Literatura – Feria Internacional del Libro 2013. Capítulo pinareño: de la cojera a la invalidez neuronal

Por Juan Carlos Fernández
 
 
Cuando pienso en la recién finalizada Feria Internacional del Libro en Pinar del Río quien acude raudo a mi mente es Sigmund Freud, hospital siquiátrico y experimentos de escritura automática (libre de todo control de la razón y de preocupaciones estéticas y morales).


Por Juan Carlos Fernández Hernández
 
 
Fuente provisional de la Feria Internacional del Libro 2013
Fuente provisional de la Feria Internacional del Libro 2013 en Pinar del Río..
 
Cuando pienso en la recién finalizada Feria Internacional del Libro en Pinar del Río quien acude raudo a mi mente es Sigmund Freud, hospital siquiátrico y experimentos de escritura automática (libre de todo control de la razón y de preocupaciones estéticas y morales).
 
Dichos experimentos inspiraron a André Breton, el padre del surrealismo, a escribir el primer Manifiesto Surrealista, que sentó las bases del automatismo síquico como medio de expresión artística sin la intervención del intelecto. Este movimiento conformado, contradictoriamente, por brillantes intelectuales, se acerca en un momento al Partido Comunista, el mismo Breton fue miembro de 1927 a 1935. Aunque el ideario surrealista se alejó rápidamente de esta corriente política, algunos de sus más altos exponentes quedaron marcados para siempre por ella.
 
Sin razón + Antiestética + Moralina de barricada = Mediocridad
 
Un entramado que año tras año arman y desarman en el mismo lugar y con los mismos viveros de tabaco. Además de la exhibición de los esplendorosos catres de baratijas: lea su libro repetido y compre sus gafas o su muñe de plástico.
 
Automáticamente, libre de toda preocupación estética y razonable hay que construir año tras año una fuente provisional, con abundantes filtraciones y con un logotipo escultural, no sé realmente si defino bien el esperpento que colocaron allí, en medio de ella.
 
Una vez más los lectores hemos sido los grandes perdedores. La pobreza editorial toca lo ridículo. Si los libros hablaran, habría algunos que pedirían a gritos no exponerlos más al despiadado calor del vivero y la indiferencia de las personas que ni en sus manos los toman para echarles una ojeada por curiosidad, aunque sea solo por eso… simple curiosidad.
 
Las llamadas novedades solo eran comparables a las de Moscú. Parece ser que los editorialistas y editoriales están enfrascados en cumplir la norma a como dé lugar sin investigar los intereses del lector. En Cuba se publica mucho, es cierto, pero pocas publicaciones cumplen con los intereses de los diversos sectores de la sociedad.
 
¿Es mucho pedir que no se demonice más el mercado? Este cumple su función cuando está bien encaminado. Por ejemplo: sé de muchísimas personas que buscaron afanosa e infructuosamente títulos de Leonardo Padura y Eduardo del Llano, por solo poner dos ejemplos. No los encontraron.
Diversidad de autores había, es innegable, pero dicen lo mismo, leo uno y ya los leí todos, sumamente aburrido. El hecho es que allí se quedaron sus libros esperando, como en la carretera, no hubo transporte que los recogiera, no interesaban.
 
Sobre este tema, pero refiriéndose a las revistas especializadas, aparecieron en el periódico Guerrillero del viernes 1ero de marzo, las opiniones autorizadas de tres intelectuales: Ulises Cala, editor jefe de Cauce, Nelson Simón, poeta y escritor, y Alberto Edel Morales, vicepresidente del Instituto Cubano del Libro.
 
Sus cuestionamientos sobre las revistas, los aplico a los libros que se editan y son llevados a las Ferias: ¿vale la pena la inversión de talento creativo de una editorial, esfuerzos y capital monetario en un libro que se sabe, porque se sabe, de eso no me cabe la menor duda, no va a ser comprado?
 
Mientras las normas para que se le publique a un escritor(a), sean que su obra cumpla con patrones ideológicos ligados a partes, entiéndase partido político, y no sean su verdadero valor literario/cultural, siempre aparecerán obras sesgadas, acríticas y complacientes, sin ningún impacto en el amplio diapasón de intereses que conforman la sociedad. El nominado por el periódico Guerrillero, jolgorio literario, fue, más bien, algarabía y hasta desinformación. Conozco de la presentación de un libro que cambió de lugar tres veces. Ya pasó la Feria. ¿Dónde está el interés del ciudadano por estas lecturas? ¿Dónde los debates de obras que revelaran temas polémicos con criterios y visiones diversas?
 
La libertad: primicia fundamental de la cultura
 
¿Por qué no construir un recinto ferial permanente, convocando a un concurso de arquitectura adecuado, para no incurrir todos los años en el gasto monetario innecesario del montaje, traslado y desmontaje posterior de todo el andamiaje utilizado, que incluye además el cierre de calles? La construcción de este recinto ferial, significaría ahorro y una fuente permanente de vida cultural en Pinar del Río.
 
Por otro lado, ¿por qué no incluir en la Feria a todo el talento literario y cultural de la diáspora como hace poco propusieron varios intelectuales? La gente sigue buscando a Cabrera Infante, Emilio Ichikawa, Vargas Llosa, ambos, Rafael Rojas y un larguísimo etc. de ausencias impuestas que empobrecen y secan el alma de la Nación. Mientras más tiempo pase, el daño será mayor, así como el tiempo de sanación.  
    
Un talentoso amigo me dijo hace algunos días que lo que existe actualmente en el oficialismo es una diversidad dentro de una unidad monolítica, y tiene toda la razón. Lo que Cuba necesita es lograr consensos en la diferencia y mientras más de esta última haya, mejor, más ricos seremos porque más horizontes habrá que descubrir, y más creativos, eficientes y competitivos tendremos que ser.
 
Cuando se potencia la inclusión y apertura total, sin sospechas de conspiración; cuando los ciudadanos, en este caso los escritores(as) puedan ejercer el criterio (crítica) sin temores de advertencia, Cuba crecerá en cultura, que no es cumplir una tarea asignada por un ministerio, la cultura no necesita eso, sino el fluir de los talentos y virtudes que tenemos y que viven en la constante autocensura. Esto obstaculiza y demora nuestra inserción en el mundo, sin perder lo esencial de la cubanía, al contrario, aportando nuestro acervo cultural al mundo globalizado.
 
Cuba crecerá en cultura cuando esta se desligue de los condicionamientos de una ideología y cuando sea el virtuosismo creador la unidad de medida con la que se aprecien las obras.
 
La cultura crecerá aún más, cuando las editoriales tengan libertad de publicar y publicitar los intereses verdaderos del sector de la sociedad para el que trabajan, equilibrando mercado y calidad. Uno no excluye al otro.
 
La cultura crecerá cuando por fin se supere el miedo, en y de las letras, y en nuestro país la última palabra la tenga la libertad. Entonces, estos capítulos oscuros de sinrazón y falta de estética, los citaremos recordando que una vez en Cuba… Breton fue un bebé.
 
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Juan Carlos Fernández Hernández (Pinar del Río, 1965)
Fue Co-responsable diocesano de la Hermandad de Ayuda al Preso y sus Familiares
de la Pastoral Penitenciaria de la Diócesis de Pinar del Río.
Miembro del Equipo de trabajo de Convivencia.
Animador de la sociedad civil.
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