Al concluir la ocupación norteamericana, en 1902, la salud pública en la isla de Cuba era muy superior a la que existía en 1898.
La República heredó una estructura organizacional, una red de hospitales públicos, privados, mutualistas y casas de socorro, programas para el tratamiento de enfermedades infecciosas, instituciones investigativas, escuelas de enfermería y de cirugía dental, un cuerpo de médicos de altísimo nivel y un estado de higienización avanzado.
Sobre esa base heredada de la ocupación se crearon nuevas asociaciones e instituciones, hospitales públicos, privados y casas de socorros que ubicaron a Cuba entre los países más avanzados de América Latina.
Una reducida muestra de las asociaciones e instituciones surgidas son suficientes para desmontar la intención de borrar esa obra precedente en materia de salud: la Secretaría de Sanidad y Beneficencia, primer ministerio de Salud Pública de Cuba y del Mundo,[1] (1909); la inauguración de un servicio oncológico en el Hospital Reina de las Mercedes (1920); la fundación de la Federación Médica de Cuba,[2] la Liga Contra el Cáncer y el Instituto del Cáncer, este último fue el primer centro de su tipo en Cuba (1925); el Servicio de Oftalmología del Hospital Calixto García (1926); la fundación de la Sociedad Cubana de Cancerología (1934); la implementación de los seguros sociales como derechos de los trabajadores (1940);[3] la formación de un Servicio Técnico de Salubridad encargado de las estadísticas, los productos biológicos, la investigación, y la sanidad (1936); la creación de la Corporación Nacional de Asistencia Pública, del Consejo Nacional de Tuberculosis, el Instituto Técnico de Salubridad Rural, el Centro de Orientación Infantil, y el Patronato para la Protección de la Sífilis y otras enfermedades (1936); la sociedad de Tisiología, para divulgar los avances de la especialidad (1940); la celebración del IV Congreso Panamericano de Tuberculosis con la participación de 750 médicos cubanos y 150 extranjeros (1945); la Sociedad de Neumología (1950); la Liga Contra la Ceguera (1951), y la inauguración del hospital (1958), actual Pando Ferrer.
En cuanto a centros asistenciales, entre 1906 y 1954, se inauguraron: la Asociación Canaria de Beneficencia, Instrucción y Recreo de la Habana (Quinta Canaria); el Sanatorio Antituberculoso La Esperanza; el Centro Castellano; el Hospital de Emergencia, en Centro Habana: el Hospital General Calixto García (antiguo Alfonso XIII); el Hospital Hijas de Galicia (actual Hospital Miguel Enríquez); el Leprosorio de San Lázaro; el Preventorio de salud José Martí para niños tuberculosos; el Hospital de Emergencia (1909), trasladado en 1920 al moderno edificio de Carlos III (primer hospital monumental de La Habana); la Casa de Salud, Quinta Santa Teresa de Jesús; el Hospital Militar de Columbia; el Hospital de Maternidad América Arias;[4] el Pediátrico en el reparto Lugardita y el Hospital General Conill, ambos en Boyeros; el Hospital de Homicultura, de higiene infantil, embarazos, partos, curaciones, en Matanzas; el Hospital Nacional del Cáncer (Curie); Maternidad Obrera de Marianao; el Sanatorio Ambrosio Grillo, con capacidad para 400 pacientes; los hospitales infantiles Pedro Borrás[5], Sagrado Corazón (actual González Coro), y Ángel Arturo Aballí; el Hospital de las Ánimas, reconvertido para tratar enfermos infecciosos; y el Sanatorio Topes de Collantes, equipado con la más alta tecnología de la época.
Hay que añadir, que los hospitales provinciales y la mayoría de los municipales se construyeron antes de 1959, que los ingenios azucareros, alejados de las ciudades, tenían sus propios hospitales para los trabajadores, que se inauguraron innumerables clínicas privadas a lo largo y ancho del país, y que las instituciones mutualistas de la salud brindaban amplios servicios médicos, realizaban visitas a las casas, suministraban medicinas, y crearon delegaciones en los pueblos importantes. Si el paciente necesitaba hospitalización, se trasladaba a algunas de sus sedes en capitales de provincia o a La Habana.[6]
El sistema de salud cubano en la República estaba integrado por una combinación de servicios gratuitos de salud pública financiados por el gobierno, y de servicios privados que abarcaban a todas las ciudades importantes de la isla. Tenía hospitales especializados en el cuidado de la lepra, enfermedades mentales, cáncer, poliomielitis, oftalmología, ortopedia, tuberculosis, pediatría, enfermedades contagiosas y cardiología. Contaba con consultas externas en otras provincias para quienes no necesitaban hospitalización, y poseía los llamados dispensarios, centrados en el diagnóstico y la prevención, que aplicaban tratamientos especializados en enfermedades como lepra, tuberculosis o la pediatría.
