No debió de resultarles difícil a las mujeres vueltabajeras de siglos pasados inspirarse y escribir hermosos versos. El paisaje circundante tuvo que causarles fascinación y encanto. Un cúmulo de olores, sonidos, colores, sobre todo el verde lujurioso de la vegetación, se desataba ante ellas y las estimulaba a plasmar la creación de Dios en sus cuartillas. Y el terruño también las inspiró a cantarle a la Patria que sufría en aquellas décadas en que se libraban nuestras guerras de independencia del poderío español.
En esa época lenta y sosegada del siglo pasado, nuestros poetas, literatos y músicos se reunían en animadas reuniones para intercambiar opiniones, deleitarse con nuevas composiciones y poemas, y conspirar contra el régimen español. Eran las famosas tertulias literarias que se celebraban tanto en las ciudades como en el campo, entre las que se distinguían las de la familia de Esteban Borrero1 en su casona de Puentes Grandes junto al río Almendares, en las que tomaban parte sus hijas, las poetisas Juana y Dulce María Borrero, y también la madre de estas, Consuelo Pierra, que amenizaba las tertulias tocando al piano2. Y también las veladas de Nicolás Azcárate3 en Guanabacoa, las de Luisa Pérez Montes de Zambrana en Santiago de Cuba a las que asistía su sobrino, Antonio Zambrana, redactor de la Constitución de Guáimaro,4 y las reuniones literarias y artísticas que conducía José Victoriano Betancourt,5 aquel pinareño de Madruga al que su región le es deudora de gratitud y orgullo. Mientras se balanceaban en cómodo sillón, en la comadrita, o tal vez acomodados en elegante sillería de mimbre, charlaban y compartían tomandoun buen café, y los caballeros fumando un aromático puro de las vegas cercanas. Así pasaban las horas nuestros escritores y poetas de entonces, pues como escribió el ilustre historiador pinareño Emeterio Santovenia,6 estas tertulias “eran el alimento espiritual” del cubano.
En aquel panorama cultural se distinguieron varias hijas de la provincia pinareña. Empecemos con Francisca González Ruz de Montoro, quien dicen era triste y melancólica. Conocida como “La cantora del dolor”, había nacido en San Juan y Martínez en 1836 y allí muere en 1895.
Al cumplir los cinco años le faltan los padres por lo que su infancia es triste y sus versos un reflejo de aquella ausencia. Francisca tenía el don de escribir y de improvisar con facilidad, muestra de ello es el tan criollísimo poema que transcribimos a continuación:
- ¡Qué grato fuera para mí, cubano,
- Recorriendo las fértiles campiñas,
- Recordar que en el suelo americano
- bajo el café, las palmas y las piñas
- Los dos nacimos y los dos cantamos
- Y al rayo de su sol nos inspiramos!7
De Guane era Julia Acanda, de temperamento vivo y rebelde. Fue conocida con el seudónimo de «La tórtola de Cortés». Sus versos ocuparon un lugar educativo contribuyendo a desterrar supersticiones populares y a inculcar sentimientos patrióticos que utilizaba como propaganda en favor de la libertad. Entre sus poemas se destaca Flores Silvestres (A orillas del Guaniguanico). Su esposo, patriota de la guerra del 95, sucumbió en los campos de batalla al igual que su hermano Lucrecio Acanda, quien llegó a capitán del Ejército Libertador8 y luchó en la zona de los Remates de Guane.
Elena Sabina de Santa Cruz, poeta de San Cristóbal, (1836-1899) refleja en su obra la influencia de su época marcada por el ambiente patriótico, cuando primero con Céspedes y luego con Martí, los patriotas congregaban a los cubanos a luchar por la libertad.
Gustaba Elena de la Ilustración9 y aunque pertenecía a la aristocracia criolla, salía de su medio ambiente para contribuir a la cultura local. Cuando estalla la Guerra de los Diez Años comienza a celebrar tertulias literarias en su casa de San Cristóbal, aunque en realidad estas eran reuniones propicias para conspirar, convirtiéndose más tarde en centro revolucionario de propaganda y patriotismo. Sus hermanos Eloy y Nicolás tenían facilidad para improvisar décimas y más tarde, con otros familiares, se unieron a la gesta heroica. De 1899 a 1900 Elena publicó y dirigió el periódico antianexionista pinareño «El Aire».
