Los diez mandamientos de Dios en la economía para un empresario.

Martes de Karina

Los muchos años de centralismo estatal, han impedido que muchos empresarios privados cubanos, actúen sin ir al otro extremo de la cuerda, que significa usar las libertades reconocidas, sin responsabilidad. El sistema centralizado ha demostrado no ser capaz de garantizar una cuota aceptable de justicia social, a pesar del sacrificio en libertades. El sistema de mercado tampoco lo ha logrado hasta el momento, como sistema. Pero existen empresas en el mundo, que han alcanzado importantes niveles de satisfacción de los clientes, de justicia para los trabajadores y constituyen ejemplos de cumplimiento de su responsabilidad social. Estas empresas, altamente exitosas, son las que deben representar el fin alcanzable de cualquier empresario, aún en la pequeñez de los negocios por cuenta propia en Cuba.

Para ello deben estudiarse esos casos, aprender de sus estrategias, de su gestión. Sin embargo, creo que existe por lo menos un decálogo (parafraseando los diez mandamientos de la ley de Dios) de actitudes empresariales que no pueden faltar en la estrategia de empresas con éxito sostenible y que combinan el interés por el triunfo, con la obligación de lograrlo sin aplastar a otros o al bien común:

  1. Buscar el valor por sobre la ganancia. Invertir en promoción y publicidad, en investigación y desarrollo, en atención a los trabajadores, en mejores salarios, pueden parecer gastos pero en realidad son inversiones muy rentables.
  2. Usar y transformar la naturaleza pero sin maltratarla. Ganar dinero está bien, pero no a costa del bienestar de las futuras generaciones. Preservar el medio ambiente debe ser un criterio fundamental para las decisiones.
  3. Respetar el descanso. El trabajo no es un fin en sí mismo, ni tu negocio. El fin eres tú y tu familia. Tú necesitas descansar y también los que trabajan contigo. Eso es sagrado.
  4. Honrar la experiencia de los que te precedieron. No desprecies lo viejo solo por viejo. La modernidad no garantiza lo óptimo. Ten en cuenta lo que ya está probado por la humanidad. Hacer algo nuevo, pero que sea distinto.
  5. No matar, la iniciativa de los otros. Tú no tienes toda la verdad, ni siquiera la mejor. Necesitas de la opinión de los demás y de su libertad de crear, para aumentar el éxito.
  6. No ser desleal con la competencia. Cuando uno gana con trampas, el triunfo no sabe igual. Te será más difícil disfrutarlo. Nunca sabrás si hubiera podido hacerlo por ti solo.
  7. No robar: ni a los trabajadores ni al cliente. Paga lo que debes pagar como salario y ofrece lo que prometes al cliente. La mala fama, en ambiente de competencia, es la ruina.
  8. No mentir: ni con tu contabilidad ni con tu publicidad. La contabilidad falseada (por debajo de lo real para violar el fisco o por encima para engañar al mercado), puede engañarte a ti mismo, y serás descubierto antes de lo que imaginas.
  9. Sé solidario con los que no han llegado a donde tú lo has hecho. La solidaridad, que no es precisamente asistencia o caridad, sino el intento por que los demás descubran sus potencialidades y aprovechen las oportunidades. Abre puertas, enseña. Pon tus talentos y tus propiedades al servicio de los demás.
  10. No codiciar, el negocio del otro. Lo mejor es ser el primero en el negocio. Invertir en lo que le ha dado éxito a otro no asegura tu éxito, al contrario disminuye tus posibilidades.

 


Karina Gálvez Chiú (Pinar del Río, 1968).
Licenciada en Economía.
Fue responsable del Grupo de Economistas del Centro Cívico.
Es miembro fundador del Consejo de Redacción de Convivencia.
Reside en Pinar del Río.

 

Ver todas las columnas anteriores

Scroll al inicio