La vivienda en Cuba… 54 años de promesas y realidades

Por Arnel Herrera


Hoy una gran parte de las familias cubanas vive en condiciones infrahumanas, afectada entre otras adversidades, por la falta de una vivienda digna. Los seres humanos tenemos los mismos derechos, entre ellos está el derecho a tener un hogar digno

Por Arnel Herrera Padrón
 
Un gobierno revolucionario resolvería el problema de la vivienda
rebajando resueltamente el cincuenta por ciento de los alquileres,
eximiendo de toda contribución a las casas habitadas por sus propios dueños,
triplicando los impuestos sobre las casas alquiladas,
demoliendo las infernales cuarterías para levantar en su lugar edificios modernos de muchas plantas
y financiando la construcción de viviendas en toda la isla en escala nunca vista.
Hay piedra suficiente y brazos de sobra para hacerle a cada familia cubana una vivienda decorosa.
(Palabras de Fidel Castro tomadas del discurso pronunciado el 16 de octubre de 1953. La historia me absolverá)
 
Fotos de Jesuhadín Pérez Valdés.
Edificio habitacional vacio por su estado deplorable en La Habana.
 
Hoy una gran parte de las familias cubanas vive en condiciones infrahumanas, afectada entre otras adversidades, por la falta de una vivienda digna. Los seres humanos tenemos los mismos derechos, entre ellos está el derecho a tener un hogar digno donde descansar y crear nuestra propia familia.
 
Las malas condiciones de las viviendas en las que vive la mayor parte de las familias en Cuba es responsabilidad del Estado, ya que este administra, controla y distribuye todos los recursos y materiales. Estos recursos y materiales de construcción están destinados principalmente hacia otros sectores como lo son, por ejemplo, el turismo, para la construcción de nuevos hoteles y remodelación de otros, corporaciones como CIMEX, para la construcción de tiendas recaudadoras de divisas, etc.
 
Un factor importante son los precios, inalcanzables para muchos cubanos, ya sea en los puntos de ventas creados por el Estado en moneda nacional o en las tiendas recaudadoras de divisas, dejándolos sin más opción, y a la vez condenándolos a vivir indignamente en los llamados quimbos y cuarterías. Los bajos salarios impiden que estas familias puedan reparar sus viviendas y mucho menos construir una en su lugar. Esto provoca el deterioro y la total destrucción de estas, exponiéndolas a su suerte.
 
El triunfo de la revolución en enero de 1959 trajo para las familias cubanas una nueva etapa, llena de promesas que resolverían todas las necesidades básicas, como lo era la vivienda. En los años 70 y 80 se crearon las microbrigadas destinadas a la construcción de edificios, arquitecturas que fueron copiadas de la antigua Unión Soviética, entonces socio de Cuba. Estas antiguas obras fueron destinadas a aliviar un poco la crisis de la vivienda en la Isla. Con la caída del campo socialista estas obras se paralizaron dejando muchas familias en las mismas condiciones que tenían.
 
Hoy muchas de estas construcciones sufren filtraciones y daños por falta de mantenimiento, algunas de gran inversión capital, y no quiero mencionar las que un día fueron bellas por su arquitectura colonial que adornaban nuestra ciudad, hoy abandonadas y destruidas. El problema de la vivienda en Cuba es una realidad que afecta a muchas personas. Familias enteras viven bajo el mismo techo porque no tienen la posibilidad de independizarse, ya que les es imposible comprar o fabricar su propia vivienda.
 
Las viviendas en Cuba, todas sin exclusión, sufren año por año el embate de ciclones, solo que en este caso sobreviven las de construcciones sólidas. Si las autoridades cubanas conocen de este fenómeno natural que nos afecta, ¿por qué no construir casas que puedan soportar este tipo de fenómeno? ¿Cuánto se ahorraría el Estado a corto y largo plazo si en vez de fabricar casas de bajo costo, mala calidad y mismo diseño, promoviera la construcción de casas resistentes a los ciclones, viviendas como aquellas en las que viven los que dirigen y gobiernan este país? ¿Será que nuestros arquitectos tienen poca creatividad? ¿Quiénes son los que habitan hoy los grandes palacios de la burguesía antes del 59?    
        
Tan grave o peor es la tragedia de la vivienda. Hay en Cuba doscientos mil bohíos y chozas, cuatrocientas mil familias del campo y de la ciudad viven hacinadas en barracones, cuarterías y solares sin las más elementales condiciones de higiene y salud” (cita de Fidel Castro en su discurso del 16 de octubre 1953). ¿Cuántas familias viven hoy en estas condiciones sin ser atendidas por el gobierno? ¿Cuándo el Estado tendrá como prioridad construir una casa decorosa para cada familia?
 
El artículo 9, inciso C, de la Constitución dice y cito: “El Estado trabaja por lograr que no haya familia que no tenga una vivienda confortable”. Cincuenta y cuatro años después, el Estado no ha podido cumplir esta promesa. La realidad de estas familias es otra. Los barrios marginales y cuarterías son la prueba de la ineficiencia e indiferencia por parte de las autoridades para resolver mejores condiciones de vida a sus ciudadanos.
 
Cuba cuenta hoy con más fuerza de trabajo, recursos y fábricas para construir un hogar confortable para cada familia, entonces ¿por qué el Estado se empeña en la construcción de más hoteles, tiendas recaudadoras de divisas y no piensa en el bienestar de estas familias? Ninguna obra, por muy buena que sea, es más importante que la obra puesta al servicio del hombre para su propio beneficio y el de su familia. Si la familia prospera también prospera la Nación.
 
Pensemos mejor y trabajemos, primero, para que estas cuarterías y quimbos queden en el pasado, y pongamos nuestro esfuerzo y empeño para construir, entre todos, la vivienda digna de cada familia. Reconstruyamos todos una Nación nueva y recuperemos para nuestros hijos la tierra más bella que ojos humanos hayan visto.

Foto: Jesuhadín Pérez Valdés
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Arnel Herrera Padrón. (Pinar del Río, 1974)
Bibliotecario Independiente.
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