Sus poemas encontraron en la fertilidad de las vegas y el encanto del cielo nativo la más pura inspiración. De ella es esta acertada décima dedicada a la guitarra:
- Guitarra, das a la brisa
- tu música más hermosa
- y en tu cintura preciosa
- se dibuja una sonrisa.
- Por tus cuerdas va de prisa
- con los versos que desgrana
- el poeta que engalana
- con rítmica melodía
- las noches de canturía
- de la campiña cubana.
Julia Pérez Montes de Oca había nacido en la finca «Melgarejo» en El Cobre, Oriente, el 11 de abril de 1839, aunque vivió sus últimos años en Pinar del Río donde falleció. Era hermana de otra gran poeta santiaguera, Luisa Pérez Montes de Oca.
Mientras Julia reside en La Habana participa junto con su hermana Luisa y con Elena Sabina de Santa Cruz, en las tertulias semanales de Nicolás Azcárate. Allí, además de leer sus poemas,es actriz y toma parte en algunas representaciones teatrales. Cuando se muda para Artemisa,la poetisa contribuye al progreso de las letras locales de la provincia y desempeña la profesión de maestra. Es también aficionada a la astronomía y cultiva la pintura. Manuel de la Cruz dijo de ella: “Mujer de corazón, tan tierna en sus afectos como desinteresada no obstante su rudimentaria instrucción, nos legó las armoniosas y sutiles composiciones como A un arroyo seco y Al campo”.10 Y Cintio Vitier apuntó que la obra de Julia Pérez Montes constituyó, en “los pocos poemas que escribió, uno de los momentos más altos de la poesía femenina del siglo XIX”.11 En “A mi cítara,” la poeta hace una punzante crítica sobre la sociedad de entonces:
- De la sociedad huyamos
- donde no llegue su vista
- De esa sociedad que vaga
- entre perfumes y cintas,
- emporio siendo del vicio
- y centro de la desdicha.
- Y que en la mentida púrpura
- De la trémula mejilla
- apenas ocultar puede
- la palidez de la envidia.
Montes de Oca colaboró en varias publicaciones como «El Redactor», de Santiago de Cuba, «El Kaleidoscopio» (1859), y a instancias de otra grande de las letras cubanas, la camagüeyana Gertrudis Gómez de Avellaneda, escribió también para el Álbum cubano de lo bueno y lo bello (1860). Durante sus últimos años se retiró de la sociedad, y vivió aislada en parte debido a una enfermedad que acababa con su vida. Falleció en Artemisa en 1875, aunque hoy en día no se sabe dónde están sus restos. De acuerdo al escritor Félix Ernesto Chávez López,12 “el antiguo Cementerio de Artemisa donde fue enterrada, se reubicó a las afueras del pueblo alrededor de 1912, y nadie reclamó los restos de la poeta”.
Dos hermanas que cultivaron la poesía en Pinar del Río fueron Blanca y Amelia Cuenca. Blanca había nacido en 1869. Con una cultura elemental, se refugió siempre en el recuerdo triste. Su hermana Amelia nació en 1867, de cultura superior a Blanca, y cantó al dolor pero sobre todo entonó fervorosos cantos a la Patria que sufría.También escribió en diarios locales sobre el problema feminista.13 Para conmemorar el 20 de mayo de 1902 al instaurarse la República, Amelia compuso estos versos:
- No hay voz cual tu voz, patria, en el alma
- que si peligras no tenemos calma;
- y unidos en un solo pensamiento
- se va el martirio hasta obtener la palma,
- y de la guerra el huracán violento
- desde el palacio hasta la humilde choza
- con su furia infernal pronto destroza.
- Ayer aquí… ¡qué cuadro de amarguras!
- Huérfanos del pesar en las negruras…
- tus hijos bendiciéndote morían,
- saludando la gloria que hoy fulguras.
- Ya tu hermosa bandera al aire ondea
- y es nuestro faro de su estrella el brillo
- Todo era muerte, confusión y llanto!
- En el mar borrascoso de la idea.
La obra de la poeta Adolfina Rodríguez Barrios (1869-1937) de Artemisa revela sentimentalismo. Entre sus composiciones principales puede citarse el bello soneto premiado Abrazo simbólico de un árbol y un muro, de un sugestivo lema: el amor a las reliquias patrias:
- El árbol joven que se abraza fuerte
- al trozo carcomido de muralla,
- fue algún bravo adalid que en la batalla,
- defendiendo el reducto halló la muerte.