En 1958 Cuba contaba con más de 108 hospitales públicos, 250 privados y 200 casas de socorro. Con compañías de seguro, clínicas a bajo precio que competían con los centros mutualistas.[7] La mortalidad por tétanos infantil disminuyó, se erradicó la fiebre amarilla, se estableció la vacunación permanente de la viruela, y se elaboró una avanzada legislación sanitaria.
Entre los indicadores de salud basta citar los siguientes. La esperanza de vida, que en 1931 era de aproximadamente 42 años, en 1958 se elevó a 64 años, superada solamente por Argentina y Uruguay. La mortalidad infantil (33,4 por cada mil nacidos), sólo superada por Estados Unidos y Canadá. Más de 1 médico por cada mil habitantes (según la OMS, en el período 50-54, Cuba ocupaba el puesto once en el mundo y el primero en América Latina. Y los hospitales públicos contaban con 21 141 camas y los privados otras 15 000 para un total de 36,141,[8] mejor que la mayoría de los países latinoamericanos. Índices de salud equiparables a los mejores de su época en la región y en el mundo.
Conclusiones
Pese a los avances señalados, el sistema de salud de la república tenía lagunas. Sus servicios, mayoritariamente concentrados en la capital no alcanzaban a las zonas montañosas y remotas de la isla, aunque se contaba con un eficiente servicio de transporte por aire, mar y tierra que permitía a los pacientes que necesitaban atención especializada, ser trasladados a La Habana con facilidad.
Los datos brindados echan por tierra el intento de borrar la historia de la salud y la medicina cubanas antes de 1959 y sobre ese “vacío” erigir una “potencia” médica resultado de la revolución, ocultado que los avances obtenidos después de 1959 resultaron de la base creada antes de esa fecha, sustentados en el desarrollo económico, en la labor de destacados médicos, en la libertad que gozaban las asociaciones de profesionales y en los gobiernos republicanos de 1902 a 1958, sin necesidad de subvenciones foráneas. Por tanto, lo que correspondía al Partido-Estado-Gobierno, era mejorar la salud en las zonas agrarias y perfeccionar la obra que le antecedió, no negar los avances anteriores, para finalmente arribar al desastre actual.
La Habana, 19 de mayo de 2025
[1] Pedro Pablo Arencibia Cardoso. Una primera aproximación a la República (1902-1958). Revista Vitral. Mayo-junio, año IX. No, 49, 2002, p. 9.
[2] Al establecerse la colegiación obligatoria de las asociaciones, en 1944, la Federación Médica de Cuba pasó a llamarse Colegio Médico Nacional.
[3] Cuba fue uno de los primeros países latinoamericanos con seguros sociales, que cubrían las enfermedades derivadas de las profesiones ejercidas y la maternidad. Refrendado en el artículo 65 de la Constitución de 1940.
[4] Patriota, ilustre, capitana, mensajera y enfermera en la Guerra de Independencia de 1895, esposa del mayor general José Miguel Gómez
[5] Hospital insigne de la pediatría, clausurado en 1988, demolido y convertido en parque sin árboles ni brillos.
[6] Pedro Pablo Arencibia Cardoso. Una primera aproximación a la República (1902-1958). Revista Vitral. Mayo-junio, año IX. No, 49, 2002, p. 10.
[7] https://www.nostalgiacuba.com/un-vistazo-al-servicio-medico-de-antes-de-1959-el-sistema-de-salud-en-cuba-ant/
[8] https://www.nostalgiacuba.com/un-vistazo-al-servicio-medico-de-antes-de-1959-el-sistema-de-salud-en-cuba-ant/
- Dimas Cecilio Castellanos Martí (Jiguaní, 1943).
- Reside en La Habana desde 1967.
- Licenciado en Ciencias Políticas en la Universidad de La Habana (1975), Diplomado en Ciencias de la Información (1983-1985), Licenciado en Estudios Bíblicos y Teológicos en el (2006).
- Trabajó como profesor de cursos regulares y de postgrados de filosofía marxista en la Facultad de Agronomía de la Universidad de La Habana (1976-1977) y como especialista en Información Científica en el Instituto Superior de Ciencias Agropecuarias de La Habana (1977-1992).
- Primer premio del concurso convocado por Solidaridad de Trabajadores Cubanos, en el año 2003.
- Es Miembro de la Junta Directiva del Instituto de Estudios Cubanos con sede en la Florida.
- Miembro del Consejo Académico del Centro de Estudios Convivencia (CEC).