Por Juan Carlos Fernández
Estas letras, mal que bien articuladas, hace rato deberían haber salido de mí y ser entregadas, para jugar con la posibilidad de que fueran publicadas. Es una deuda, que debería haber pagado.
Por Juan Carlos Fernández Hernández
El punk-rock es decir lo que te dé la gana.
Eddie Vedder (líder de Pearl Jam)
Estas letras, mal que bien articuladas, hace rato deberían haber salido de mí y ser entregadas, para jugar con la posibilidad de que fueran publicadas. Es una deuda, que debería haber pagado. Pero el miedo al tema que aborda me limitaba a mantenerlas solo como proyecto, idea o debate casual. Nunca me pareció el momento prudente para adentrarme en el tan controversial y espinoso tema del punk-rock en Cuba.
Un poco de historia
Para abordar esta corriente, dentro de las tantas que posee el rock, es necesario que viajemos regresivamente en el tiempo y nos situemos en los finales de la década de los 60 del siglo XX en una Gran Bretaña y Estados Unidos con jóvenes descontentos que consideraban que el rock había pasado de ser un medio de expresión para los jóvenes a una mera herramienta de mercado y escaparate de exhibición para los músicos de entonces, alejando la música de la gente común y sus problemas, sueños y aspiraciones.
Es entonces que surge el punk como crítica y burla a la rigidez de los convencionalismos que, entonces y ahora, esconden, con mayor o menor grado de eficacia, formas de opresión social y cultural.
El propio término punk tiene un significado profundamente despectivo que se suele aplicar a objetos o personas indistintamente: basura, suciedad, vago, sucio, despreciable, etc. Irónicamente es utilizado por los propios punkies (seguidores de este sub-género del rock) para desmarcarse de la adecuación a los roles y estereotipos sociales.
La naturaleza propia y la filosofía del punk-rock son la libertad individual, la lucha contra todo autoritarismo y totalitarismo y una férrea defensa de la libertad de expresión. El rechazo a los dogmas es otra interesante característica de este movimiento que también enarbola la búsqueda de más de una verdad. Asimismo rechaza los estándares de la moda y las manipulaciones mediáticas y rechaza de plano el desenfrenado consumismo. Su exhortación es: “hazlo por ti mismo, hazlo a tu manera”.
Si bien comenzó con rasgos sumamente agresivos, proto punk, actualmente se consolida por una profunda concienciación de sus cultores, socialmente hablando, aunque en algunos de sus exponentes todavía se denota cierto idealismo, criticado por algunos pero que ha servido en el pasado y sirve en el presente de motivación para continuar tocando y defendiendo el valor de la libertad personal. Muchos de los exponentes de la escena punk-rock han pasado a ser iconos mundiales de la música. Esta corriente ha ejercido no poca influencia dentro del rock a nivel mundial.
Cuba y el punk, una difícil relación
Debo confesar que desconozco gran parte del panorama punk en nuestro país, ¿en realidad existe? Como único referente en la Isla solo conozco a Porno para Ricardo, grupo formado en la capital del país, alrededor del año 1998 y con un formato que integran: Gorki Águila, guitarra y voz líder, Ciro Javier Díaz, guitarra y voz, Renay Kayrus, batería y voz y Herbert González, bajo y voz.
Es una verdadera pena, aunque entiendo las razones, que esta corriente dentro del rock casi no tenga exponentes dentro del país. No todo el mundo es capaz de asumir la grave responsabilidad de ejercer la crítica explícita al sistema sabiendo de antemano las consecuencias. Porno para Ricardo viene a ser el ejemplo a ojos vista y esto no anima a muchos. Es mejor hacer metal extremo, da más tranquilidad.
Pues, Porno para Ricardo, ya solo el nombre rompe e incomoda, provoca y evoca una filosofía contraria a la masificación socialista: “la persona, Ricardo, es su receptor y el placer, el Porno, para el disfrute”. Toda una tesis de diversionismo ideológico. Porno para Ricardo levanta ronchas en la piel de muchos, ya sea a nivel de Estado o en la propia sociedad cubana.