- De pie le vemos junto al muro inerte;
- atento centinela, vela y calla,
- y añorando piratas y metralla
- contempla la ciudad que se divierte…
- Más si alguien a la patria infiere ultraje,
- que entonces toma aspecto de bandera,
- Y huye el intruso, como huyera antaño,
- Pues para defendernos del extraño,
- Aún permanece la muralla entera.
Natural de San Luis era Sara Cordoneda García. Además de sus producciones líricas, publicó varios libros: Para Martí; Recitaciones y Comedias Escolares y Almas Rotas. Colaboró en el Heraldo de Cuba, Cuba pedagógica, El Apóstol, El Lápiz Rojo de Pinar del Río, y en El Fígaro de La Habana. Transcribimos aquí uno de sus conmovedores poemas:
- Sobre el cadáver de su hijito ella
- Derramó su dolor;
- Un dolor lacerante, sin medida,
- Nacido de su amor.
- Cuando quiso apartarse de la cajaLa vida le faltó
- Y dicen los presentes que allí junto
- al niño se encontró
- un “algo” palpitante que manaba
- La sangre a borbotón…
- Fue que la madre arrancó con pena
- ¡Su propio corazón!
- De Pinar del Río, hija del educador Cipriano Valdés, fue Matilde Valdés Roig. Había nacido el 11 de mayo de 1895, y la conocían por “Ciana” Valdés Roig. Era una poetisa de inspiración dulce y apasionada. En el Instituto de Segunda Enseñanza de Pinar del Río obtuvo el título de Bachiller en Ciencias y Letras y luego enseñó allí Literatura. Más tarde estudió Filosofía y Letras en la Universidad de La Habana.
Publicó Capullos, un libro de pequeños poemas en prosa; escribió en las mejores revistas cubanas y extranjeras, y su nombre aparece en varias antologías. Vivió en Oriente y otras provincias, y en 1939 tomó parte en el segundo Festival Intelectual de la Mujer. Colaboró en Fulgores, de Pinar del Río, Castalia, Letras, Social, El Fígaro, Arte, Archipiélago, Revista de Oriente y otras publicaciones. En 1969 se marchó a la Argentina.
En su poema “Cuba,”14 le llora a la patria:
- Lágrima, flor de sangre, venturanza,
- Madre del corazón, gemir te siento,
- Y llega tu gemido en el momento
- Que evoca mi memoria una añoranza.
- Contrita el alma abriga una esperanza,
- Antes que el drama cúmplase sangriento.
- Oigo la voz de un mártir, y presiento
- Una protesta en sombras que se lanza…
- ¡Dobleguemos la frente! ¿alguien lo quiere?
- ¿se pierde la esperanza? ¿la fe muere?
- Trémulo tiembla el corazón deshecho;
- la patria se estremece ante el abismo…
- ¿continuará aplastando el egoísmo
- el pabellón glorioso del derecho…?
Carmen Saumell, poeta y patriota de Consolación del Sur, fue profesora de instrucción pública por un poco más de 20 años. Al conocer las autoridades españolas sus sentimientos separatistas, ponen obstáculos a su labor que con tacto y disimulo infiltra en sus discípulos en sus tareas escolares. Por ello jamás el gobierno español le concedió una licencia ni fue elogiada su obra.
Durante la guerra salía Carmen los domingos y días festivos llevando documentos y correspondencia mambisa de un lugar a otro, convirtiéndose en mensajera y corresponsal del Ejército Libertador. Se dicen de ella varias anécdotas: una mañana el Alcalde Corregidor de aquel lugar encontrándose con el tren de Consolación a Pinar del Río, simuló que iba a practicarle un registro y bromeó indiscretamente con ella delante de otros militares. Ella, sin inmutarse, y a pesar de llevar cartas y notas de la guerra escondidas, le contestó: “No pierda su tiempo, Comandante Mesa, el que más mira menos ve”.15
En otra fiesta organizada por militares españoles la invitaron exprofeso y la obsequiaron con un dulce llamado Pio XI, que tenía colocada una bandera española en la crema. Ella pidió otro dulce igual para que sirviera de base sólida “a aquella bandera triste que estaba próximo a caer por falta de cimiento”. Al ocurrir la muerte del Coronel español Santocildes, envió una tarjeta de invitación al Comandante Mesa y le agregó que aquel día estaba dispuesta a tomar hasta aguardiente de caña con él.
