Comparación con otros países.
Antonio G. Rodiles
El año 2011 ha marcado un viraje en la dinámica social que ha imperado en Cuba en los últimos 52 años. A partir de la nueva política diseñada por el Estado, se pretende absorber a los nuevos desempleados excedentes de la nómina estatal, adicionados a los ya existentes.
Este objetivo constituye sin dudas una tarea casi imposible dada la situación económica que impera en nuestro país. La falta de inversión y liquidez, la deuda exterior, la dualidad monetaria, la falta de infraestructura, nos plantean un escenario de gran complejidad.
La creación de nuevas empresas demanda un marco legal, así como una política tributaria efectiva. Pero, ¿cómo lograr un sistema de impuestos que no desestimule al mercado, y que por otra parte nos permita mejorar una ya muy dañada infraestructura de beneficios sociales?
Existen diversas experiencias relacionadas con profundas transformaciones económicas, entre las que podemos destacar la de los países ex socialistas de Europa del Este, las vividas en Vietnam, China o la de nuestros vecinos latinoamericanos. Todas ellas pueden brindarnos algunas ideas muy importantes sobre las estrategias a seguir y cuáles errores evitar.
Hay tres obstáculos que sin dudas frenarían el éxito de las nuevas medidas:
Una carga de impuestos excesiva que actúe como elemento desestimulante.
La ausencia de una infraestructura que permita el desarrollo de estos pequeños negocios.
La falta de legislaciones claras y transparentes que permitan un crecimiento de estas nuevas empresas, así como los derechos de propiedad que estas deberían traer paralelamente.
Estos factores indudablemente pueden hacer naufragar el desarrollo natural de la iniciativa privada y estimular la ya existente corrupción y actividades ilegales.
Existen sobrados ejemplos de cómo el mercado informal aunado a políticas erradas, han hecho naufragar los programas de estímulo a pequeñas empresas en América Latina. Es esencial que las reglas sean claras y simples, estimulando así su cumplimiento y no las ilegalidades.
En este comentario se muestra una comparación entre la tasa de impuestos progresivos que ha planteado el Estado cubano y la de otras naciones que presentan similitudes con nuestro país.
Como dato a resaltar está el rango superior y su monto asociado:
Mientras en China se paga el 45% del ingreso a partir de 180120,00 al año, en Cuba se paga el 50% del ingreso a partir de 2013,00 dólares al año. Definitivamente un impuesto astronómico que de no ser modificado, vaticinaría el fracaso de las nuevas medidas.
Antonio G. Rodiles (La Habana, 1972)
Candidato a Doctor en Física
Máster en Matemáticas
Actualmente dirige el proyecto estado de SATS.
Reside en La Habana.