Los derechos humanos y la diversidad en su relación con el totalitarismo en Cuba

Por Virgilio Toledo

Monumento a las víctimas del totalitarismo. Praga

Monumento a las víctimas del totalitarismo. Praga

Los avances en materia de Derechos Humanos en el mundo de hoy son innegables, existen Declaraciones, Pactos, Convenciones y otros instrumentos que lo demuestran, sin embargo, a pesar de esto, pululan todavía las flagrantes violaciones de los mismos. ¿A qué se debe esto? Encontrarle respuesta a esta pregunta, es deber y obligación de todos.


El hecho de que los seres humanos sean distintos es una de las mayores riquezas que poseen, y al mismo tiempo, esto puede ser fuente de conflicto, opresión y violencia si no se respetan los derechos y las diferencias de los otros, si nos creemos superiores, poseedores y dueños de la verdad, si despreciamos o minimizamos sus opiniones y aportes, estamos negando esa diversidad que es inherente al ser humano y estamos creando las génesis del totalitarismo que viola, irrespeta y reprime los derechos de existencia de todos y de todo lo que es opuesto.
Adentrémonos en la realidad cubana para dar una rápida mirada sobre cómo se comportan los derechos humanos, la diversidad y el totalitarismo.
En lo económico
Los derechos humanos y la diversidad han sufrido malformaciones en nuestro país. El hecho de que exista un solo modelo económico donde hay un único empleador, lo demuestra. La iniciativa privada ha sido frenada por el régimen de manera sistemática, progresiva y permanente, solo obligados por las circunstancias y la necesidad de subsistencia a raíz del derrumbe del Campo Socialista en 1989 y el surgimiento del llamado “Periodo Especial”, se aprobó una serie de anémicas e inconsistentes medidas para promover el trabajo por cuenta propia, la empresa familiar, iniciativa que fue derogada o limitada en gran medida cuando el gobierno logró un mínimo de recuperación económica y consolidación de poder.
En lo social
Para nadie es un secreto que la Sociedad Civil cubana carece de un tejido fuerte y tupido. En cierto sentido puede decirse que es incipiente y desarticulada. Limitarla ha sido una de las tareas en la que ha puesto mayor empeño la administración del régimen de La Habana. La razón es muy simple, si la sociedad civil es fuerte y autónoma, controla al gobierno y le exige sus derechos y libertades, haciéndosele a este más difícil su dominio porque los ciudadanos dispondrán de más alternativas para ejercer sus derechos y libertades y desarrollar los talentos y capacidades fuera del marco estatal.
En lo cultural
La cultura de un pueblo es el elemento que lo define, y la cultura cubana, como bien decía el etnólogo Fernando Ortiz, es un ajiaco donde coexisten y perduran las esencias de los diferentes ingredientes que la componen, solo que en las últimas décadas este ajiaco sabe desabrido, bien porque “el cocinero” se roba las viandas, la sal, los sazones, en fin…, las compendias que deben entrar en la cazuela, bien porque simplemente, mete dentro de esta cazuela, todos los ingredientes y le da candela hasta el extremo de diluirlos y convertirlos durante su cocedura en una caldosa, masa amorfa que pierde o mitiga todos los sabores y síntesis de nuestra cultura. Sin diversidad y respeto a los derechos humanos no hay cultura o por lo menos se le encierra y limita.
En lo político
La existencia de un único partido legalizado, el comunista, hace que la realidad política de nuestro país sea muy menesterosa, siendo este uno de los elementos que más claramente hablan del carácter totalitario de este sistema, a pesar de que existen diferentes partidos políticos en la oposición, todos viven dentro de la ilegalidad, y el riesgo que esto supone para sus integrantes de ser procesados y encarcelados, o de ser excluidos de la vida política-social-cultural dentro de Cuba es muy alto.
Se fomenta la cultura de la falsa unanimidad, la apariencia de que todos debemos pensar, actuar y expresar de manera igual para no ser la nota discordante en la única sinfonía que el régimen toca y quiere que escuchemos. Las estructuras e instituciones del país son meras correas de transmisión que solo dejan pasar o sirven de apoyo a las políticas e iniciativas que emanan del gobierno.