Otras poetas vueltabajeras fueron Felipa Estrada García, de Pinar del Río (1897). Fue profesora de instrucción pública, y su labor poética se encuentra dispersa en periódicos y revistas. María Antonia Cruz de San Luis (1896), publicó en la revista de la Escuela Normal y en el Diario de la Marina. Eloísa Sánchez de San Cristóbal, escribe versos inspirados en la fe. En el dolor se inspira Inocencia Silveira de Guanajay (1890) que cultivaba el romance. Otra poetisa de Guanajay es Margarita Palomino quien colabora en La Crónica y El destello, primeros periódicos que se publicaron en la villa.
Como hemos visto, el dolor, el amor, la naturaleza y el sentimiento patriótico son las rutas que siguen las cantoras vueltabajeras. Pero es en Adela Azcuy Labrador (Viñales, 1861-La Habana, 1914) donde vemos a la musa atribulada y épica. De espíritu fuerte y varonil, su carácter y sus maneras independientes levantaban críticas en la sociedad de entonces. Fue heroína de la Guerra de Independencia, y alcanzó el grado de Capitana del Ejército Libertador. Aquí entona su magnífico y sentido soneto A Maceo, en el viejo campamento:
- Aquí luchó. Las palmas altaneras
- Centenarias, ciclópea, erguidas
- Alzaron sobre el monte sus cimeras.
- Los árboles le hicieron sus trincheras,
- Que a su paso marcial, entretejidas,
- Se formó un pabellón de enredaderas.
- Y con la nota que el arroyo crea,
- juntándole del pájaro a la nota,
- Una diana triunfal el aire ondea…
- Y hoy en la niebla que en la tumba brota
- sobre el mismo lugar de su pelea
- Aun me parece que se agita y flota!
El escritor René Lufriú Alonso16 expresó que la mujer cubana “joya y honor de la patria, jamás titubeó en el complejo problema nacional, ocupando en el hogar, en la tertulia, en la calle, en la lid, posición a la vanguardia con una virilidad que no aminoraba su encantadora gracia, justamente alabada pues ella, sin marchitar los pétalos sedosos de su dulce feminidad, nutrió la conciencia de sus coterráneos varones con saludables tónicos de patriotismo”.17 Todo estoque afirma Lufriú lo hemos comprobado en este breve análisis de la obra de las poetisas vueltabajeras. No todas desarrollaron composiciones perfectas, pero su importancia histórica es indiscutible, y sus versos tan criollos son alma y raíz de la cubanidad.
Bibliografía
- Chávez, Félix Ernesto: “Escribir como mujer: la poesía femenina cubana del XIX frente al proceso independentista nacional”, América, Les independances de l’Amérique latine: acteurs, représentations, écritures, vol. I, núm. 41, 2012.
- ___________: La Claridad en el Abismo, Ed. Verbum, Madrid, 2014.
- Cuenca de Cuenca, Amelia: “Propaganda feminista, ¿mi opinión?” Artemisa, 1912. En Hojas de prensa para la historia de Cuba, Memorandum Vitae, marzo 9, 2013.
- De la Cruz, Manuel: “Reseña histórica del movimiento literario de la Isla de Cuba (1790-1890)”, Revista Cubana, La Habana, marzo, 1891.
- Dollero, Alonso: Cultura Cubana, La provincia de Pinar del Río y su evolución, Imp. Seoane y Fernández, La Habana, 1922.
- García de Coronado, Domitila: Álbum Poético Fotográfico de los escritoras cubanas, Imprenta Militar de la Vda. de E.H. de Soler, La Habana, 1868.
- Gómez, Luis Marcelino: La Mujer En Defensa De La Mujer: Voces Femeninas del Romanticismo Cubano
- (Poesía Y Cuento), disertación/tesis para cumplir el requisito de Dr. en Filosofía, Florida International University, septiembre 2001. Inédito.
- Guerra, Armando: La mujer vueltabajera en la poesía cubana, Molina y Compañía, La Habana, 1941.
- Lufriú Alonso, René y Manuel Márquez Sterling: Ensayos de divulgación histórica, Librería José Albela, 1924.
- Mirabal, Elizabeth, editora: Juana Borrero, poesía completa, Ed. Verbum, Madrid, 2016.
- Pérez Montes de Oca, Julia: Poesías completas. Barcelona: Gorgas, 1887 [Ed. de Domingo Figarola Caneda y Luisa Pérez de Zambrana].
