La responsabilidad de proteger

Yoandy Izquierdo Toledo
Jueves de Yoandy

El principio de la Responsabilidad de Proteger constituye una poderosa herramienta para velar por el cumplimiento y respeto de los Derechos Humanos, de ser cumplido a cabalidad por los Estados.

Las múltiples situaciones frente a las que se hace necesario aplicar el principio de una forma o de otra están presentes en nuestros países, en unos más que en otros, en momentos puntuales y en ocasiones de modo sistemático.

El principio surge para hacer frente a crímenes de guerra, la depuración étnica, el genocidio y los crímenes de lesa humanidad. Mediante la adopción de las medidas necesarias que coloquen siempre a la persona primero que las instituciones se logra cumplir basado en tres pilares: 1. La responsabilidad de cada Estado de proteger a sus poblaciones; 2. La responsabilidad de la comunidad internacional de ayudar a los Estados a proteger sus poblaciones; y 3. La responsabilidad de la comunidad internacional de proteger cuando es evidente que el Estado no logra hacerlo.

Respecto a los tres pilares fundamentales que sostienen el principio, me gustaría comentar sobre la importancia del primero en el caso cubano: el Estado tiene la responsabilidad de proteger a sus poblaciones. Sucede que en ausencia de un Estado de Derecho en Cuba, la responsabilidad suprema del Estado, que es la de velar por la persona y sus derechos, se ve relegada a planos insospechados. Los sucesos del 11 de julio de 2021 no solo ponen al descubierto la vulnerabilidad del ciudadano cubano, sino que evidencian que el Estado no vela por su integridad ni protege la vida, sino que en voz de sus representantes da la orden de combate. Este punto de inflexión en la historia de Cuba inédito en los últimos 60 años, desatado por las protestas ante la crisis sistémica (que es otro signo de la desprotección ciudadana) tuvo un saldo altamente negativo de parte del Estado que en lugar de proteger, respaldó su decisión de combate y represión con el artículo 4 de la actual Constitución de la República de Cuba, que legaliza la lucha armada contra “cualquiera” que intente cambiar el socialismo declarado como irrevocable.

Junto al principio de proteger aparece también la necesidad de analizar con responsabilidad las vulnerabilidades nacionales porque ningún Estado es inmune. Ese es el principal mito a desmantelar en Cuba: ninguna sociedad es perfecta, pero para transitar el largo camino a la democracia y mantener el estricto respeto a los Derechos Humanos se necesita voluntad y conciencia del compromiso de la política con el Bien Común. No puede haber protección venida del Estado si no hay división y mutuo control de los poderes del Estado, si no hay independencia y empoderamiento de la sociedad civil, si no hay un sector privado fuerte, si no hay en la concepción de todos cooperación en la generación de políticas públicas en servicio de la persona humana, para que generen confianza, cultura de la prevención y una eficaz protección de los Derechos Humanos para todos.


  • Yoandy Izquierdo Toledo (Pinar del Río, 1987).
  • Licenciado en Microbiología.
  • Máster en Bioética por la Universidad Católica de Valencia y el Centro de Bioética Juan Pablo II.
  • Máster en Ciencias Sociales por la Universidad Francisco de Vitoria, Madrid, España.
  • Miembro del Consejo de Redacción de la revista Convivencia.
  • Responsable de Ediciones Convivencia.
  • Reside en Pinar del Río.
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