Después de este veloz paneo por la realidad de la isla, se puede apreciar la pobreza de nuestra sociedad en cuanto al respeto de los derechos y libertades y la diversidad de iniciativas. ¿Por qué ha sido esto, cuáles son las razones que han influido para que este sea el resultado? Imponer un único modo de pensar, un solo partido, una única forma de actuar en la legalidad, pretender controlar toda la vida y obra de los ciudadanos, son las más fuertes razones.
Veamos qué nos dice, Hannah Arendt, profunda estudiosa del totalitarismo: “La dominación total, se aferra a la idea de organizar la pluralidad y la diferenciación infinitas de los seres humanos como si todo el grupo humano fuese un solo individuo. Surge entonces lo que es llamado erróneamente igualdad social. En realidad se trata de un igualitarismo descendente que trata de nivelar a las personas reprimiendo cualquier diferencia e iniciativa, individual o grupal, opuesta a la voluntad totalitaria. Sobre todo, aquellas que son generadoras de bienestar personal y social y que aumentan la calidad de vida. Esta actitud naturalmente irracional, es entendible solo cuando se descubre que esta pluralidad e iniciativas conducen irremediable a la autonomía y a la liberación de los ciudadanos; conducen al empoderamiento en su forma de pensar y actuar, y eso es algo contrario a la esencia del totalitarismo”.
“Para alcanzar la dominación total hay que lograr el desmoronamiento de la estructura subjetiva del ser humano hasta alcanzar su fragilidad personal, su quiebra moral, debilitándolo espiritualmente, para que adopte una actitud-tendencia irrefrenable a abandonar la lucha por la vida, una dejación invencible de responsabilidad. Este objetivo se logra mediante tres formas distintas de desapropiación –despojo”, que según la doctora Arendt, son:[1] La desapropiación jurídica, desapropiación moral y la desapropiación de la individualidad.
Propuestas
Permitir el acceso de los cubanos, que viven en Cuba y en la Diáspora, a la propiedad privada, la libre empresa, el acceso a créditos, la libre inversión…, en fin, a todos los derechos y libertades económicas reguladas por principios que no atenten contra el bien común, es urgente e imprescindible para poder revertir el deterioro de nuestra economía
Crear un marco legal donde todas las iniciativas cívicas tengan cabida y puedan articularse de manera independiente, acorde a sus intereses y filias, redundará en beneficio y fortalecimiento de nuestra sociedad civil.
Promover el respeto de los derechos ciudadanos, la innegable diversidad de carismas, opciones e iniciativas que coexisten dentro de una sociedad, es una manera eficaz para reconstruir y desarrollar la sociedad civil cubana.
Brindar y permitir que otros actores sociales y educativos ofrezcan una educación abierta que no busque la fidelidad ideológica, sino dotar al educando de mayores capacidades y herramientas, para que sea un ciudadano libre que aporte lo mejor de sí al desarrollo de la sociedad.
No controlar, limitar o eliminar los diferentes ingredientes de nuestra cultura, favorecerá su riqueza y diversidad y quién sabe si al paso de los años la gran capacidad de recuperación que caracteriza al cubano pueda hacer, que esta triste etapa histórica sea un ingrediente más de nuestro sabroso ajiaco criollo.
Permitir la pluralidad de partidos enriquecerá el espectro y la vida política de Cuba, este es un sendero que conduce a revitalizar el papel de la política como el arte y la vía para procurar la convivencia ciudadana en su mayor grado.
Sin respeto a los derechos humanos y a la diversidad no hay desarrollo en un país, esto le es consustancial. Solo quedará espacio para el totalitarismo que empobrece y oprime toda liberación y desarrollo humano, político, social, cultural y económico.
De cierta forma podemos resumir que los derechos humanos y la diversidad son directamente proporcionales entre sí e inversos al totalitarismo. Es decir, en la medida que se respetan los derechos humanos, se respeta y promueve la diversidad, y en la medida que se violan e irrespetan los derechos humanos y la diversidad, se promueve y trabaja por el totalitarismo.

Virgilio Toledo López (Pinar del Río, 1966)
Ingeniero Electrónico.
Premio Ensayo 2006 en el concurso “El Heraldo”.
Ha publicado en revistas nacionales y extranjeras.
Es miembro fundador del Consejo de Redacción de Convivencia.
Reside en Pinar del Río.

 


[1] Cf. Arendt, H. Los orígenes del totalitarismo, Madrid, España. Taurus; 1974. “p” 546.

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