El sistema de salud en Cuba está hoy en estado terminal. Primero que todo, quisiera aclarar que no me refiero al personal que se entrega todos los días al cuidado de los enfermos. De los médicos cubanos, las enfermeras, los técnicos de salud, las pantristas, los de limpieza y los de mantenimiento de los centros de salud, podemos decir hoy que son héroes. Todos ellos están luchando contra todos los “demonios”: la falta de medicamentos, la falta de instrumental, la escasez de material de cura, la falta de tecnología suficiente para el diagnóstico, las faltas de electricidad y de agua, el salario insuficiente, la falta de transporte, la falta de todo. Expreso mi respeto, admiración y gratitud a todos y a cada uno.
Nuestra reflexión de hoy va por otro lado. Deseo compartir mi opinión acerca de la gravísima situación del sistema de salud cubano. Y referirme a lo que considero la principal causa de ese deterioro. Lo que está en juego es la vida de seres humanos, no un supuesto logro de un sistema político. La propaganda machacona de que Cuba era una “potencia médica” nunca tuvo correspondencia con la realidad si la comparábamos con las potencias del mundo, pero ahora pareciera una broma de mal gusto. Es verdad que los cubanos hemos tenido acceso universal y gratuito a la salud, pero en los últimos años esa es también una realidad en descomposición. Se entiende por acceso universal a la salud la posibilidad real y ágil de que todos los ciudadanos de un país puedan recibir servicios médicos con todos los centros, servicios y tecnologías que se requieren para ello.
Ni universal ni gratuito
Aunque en las leyes, y en la teoría del sistema de salud cubano, se sigue proclamando como de acceso para todos sin distinción, y gratuito en todos sus servicios, la práctica cotidiana y la escasez de todo, han hecho muy difícil el acceso a la salud, especialmente para los que viven en zonas intrincadas o medio alejadas de los centros de salud. Se trata de cuando en la ley se dice una cosa y la realidad dice otra muy diferente:
- La crisis de las ambulancias en Cuba y de un Sistema Integrado de Urgencias Médicas, llamado SIUM, ponen en peligro grave la vida de aquellos que sufren ataques sorpresivos, accidentes graves y otras urgencias. Si no hay suficientes ambulancias comunes y tampoco servicios de urgencia que lleguen en poco tiempo o simplemente no lleguen, entonces la salud no está al alcance de todos: el acceso a la salud ya no es universal.
- Si no hay transporte y el combustible está escaso, los pacientes no pueden tener acceso universal a consultas médicas, revisiones, pruebas de diagnóstico y otros servicios que deben prestarse ambulatoriamente: el acceso a la salud ya no es universal.
- Sino hay reactivos y otras sustancias para hacer análisis clínicos y la tecnología existente está atrasada o se rompe con frecuencia: el acceso a la salud ya no es universal.
- Sino hay instrumental quirúrgico ni material de cura, ni siquiera gel para realizar ultrasonidos, entonces: el acceso a la salud ya no es universal.
- En cuanto a la gratuidad de los servicios médicos podemos constatar que no se cobran abierta y administrativamente, sin embargo, es ya casi una costumbre que los pacientes arriben a las consultas o a la casa de los médicos y enfermeras, con “regalos” para “agradecer” o, incluso, para rogar o recabar alguna atención médica a la que, de otra forma, no tendrían acceso o se dilatarían sin fecha. El salario insuficiente de los médicos, enfermeras y demás trabajadores de la salud también contribuye a que acepten, no pidan, aquellos regalos-pagos indirectos que las personas más pobres o discapacitadas no pueden ofrecer. Eso profundiza la ya grave desigualdad que se hace cada vez más visible en todos los sectores de la sociedad cubana. Eso se agrava al pensar que hemos hipotecado toda la vida durante más de 60 años para tener estas conquistas sociales como la salud, la educación, la cultura, el deporte, entre otras. Eso no se logró y la vida es una sola en este mundo.
Las causas
Escuchamos repetidamente que la causa principal es el embargo de los Estados Unidos. Pero todos sabemos de dónde vienen los medicamentos, el instrumental de cirugía, el material de cura y todo lo que los mismos médicos ya te sugieren cuando tienes un enfermo en la familia.
Considero que la causa principal es que en Cuba no hay dinero, liquidez o créditos, para adquirir, en cualquier país, los medicamentos, materia prima, reactivos, instrumental, tecnología, modernización de los servicios de salud. Y todos sabemos que la causa de la causa es el sistema económico-político que no funciona, no crea riqueza, no produce, no fabrica, no es rentable, no permite la libertad de propiedad, de empresa, de comercio, de todo.