Con sus canciones y actitudes, altamente irreverentes, estos jóvenes, han sido y son, constantemente discriminados de la escena musical cubana “oficial”. Sin embargo, sus textos comprometidos y de una acidez, que para muchos, roza en la grosería, nos lanza en pleno rostro lo que muchos sentimos en momentos de nuestras vidas cotidianas, cuando estamos con el agua al cuello y tenemos deseos de explotar pero lo guardamos en nuestro interior. Porno para Ricardo hace todo lo contrario, expone el problema y la o las causas que lo generan en toda su crudeza, no se andan por las ramas o como diríamos en buen cubano: No juegan con la cadena, van al mono. Esto lo logran con una eficacia inusitada, con una música no muy compleja, ni muy elaborada, es premeditadamente simple y directa, como sus textos que vienen a ser vivencias personales o problemas cardinales de nuestra sociedad. Son cronistas de una realidad nada agradable y a la que muchos le vuelven la cara para pretender no verla. Al escucharlos es como un electro-shock. Sus detractores se quejan de la vulgaridad en sus textos, pero, nos guste o no, estemos o no de acuerdo, es esa misma herramienta de la que echan mano Gorki y Ciro para hacerse notar, para ser escuchados. Ellos no pretenden jugar con la semántica para decir sin decir, eso ya no sería punk-rock. Muchos se han llegado a preguntar si estos jóvenes viven en Cuba.
Soy testigo del talento de estos músicos en proyectos que han llevado en paralelo al grupo. Por solo citar uno, hace unos años escuche el disco: “Cuando amanezca el día”, del guitarrista y voz, Ciro Javier. Esta obra tiene una fuerza y lirismo grandiosos.
Los integrantes del grupo son todos nacidos después de 1959 y recibieron instrucción en las escuelas y con los maestros del propio sistema, son hijos de la revolución, son parte del fruto que se cosechó y que tuvieron, como muchos, que replantearse sueños y aspiraciones en medio de una realidad que, contrario a la utopía socialista de construir el hombre nuevo lo que ha hecho en realidad es herirlo en lo más profundo de su ser. Una herida que sangra en cada tema que nos regala Porno para Ricardo. Ante su música se reacciona, pase lo que pase, nunca el oyente permanecerá indiferente. Es el descontento de un creciente sector de la juventud cubana, magistralmente reflejado en el documental Los nietos de la revolución, que se pasea por nuestros parques y avenidas con un rosario de frustraciones e inseguridades, sin un proyecto de vida pero que también los hay como los Porno para Ricardo que sí saben lo que quieren y cómo lo quieren, además de trabajar duro para lograrlo a través de la música punk.
En Cuba convivimos en una sociedad que está inmersa en un estado de violencia reprimida y donde una gran mayoría vive conformada o resignada al status quo. El punk de Porno… nos llama la atención constante y conscientemente de esa realidad enajenante, denunciándola de manera poco ortodoxa, pero sí efectiva.
Otra de las cualidades de los integrantes de esta banda de amigos es su decisión, hasta el momento, de permanecer en Cuba y hacer su música desde y para Cuba. Además de estar siempre abiertos a la colaboración con otros jóvenes creadores de diferentes proyectos del underground cubano: Los Aldeanos, Omni-Zona Franca, Raudel de Escuadrón Patriota, el artista del grafiti “El Sexto” y otros que dan muestras fehacientes de las inquietudes artísticas y estéticas de los integrantes de esta agrupación.
Sus propuestas son tan sencillas y directas como lo son sus canciones, es la voluntad de poner sus talentos desde su espacio para cambiar la realidad en la que viven. Es el rechazo a la discriminación y la determinación de luchar por la inclusión.
Es involucrarse en la lucha pacífica por la libertad de expresión y afrontar las consecuencias que esto conlleva. Es estar seguros de que no tienen la verdad absoluta pero que van a luchar por su verdad a voz en cuello desde sus canciones.
Es la voluntad de ser fiel, a lo que se cree y en lo que se cree, por encima de acomodos y falsas aceptaciones. Es continuar siendo cronistas de su tiempo, el mismo, del que son protagonistas y no simples espectadores.
Es no vivir en la multiplicidad de amoralidades e inmoralidades que hoy son norma para muchos. Es también aceptar que no todos los aceptan y vivir con esto en paz.
Es el compromiso del artista que hace su música como la tiene que hacer y en el momento que le tocó hacerla, así de simple.
Esto es Porno para Ricardo, cien por ciento cubano. Y además, a ellos no les gusta la política pero ellos si le gustan a ella, compañero.
Gracias por ser voz de muchos.
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Juan Carlos Fernández Hernández. (1965). Pinar del Río.
Fue co-responsable de la Hermandad de Ayuda al Preso y sus Familiares de la Diócesis de Pinar del Río.
Miembro del equipo de trabajo de Convivencia.