MEDIDAS DE DESIGUALDAD

Miércoles de Quintana

Muchas veces se emplea la frase “salario digno” para especificar uno que no es un salario de hambre ni de élite o privilegio. Digno podría ser un salario en correspondencia con el decoro debido a la persona humana. Bien, ¿pero de cuanto estaríamos hablando? ¿sería una cantidad de dinero fija? Seguramente no. Cambiaría con las circunstancias. Estaría indiciada con el auge o la depresión económicos, con la inflación. Sería una dignidad resbaladiza. El salario digno es un concepto ambiguo.

El reportero de la televisión entrevista a varias personas en el mercado. Les pone palabras en los labios y muchos repiten que sí, que los precios son accesibles. Que pueden ser pagados sin disgustos. Pero, ¿accesibles para quién? El reportero, al indagar sobre la bondad del precio del aguacate, debería preguntar al entrevistado cuánto gana en el mes. Debe, porque un aguacate que se vende en 200 pesos la unidad es accesible solo para los presupuestos de neo burgueses o de élites obreras.  

He comenzado por los ambiguos medidores de salarios y precios porque son, éstos, señales del estado de la distribución de la riqueza y las rentas en la sociedad. Pero hay otros.

Para medir cuantitativamente la desigualdad en la distribución de la riqueza y las rentas, los economistas han inventado indicadores muy elaborados y precisos. Un inglés, Lorenz, allá por el año 1905, ideó una curva de desigualdad que lleva su nombre: Curva de Lorenz. Y luego un italiano, Gini, valiéndose del trabajo de Lorenz creó un índice que lleva su apellido. Son elaboraciones creadas para medir la desigualdad de cualquier distribución estadística. Pero se usan para medir, sobre todo, la desigualdad creada por el hombre en la distribución de la riqueza y la renta.

El Índice de Gini corre desde cero (0) hasta uno (1). Cero significa la igualdad absoluta. Uno expresa la máxima desigualdad. Son extremos irreales. La verdad está en el camino entre ambos. Hay consenso internacional en que a partir de 0,4 el índice muestra una situación de desigualdad alarmante. En esta condición, por citar algunos ejemplos, están Filipinas, Haití, Turkiye, Estados Unidos de Norteamérica, México, Israel, Perú y Chile. El índice promedio del mundo es 0, 63, lo que explicaría lo convulso y explosivo de su existencia. La desigualdad impera.

Sé que el lector extraña el dato sobre Cuba. No lo tengo. En las estadísticas de las Naciones Unidas que he consultado no existe ese dato.

Hasta pronto.  

 

 


  • José Antonio Quintana de la Cruz (Pinar del Río, 1944).
  • Economista jubilado.
  • Médico Veterinario.
  • Reside en Pinar del Río.
Scroll al inicio