Y también queda a la vista otra grave causa que es hacia dónde se dirigen los pocos recursos que el país tiene. Es un problema de prioridades. Y todos sabemos quiénes deciden las prioridades del presupuesto nacional. ¿Por qué el embargo no ha detenido la construcción de hoteles mastodónticos en un país donde las capacidades hoteleras no llegan a cubrir ni el 50 por ciento de las que ya se disponen? ¿Por qué esos recursos para la construcción de más hoteles con el turismo en baja no se destinan a la salud pública? ¿Quién o quiénes deciden eso? ¿A dónde van a parar los recursos por los servicios médicos, enfermeras y otros técnicos de la salud en el extranjero, sabiendo como sabemos que más de los dos tercios del salario devengado no le es entregado a los que lo trabajan?
Es un grave problema político-administrativo, pero, sobre todo, es éticamente inaceptable. Y lo es porque no se prioriza el valor supremo de la vida humana para darle otros caminos a los recursos e ingresos del país.
Propuestas
La grave crisis del sistema de salud en Cuba es una evidencia patente ante todos. Es uno de los componentes más sensibles y humanos de la crisis total estructural que vive Cuba. Por eso, se hace cada vez más urgente una reforma del sistema de salud en Cuba. Es una prioridad ética. Es una emergencia humana.
Una de esas propuestas es la que ha estudiado y publicado el Centro de Estudios Convivencia (CEC-Cuba), primer think tank independiente con pensadores de la Isla y de la Diáspora, en su Décimo Informe del “Itinerario de Pensamiento y Propuestas para el futuro de Cuba” titulado “El sistema de salud en el futuro de Cuba: visión y propuestas” que puede ser consultado íntegramente en español e inglés en nuestro sitio web con VPN: https://centroconvivencia.org/category/propuestas/sistema-de-salud/De la visión que proponemos en este Décimo Informe del CEC adelantamos estos fragmentos con la esperanza de que el lector lo critique, lo mejore, y lo comparta para fomentar el debate público:
- “Cuba debe avanzar hacia un sistema de salud en el que la persona humana sea el valor supremo y la vida sea respetada desde su concepción hasta la muerte natural. En este sentido, nada que vaya contra la preservación, sanación y calidad de vida de pacientes, familiares y personal sanitario tendrá cabida en este nuevo sistema de salud en Cuba. Esto incluye los cuidados prenatales, neonatales, preventivos, terapéuticos, gerontológicos y de cuidados paliativos y contra el dolor en las etapas terminales irreversibles de la vida, sin ensañamiento terapéutico.”
- “Cuba debe avanzar hacia un sistema de salud mixto. Esto significa el acceso universal a los cuidados de salud en todas las etapas de la vida y su mantenimiento mediante una justa combinación de programas y estructuras de salud pública totalmente sostenidas por el Estado; otras mixtas en que se puedan conjuntar financiamiento privado y subsidios del Estado para completar los gastos de salud de instituciones y programas que no puedan ser independientes; y otras instituciones y programas de salud que sean totalmente privadas. El acceso a cada una de estas variantes será según las posibilidades de los ciudadanos, sus seguros de vida, sus ingresos personales, su situación laboral y económica circunstancial, garantizando que nadie quede sin una cobertura de salud integral.”
- “Cuba debe avanzar hacia un sistema de salud en el que los sectores más vulnerables y desprotegidos tengan un acceso universal a todos los servicios sanitarios. Esto incluye niñez y tercera edad, con especial dirección hacia sectores sin suficientes ingresos, niños y adolescentes sin amparo filial, ancianos solos o desprotegidos, en sus casas u hogares públicos o privados, adictos, reclusos y detenidos, inmigrantes, enfermos psiquiátricos, personas sin seguridad social, o con insuficientes ingresos, vagabundos, etc.”
Es responsabilidad de todos los ciudadanos, pero especialmente los que ostentan el poder real, tomar conciencia de este grave problema ético y hacer, entre todos, los cambios estructurales que Cuba necesita.
El debate está abierto. La prioridad es la vida.
Hasta el próximo lunes, si Dios quiere.
- Dagoberto Valdés Hernández (Pinar del Río, 1955).
- Ingeniero agrónomo. Máster en Ciencias Sociales por la Universidad Francisco de Vitoria, Madrid, España.
- Premios “Jan Karski al Valor y la Compasión” 2004, “Tolerancia Plus” 2007, A la Perseverancia “Nuestra Voz” 2011 y Premio Patmos 2017.
- Dirigió el Centro Cívico y la revista Vitral desde su fundación en 1993 hasta 2007.
- Fue miembro del Pontificio Consejo “Justicia y Paz” desde 1999 hasta 2007.
- Dirigió el Centro Cívico y la revista Vitral desde su fundación en 1993 hasta 2007.
- Trabajó como yagüero (recolección de hojas de palma real) durante 10 años.
- Es miembro fundador del Consejo de Redacción de Convivencia y su Director.
- Reside en Pinar del Río.