A cinco años de creada la Zona Especial de Desarrollo (ZED) de Mariel, no da señales de ser una atractiva plaza de inversión. Se cuentan 41 usuarios aprobados en este quinquenio, de los cuales 5 son de capital 100 % cubano. El pasado año la cifra de inversionistas estaba en 33. El promedio es de 8 inversionistas por año. No es de creer que haya sido lo esperado por el gobierno cubano cuando emprendió semejante inversión. A pesar de un discurso oficial de corte triunfalista, la información sobre la inversión en la ZED de Mariel, es decepcionante.
No es despreciable la influencia que tiene la situación interna de Cuba en la decisión de los inversionistas. No se anuncia ningún cambio esencial, a pesar del cambio de gobierno y de los anuncios, de hace más de cinco años, de una “actualización del modelo económico”.
La ZED de Mariel surgió en negociaciones con Brasil, país en el que actualmente, al mismo tiempo que los protagonistas del gobierno anterior, están enfrentando procesos legales por corrupción, el nuevo gobierno anuncia investigar la ejecución de los fondos que fueron invertidos en esta obra cubana.
Por otra parte no es visible en 5 años ninguna ventaja proveniente de la inversión en Mariel. Si de verdad esta inversión estuviera generando frutos, deben evidenciarse en la economía cubana. Sin embargo, continuamos con la necesidad de llamar a la resistencia y la austeridad de la población lo que evidencia la falta de esperanza en lograr el desarrollo económico sin la ayuda de Venezuela, con la actual situación política de América Latina y sin ningún socio al estilo del desaparecido campo socialista en el horizonte.
Mariel es una muestra más de que no se trata de falta inversiones y de oportunidades lo que enfrenta la economía cubana. Cuba continúa siendo un país bastante seguro para el turismo, pero muy inseguro y muy poco atractivo para inversiones de capital.
Es una temeridad frenar el trabajo por cuenta propia, que representó una solución en dos momentos cumbres de la crisis económica que vivimos, en medio de un lento crecimiento de la inversión extranjera, apostando quizás, a lograr un socio comercial que nos ofrezca lo que en su tiempo nos ofrecieron la Unión Soviética y Venezuela.
Apostar por la inversión de los cubanos, por su participación en la economía con la misma libertad con se nos ha llamado a participar en los debates sobre el proyecto de Constitución, es una solución viable para Cuba y el respeto al derecho a buscar el sustento con el propio esfuerzo.
Karina Gálvez Chiú (Pinar del Río, 1968).
Licenciada en Economía.
Fue responsable del Grupo de Economistas del Centro Cívico.
Es miembro fundador del Consejo de Redacción de Convivencia.
Reside en Pinar del Río.