De la queja a la propuesta

 

Por Arnel Herrera Padrón
 

 

 

 

Por más de medio siglo, los cubanos nos hemos pasado el mayor tiempo de nuestra vida quejándonos de nuestras necesidades materiales, falta de libertades y las violaciones a nuestros derechos, que no son ajenos y están a la luz del día.

 

 

Por Arnel Herrera Padrón
 
Debate Público en el parque Roberto Amarán en Pinar del Río. Foto Jesuhadín Pérez 
Por más de medio siglo, los cubanos nos hemos pasado el mayor tiempo de nuestra vida quejándonos de nuestras necesidades materiales, falta de libertades y las violaciones a nuestros derechos, que no son ajenos y están a la luz del día.
 
Quejarnos de algo que nos moleste e incomode es propio de la naturaleza humana, es instinto de preservar nuestras vidas, por lo que lo considero como un derecho inalienable. Todo lo que nos rodea nos concierne y somos responsables de velar y cuidar de ello. Hoy la gran mayoría de los cubanos hemos traspasado las barreras del silencio, creamos estado de opinión sin mirar por encima del hombro, superamos de algún modo el temor, y el “para qué hablar si no vamos a resolver nada” ya son cosas del pasado para muchos cubanos, ellos han decidido tomar las riendas de sus destinos.
 
Pero no todo en la vida del ser humano debe girar alrededor de la queja. Si ya conocemos de nuestras limitaciones, que no son pocas, y que nos afectan por más de 50 años, que nos han separado, dividido y llevado al borde del precipicio, entonces ¿por qué no nos empeñamos más, sin dejar de quejarnos, en buscar propuestas viables que den una solución a todos estos problemas?
 
Hoy Cuba necesita más que nunca de muchas propuestas de cubanos de buenas intenciones y verdaderamente comprometidos con el futuro de Cuba y de sus hijos. Los cambios son necesarios y no importan de dónde vengan, lo que importa es que todos, sin exclusiones, formemos parte de las decisiones de lo que sea mejor, y al final todos seremos ganadores.
 
Tenemos el talento y la capacidad para, mediante el diálogo, salir de la situación en que vivimos. Creemos el espacio donde todos quepamos y no pongamos más obstáculos a la iniciativa del cubano. Sentémonos a la mesa a dialogar y llevemos las propuestas que tengamos para el futuro de Cuba. No importa cuántas sean, mientras más propuestas tengamos, más diverso y enriquecedor será el debate. Un país que tenga muchas propuestas, para presentar y discutir, será mucho más democrático y participativo.
 
Para resolver nuestra triste situación debemos profundizar mucho más, ir a la raíz del problema y analizar nuestra realidad y lo que queremos para nuestro futuro. Esto lo podemos lograr entre todos los cubanos, quejándonos, pero también proponiendo lo que queremos cambiar. Sin propuestas no habrá cambios.
 
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Arnel Herrera Padrón (Pinar del Río, 1974).
Bibliotecario Independiente.
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