciencias de la Información (1983-1985), Licenciado en Estudios Bíblicos y Teológicos en el (2006).
  • Trabajó como profesor de cursos regulares y de postgrados de filosofía marxista en la Facultad de Agronomía de la Universidad de La Habana (1976-1977) y como especialista en Información Científica en el Instituto Superior de Ciencias Agropecuarias de La Habana (1977-1992).
  • Primer premio del concurso convocado por Solidaridad de Trabajadores Cubanos, en el año 2003.
  • Es Miembro de la Junta Directiva del Instituto de Estudios Cubanos con sede en la Florida.
  • Miembro del Consejo Académico del Centro de Estudios Convivencia (CEC)
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