La seguridad social es una necesidad básica de cualquier sistema social. Velar por la vida con dignidad de las personas que, por una u otra razón, no pueden incorporarse a la vida laboral, es función del Estado. Asistirlos o crear el ambiente propicio para asegurar su asistencia directamente o a través de mecanismos económicos, es función del Estado. Pero la carga financiera de esta asistencia, recae principalmente en los que sí trabajan. Por tanto es función del Estado también, velar por que esa carga no sea demasiado pesada y sea eficiente.
Recientemente se ha aplicado en Cuba, un aumento de la pensión por asistencia social y por concepto de jubilación. A primera vista pudiera sentirse como algo bueno para los beneficiados. Pero un análisis un poquito más atento revela lo negativo de esta medida.
Primeramente, la cuantía del aumento es, para cada pensionado, insignificante. Setenta pesos más equivalen a menos de 3 dólares mensuales, y la subida de 42 pesos a los que actualmente reciben 200, equivale a menos de 2 dólares. Comoquiera que la inflación en Cuba ha alcanzado niveles, literalmente incalculables (no hemos superado lo de la doble moneda), los precios de los productos de primera necesidad, están muy por encima de lo puede alcanzarse con este ingreso. El poder adquisitivo de los pensionados no aumenta realmente.
Por tanto, desde el punto de vista social, esta medida no representa un mejor nivel de vida para los beneficiarios. Y desde el punto de vista económico, sin embargo, sí es una masa de dinero que entra en circulación cuando la oferta parece que llegará a cero. Más dinero circulante y cada vez menos oferta, es una fórmula muy conveniente para continuar en el círculo vicioso de la inflación.
Por otra parte, el salario mínimo (alrededor de los 300 pesos) se acerca peligrosamente a una pensión por jubilación, lo que repercute negativamente en el comportamiento de la fuerza de trabajo. ¿Cuál va a ser la diferencia entre trabajar o estar pensionado?
Esta medida, además, vuelve a marcar la tendencia del sistema cubano de resolver los problemas con paternalismo. Parafraseando un viejo proverbio chino: dándonos un poco más de pescado, pero no dejándonos pescar.
¿Cómo puede ayudar al desarrollo económico, tomar medidas de freno para a iniciativa privada y, al mismo tiempo, aumentar los costos de seguridad social?
Evidentemente esta medida no traerá ningún beneficio desde el punto de vista económico, pues no representa un cambio notable en los niveles de consumo de los beneficiados; y desde el punto de vista social, es ínfima la mejoría para los hogares que reciban el aumento, por lo que no disminuye el descontento popular que actualmente sufrimos, especialmente como consecuencia de una crisis económica que después de momentos de alivio ligero, vuelve a manifestarse con la misma crudeza.
Culpar a terceros países de esta crisis, es, por lo menos una postura muy superficial. Mientras se continúe en Cuba, combinando el freno a las fuerzas productivas con el aumento de las medidas asistenciales, no puede decirse que las restricciones económicas internacionales son las que impiden el desarrollo.
Karina Gálvez Chiú (Pinar del Río, 1968).
Licenciada en Economía.
Fue responsable del Grupo de Economistas del Centro Cívico.
Es miembro fundador del Consejo de Redacción de Convivencia.
Reside en Pinar del Río.