Articulo tomado del Periodico Granma el 2 de enero de 2010.
Por más de dos horas Los Van Van hicieron bailar y gozar al público que abarrotó este último Domingo el James L. Knight Center, de Miami. Y no quedó como un asunto entre cubanos. Latinos inmigrantes y nacidos en Estrados Unidos y no pocos norteamericanos estremecieron lunetas y pasillos al ritmo del tren antillano liderado por Juan Fornell. A fin de cuentas todos sabían que estaban ante una agrupación respetable y respetada por sus cuatro décadas ininterrumpidas de aportes ala renovación de la música popular bailable.
El estruendo fue tal que sobrepasó las voces de la intransigencia y la intolerancia en una ciudad que responde más al patrón de una república bananera que a un civilizado coto del Primer Mundo. Unas doscientas personas, los mismos que aplauden las acciones terroristas contra su país de origen, trituraron los discos del colombiano Juanes en meses pasados o contribuyeron en el cruce de milenios al fraude electoral que aupó a Bush Jr. A la presidencia, se desgañitaron profiriendo insultos a los integrantes de la orquesta cubana y ofendieron a los que se animaron a disfrutar de la velada festiva.
Otra cosa no se podía esperar de esos grupúsculos, cuando uno de sus mentores el congresista Lincoln Díaz –Balart, en vísperas del concierto, arremetió contra la anunciada presencia de la banda en el sur de la Florida y pidió a la Casa Blanca prohibir la entrada a Estados Unidos de los músicos cubanos.
Otro sujeto, tan apreciable músico como contumaz pro-anexionista, sugirió desde el Nuevo Heráld., reeditar la quema de tanques de desperdicios con que alguna vez, en plena guerra fría, se trató de boicotear una función del Ballet Bolshoi en Nueva York. No obstante podríamos estar de acuerdo con una parte de su diatriba cuando se lamentó de que una acción semejante sería vista como el gesto de “Una banda de Trogolitas de extrema derecha a favor de la censura”.
Días antes, al inaugurar esta etapa de giras por los Estados Unidos en Cayo Hueso, un cubano residente allí escribió: “Una noche rara, inolvidable: celebramos el nacimiento del apóstol José Martí cerca de las calles que el recorrió en Cayo Hueso
Para organizar la revolución. No se pueden imaginar la emoción. Martí y Los Van Van, la alegría de Cuba y el Héroe de todos los cubanos en una misma plaza. Por primera vez se respiró el verdadero aire en estos predios. Gracias, Los Van Van, por todos nosotros los cubanos que vivimos en La Florida, amamos a Cuba y a Martí, y no tenemos nada que ver con los Lincoln Díaz- Balart que odian a Formell y asu magnífica orquesta por el placer de odiar o porque viven del negocio de maldecir la Isla donde nacieron y en realidad no conocen. No todos somos Díaz-Balart y la alegría de esta noche lo confirman”.
Pedro de la Hoz