- Rodríguez Gutiérrez, Milena: La Otra Cuba Secreta, antología de poetas cubanas del s. XIX y del XX, Ed. Verbum, Madrid, 2011.
- Sánchez Boudy, José: “Poesía y Cuba Eterna” en http://amigospais-guaracabuya.org/oagjs105.php
- Santovenia, Emeterio: José Victoriano Betancourt, estudio biográfico,La Habana, 1912.
- Social, junio 1919.
- Vitier, Cintio: Lo cubano en la poesía, La Habana, Universidad Central de La Villas, 1958.
Referencias
1Esteban Borrero, profesor, médico y poeta camagüeyano. Fue uno de los grandes intelectuales de la historia de Cuba; su pensamiento y acción constituyeron valiosas ofrendas en beneficio de la Patria. Se le considera uno de los precursores del Modernismo latinoamericano.
2Elizabeth Mirabal, editora: Juana Borrero, poesía completa, Ed. Verbum, Madrid, 2016.
3Nicolás Azcárate Escovedo nació en Güines en 1828. Abogado, periodista, conferencista, hombre liberal y amante de la libertad. Uno de los fundadores del Liceo de Guanabacoa (1861). Fundó el periódico Siglo XX. Expulsado de Cuba en 1875, fue al exilio de México donde continuó laborando por la libertad de Cuba. Falleció en La Habana en 1894.
4En la Asamblea Constituyente de Guáimaro (10 de abril de 1869), reunida en la localidad del mismo nombre en Camagüey, se redactó la primera Constitución cubana. Marcó su huella en el proceso evolutivo del pensamiento cubano.
5José Victoriano Betancourt, (Guanajay, Pinar del Río, 1813- México 1875), escritor cubano, uno de los mejores costumbristas de Cuba.
6Emeterio Santovenia: José Victoriano Betancourt, estudio biográfico, La Habana, 1912, p. 11.
7Francisca González Ruz en Domitila García de Coronado: Álbum Poético Fotográfico de los escritoras cubanas, Imprenta Militar de la Vda. de E.H. de Soler, La Habana, 1868.
8Adolfo Dollero: Cultura Cubana, Provincia de Pinar del Río, Imp. Seoane y Fernández, La Habana 1921, p. 207.
9Movimiento cultural e intelectual, primordialmente europeo, que nació a mediados del siglo XVIII y duró hasta los primeros años del siglo XIX.
10Manuel de la Cruz: “Reseña histórica del movimiento literario de la Isla de Cuba (1790-1890)”, Revista Cubana, La Habana, marzo 1891.
11Cintio Vitier: Lo cubano en la poesía, Universidad Central de La Villas, La Habana, 1958, p. 215-222.
12Félix Ernesto Suárez López: La Claridad en el Abismo, Ed. Verbum, 2014, p. 162.
13Amelia Cuenca de Cuenca: “Propaganda feminista, ¿mi opinión?” Artemisa, 1912, en Hojas de prensa para la historia de Cuba, Memorandum Vitae, marzo 9, 2013, http://memorandumvitae.blogspot.com/
14Publicado en la revista Social, junio 1919.
15Armando Guerra: La mujer vueltabajera en la poesía cubana, Molina y Compañía, La Habana, 1941, p. 22.
16René Lufriú Alonso (1889-1943) era miembro de patriótica familia cubana distinguida durante las dos guerras de independencia. Cursó el bachillerato en los institutos de La Habana, Pinar del Río y Camagüey. Por su cultura y prestigio se convirtió en secretario del presidente de la República, Alfredo Zayas y Alfonso (1921-1925).
17Rene Lufriú Alonso y Manuel Márquez Sterling: Ensayos de divulgación histórica, Imp. J. Albela, 1924.
-
Teresa Fernández Soneira (La Habana, 1947).
Investigadora e historiadora.
Estudió en los colegios del Apostolado de La Habana (Vedado) y en Madrid, España.
Licenciada en humanidades por Barry University (Miami, Florida). Fue columnista de La Voz Católica, de la Arquidiócesis de Miami, y editora de Maris Stella, de las ex-alumnas del colegio Apostolado.
Tiene publicados varios libros de temática cubana, entre ellos “Cuba: Historia de la Educación Católica 1582-1961”, y “Mujeres de la patria, contribución de la mujer a la independencia de Cuba” (2 vols. 2014 y 2018).
Reside en Miami, Florida.