Breve introducción
Toda posibilidad de cambio en el modelo económico dependerá de los eventuales cambios políticos democráticos que puedan alcanzarse. Siempre se ha dicho que los cambios económicos determinan cambios políticos. Hoy la situación cubana demanda cambios políticos que permitan cambios económicos, lo que demuestra la relación dialéctica entre unos y otros. Si no se producen cambios democráticos importantes, de calado, la sociedad cubana seguirá transversalizada por el estatalismo asalariado y la centralización de las decisiones. Tendríamos más de lo mismo, con la acentuación de las crecientes diferencias sociales actuales. Parto del hecho de que los cambios democráticos son necesarios e inevitables. Su ritmo dependerá de una serie de factores que no me parece posible predecir cómo incidirían. Como todo lo porvenir, este diseño estará sujeto a esos cambios y ritmos. Trataré de ceñirme al esquema propuesto, pero no he podido evitar que en ocasiones se rocen y confundan las estrategias, con los objetivos, los impactos sociales y los espacios. Quede claro que, más que lo que deseo para Cuba, esto es lo que más me parece posible. Será sobre esas nuevas estructuras que se crearán las condiciones para el pleno desarrollo de un socialismo participativo y democrático en una Cuba a más largo plazo, en la plena conciencia de que el socialismo verdadero no se impone, sino que se viene formando desde abajo con el amplio desarrollo de las fuerzas productivas y las relaciones de producción sustentadas, no en el trabajo asalariado que tipifica al capitalismo, sino en el trabajo libre, asociado o no. Espero que no sea la crítica de los roedores, sino la de los presentes, la que dé frescura y vida probable a este montón de ideas acomodadas en un esquema que intenta ser didáctico.