Todo gobierno democrático tiene un tiempo limitado para demostrar, con su gestión, resultados que mejoren la calidad de vida de los ciudadanos.
El gobierno cubano encabezado por el General Raúl Castro (2006-2014) ha tenido ocho años para lograr ese objetivo. Sin embargo, la realidad nos demuestra que la vida cotidiana del pueblo cubano es más dura y cara, con mayor escasez y pobreza.
Las lentas y periféricas reformas no alcanzan ni para aliviar la lucha diaria por la subsistencia. La brecha entre los que tienen más y los que tienen menos es cada vez mayor. En ocho años la perspectiva de las reformas ha sido encaminada a rebajar el gasto público y buscar eficiencia, pero el modelo económico sigue intacto en su esencia y en la inercia de la mentalidad de la mayoría.
Es necesario que las reformas en Cuba pasen: de la periferia al núcleo del modelo, de la lentitud a la diligencia, del voluntarismo político a las leyes económicas, de la ineficiencia a la creación real de riquezas, del zigzagueo y los recovecos a la legalidad respetada y a la coherencia que da confianza a los propios ciudadanos y a la inversión extranjera.
Recortes sociales sin libertad de empresa
Según el eminente economista cubano, el profesor Carmelo Mesa Lago, en su ponencia en la III Semana Social Católica de la Arquidiócesis de Miami celebrada en febrero de 2014:
1. “Las reformas estructurales económicas de Raúl son necesarias y están orientadas al mercado.
2. Pero muchas de ellas, aunque racionales, tienen resultados sociales adversos.
3. Se ha reducido el costo de los servicios sociales.
4. Los despidos de trabajadores excedentes no han cumplido las metas por insuficiente expansión del sector no estatal y el desempleo abierto ha crecido.
5. Las medidas para aumentar el salario no parecen haber tenido efecto y el salario real cayó 72%.
6. Se han eliminado muchas gratuidades costosas pero agravando la situación social.
7. Los gastos de salud son los más recortados y hay un deterioro en su acceso y calidad.
8. Se han cerrado programas educativos ineficientes y ha mejorado la matrícula en carreras clave.
9. La reforma en pensiones no redujo el déficit cubierto por el Estado y la pensión real cayó 50%.
10. A pesar de medidas positivas, la construcción de viviendas cayó y aumentó el déficit.
11. La asistencia social es clave para paliar los efectos de las reformas pero se ha reducido.
12. Es necesario crear una red mínima de protección social que proteja a la población vulnerable contra los efectos sociales adversos de las reformas.”
He aquí una valoración cualificada y equilibrada. En nuestro criterio, el balance es que se han tomado algunas medidas de ajustes sin la correspondiente liberación del bloqueo a la propiedad privada, la libertad de empresa y una Ley de Inversión que permita el cambio necesario a un modelo económico abierto, eficiente y participativo.
Todos sabemos que no se puede redistribuir la riqueza si no se producen riquezas, es decir, bienes y servicios que compitan para mejorar la calidad de vida de los ciudadanos. Los Lineamientos Económicos y Sociales que se han puesto en práctica recortan, pero no liberan. Disminuyen gastos públicos pero no crean empresas libres y eficientes.
Todavía estamos en una economía de timbiriche
Las propuestas deben encaminarse a liberar las fuerzas productivas. Todas las fuerzas productivas y no solo los servicios menores y medievales.
Hay que decirlo con toda claridad:
– Mientras haya una “Lista de Permisos” para timbiriches, no se liberarán las fuerzas productivas y la creatividad de los cubanos. Ese es el mayor embargo que sufre nuestra economía y está en las manos del Gobierno cubano levantarlo ya.
– Mientras no haya una Ley de la Propiedad que garantice a los cubanos emprendedores que no van a ser confiscados, cerrados, ahogados por los “inspectores” y las contramedidas, Cuba no tendrá dueños responsables, porque lo que es de “todos” no tiene responsables serios. Esa Ley debe dar seguridad a los que emprenden y a todo tipo de propiedad: personal, privada empresarial, cooperativa, mixta. El de la propiedad es otro embargo que está en manos del Gobierno cubano y debe ser levantado ya.
– Mientras no haya una Ley de Empresas que garantice la libertad empresarial necesaria para que la economía se ponga en marcha y funcione, el carácter emprendedor de los cubanos estará bloqueado tras el mostrador de un timbiriche o tras el timón de un taxi-almendrón. Esa ley debe garantizar tanto la gran empresa como estimular las pequeñas y medianas empresas (PYMES) que promueven una clase media productiva y solidaria. Este es un embargo que depende del gobierno cubano. Es necesario levantar este bloqueo ya.
– Mientras no haya una nueva Ley de Inversiones que asegure el mayor Índice de Confianza-País con un marco legal respetado por todos y con seriedad financiera por parte de las autoridades cubanas y de los inversionistas, la creación de riqueza en Cuba estará bloqueada por falta de capital. La comunidad cubana que vive en la Diáspora debe tener prioridad para invertir en su propio país. Ese es otro embargo que el Gobierno cubano debe levantar ya.
