Desde hace casi un año esperamos las anunciadas regulaciones nuevas al trabajo por cuenta propia. Solo los más optimistas esperábamos que beneficiaran a la iniciativa privada que tan eficientemente ha demostrado operar en Cuba, a pesar de las difíciles condiciones.
Y el tiempo ha dado la razón a los incrédulos: las nuevas regulaciones constituyen un freno importante al trabajo por cuenta propia y por tanto a la iniciativa privada. A pesar de la insistencia de los medios oficiales en que no desaparecen licencias y que se pretende que el trabajo por cuenta propia siga avanzando, un análisis somero permite identificar medidas de reducción y desestímulo al trabajo privado.
Demos una mirada a las medidas anunciadas:
- 96 actividades se agrupan en 28.
- De un total de 201, quedan 123.
- Solo se otorgará autorización para ejercer una actividad aprobada por persona.
- No se podrá ejercer en un mismo domicilio más de una actividad de servicios gastronómicos en restaurantes, servicios gastronómicos en cafetería, o servicio de bar y recreación.
- Se cierran definitivamente 5 licencias.
- Desaparecen exoneraciones de impuestos de los primeros tres meses y sobre la fuerza de trabajo.
Estas 6 medidas de cierre contra dos de apertura:
- Se transforma en dos licencias el permiso de “elaborador de alimentos y bebidas mediante servicios gastronómicos y restaurantes”: servicios gastronómicos y restaurantes, y servicios de bar y recreación.
- Se crean las actividades de panadero-dulcero y de arrendador de medios de transporte.
Al mismo tiempo surgen preguntas como por ejemplo:
¿Por qué no puede una persona tener licencia para rentar una habitación de su vivienda y al mismo tiempo ser artesano, o repasador, o chofer de taxi? ¿o rentar una habitación y también su auto?
¿Por qué no otorgar más licencias de actividades como vendedor de productos agropecuarios en cualquier modalidad si el aumento de la oferta sería un mecanismo económico, mucho más efectivo que el tope, que influiría en el equilibrio de los precios, ya suficientemente criticados?
Si la razón es limitar los ingresos de los emprendedores, la mentalidad sigue siendo la de no dejar avanzar al trabajo por cuenta propia. El freno a la iniciativa privada por temor al aumento de los ingresos, obstaculiza que el trabajo por cuenta propia consiga los objetivos que el mismo gobierno se trazó cuando lo “liberó”.
La libertad económica por mínima que sea, promueve la libertad y la soberanía ciudadanas. Y es muy difícil, por no decir imposible, controlar las libertades ya reconocidas, sin costo político, descontento social y pérdida de la confianza.
Pero algo positivo tiene el anuncio de las medidas, que por primera vez ocurre con tanto tiempo de antelación a su puesta en práctica: aumenta la conciencia de que la política no es algo ajeno a nuestro bienestar.
Karina Gálvez Chiú (Pinar del Río, 1968).
Licenciada en Economía.
Fue responsable del Grupo de Economistas del Centro Cívico.
Es miembro fundador del Consejo de Redacción de Convivencia.
Reside en Pinar del Río.