El orden de aprobación de estas leyes es también importante. Debemos preguntarnos: ¿Por qué se aprueba primero una ley migratoria que la ley de empresas? ¿Será más importante que los cubanos puedan viajar que emprender libremente en su propio país? ¿Por qué se aprueba primero una ley de inversión extranjera que la ley de propiedad y la ley de libertad de empresas para los cubanos? ¿Será justo que los inversionistas extranjeros lleguen primero y se adueñen del país antes que los propios cubanos?
Estas son tres leyes que verdaderamente garantizarían los cambios estructurales que pondrían en marcha un modelo económico que, en primer lugar, sea eficiente y próspero para poder distribuir la riqueza creada, con respeto de la naturaleza, y así poder disminuir los índices de pobreza, engrosar la desaparecida clase media y garantizar el crecimiento real, sostenido y sostenible a largo plazo, sin esos grandes subsidios económicos y financieros, de países como la extinta URSS o Venezuela, de los que Cuba ha sido dependiente. Este tipo de relación se dio también con Estados Unidos a principios del siglo XX, pero el propio empresariado cubano demostró con su trabajo y sacrificios, que Cuba puede tomar en sus manos las riendas de su economía y colocarse como el primer exportador de azúcar del mundo, y como en 1958 ascender hasta ser el tercer país con más alto Producto Interno Bruto (PIB) de América Latina.
Cese el “experimento” con seres humanos: Levántese el bloqueo a la iniciativa de los cubanos
¿Cuál fue la diferencia entre la dependencia de los Estados Unidos y la de la URSS-Venezuela? Que en la primera mitad del siglo XX, hasta 1960, fueron garantizadas, por ley, la propiedad privada, la libertad de empresa y las inversiones extranjeras. A partir de la creación de un modelo económico centralizado y estatalizado, desapareció la eficiencia, aumentó la burocracia, aumentó la pobreza, la escasez, se bloquearon todos los mecanismos de creación y empoderamiento ciudadano, y se dejaron de cumplir las obligaciones internacionales, lo que produjo por un lado el embargo y por otro el aislamiento económico y financiero. Esa son las verdaderas causas de nuestra situación actual.
Al cumplirse este 24 de febrero otro aniversario del Gobierno de Raúl Castro, es necesario y urgente, es de supervivencia y sostenibilidad, hacer los cambios que esas tres leyes enunciadas garantizarían: la propiedad, la libertad de empresa y la de inversiones. Habrá otras que también serán necesarias, pero todo parece indicar que saldrá la tercera de estas leyes sin las dos primeras. Eso tampoco funcionará porque convertirá a Cuba en una “maquiladora” de mano de obra barata o en un “archipiélago de zonas francas” dependientes de países y privados inversores, que no darán más que una migaja a los cubanos y cubanas que tenemos derechos económicos y sociales que son violados con estas medidas y lineamientos que combinan lo peor del capitalismo: los ajustes, el desempleo, el aumento de las desigualdades y de la pobreza; con lo peor de la llamada economía socialista planificada y centralizada que bloquea las fuerzas productivas, embarga el carácter emprendedor de los cubanos y viola sus derechos económicos y sociales como el poder invertir y emprender en esas y en sus propias empresas.
La prioridad debería ser para los cubanos y no para el extranjero. Ni meter a los cubanos en una llamada “bolsa de empleo” con un salario desgajado del verdadero que paga esa empresa extranjera a sus propios ciudadanos, como se hacía en la plaza pública en los tiempos de la esclavitud y el capitalismo salvaje. ¿Es eso soberanía y patriotismo? Debe haber algún error.
Tenemos plena confianza en el carácter emprendedor de los cubanos y cubanas. Conocemos su verdadera cultura del trabajo cuando tienen en sus manos las riendas de su vida y pueden diseñar y llevar a cabo sus propios proyectos de vida. Lo hemos demostrado aquí, antes y ahora, y en la dura Diáspora, antes y ahora, cuando con una mano delante y otra detrás nuestros hermanos han vuelto a empezar, han progresado fehacientemente y han cooperado al progreso y desarrollo de los países que los han acogido generosamente.
Y si eso hemos sido capaces de hacer en países de culturas diferentes, con una competencia feroz, y sin nada en la mano, solo la solidaridad de otros cubanos, qué no seremos capaces de hacer en nuestro propio país.
Es éticamente inaceptable seguir bloqueando esos talentos y capacidades de progreso. Cesen los laboratorios económicos y políticos con seres humanos. Los cubanos tenemos el carácter, la preparación y las ganas de progresar para salir de esta pantanosa experiencia híbrida.
Libérense todas las fuerzas productivas y carismas de los cubanos y cubanas de a pie y Cuba verá muy pronto el progreso y desarrollo humano integral que merece.
Estamos seguros.
Pinar del Río, 24 de febrero de 2014
119 Aniversario del reinicio de la Guerra de Independencia