LA PEDAGOGÍA DE JOSÉ MARTÍ

Foto de Albertho Díaz de León.

Cubano excepcional, de hondo pensamiento e intensa vocación de servicio, José Julián Martí Pérez (1853-1895) –además de político, poeta, periodista, y diplomático–, fue un gran pedagogo formado en las enseñanzas del padre Félix Varela, que José Martí acrisoló  y cobró sustancia al convertirse en la figura cimera de nuestra cultura nacional e inaugurar cauces en la historia y cultura americana y universal.

Hacedor de una nueva forma de periodismo y gestor de una revolución heredada del legado de nuestros padres fundadores y de las luchas que le precedieron, Martí retomó el inconcluso proceso de conformación de la nación cubana para conducirla hasta una república moderna, concebida como igualdad de derecho de todo el nacido en Cuba, espacio de libertad para la expresión del pensamiento y de una economía diversificada en manos de muchos pequeños propietarios; para que cada cubano fuera hombre político enteramente libre. A su vez, percibía la patria como “dicha de todos, dolor de todos, y cielo para todos, y no feudo ni capellanía de nadie. Mientras, concebía a la patria como dicha de todos, y dolor de todos, y cielo para todos, y no feudo ni capellanía de nadie.Propósito y definiciones que remató con aquel ideal tan lejano aún: “Yo quiero que la ley primera de nuestra república sea el culto de los cubanos a la dignidad plena del hombre”.

Con ese fin analizó las causas del fracaso de la Guerra de los Diez Años, que no logró sus objetivos. Del análisis extrajo un sistema de principios con los que amalgamó su teoría de la revolución: el concepto de guerra necesaria y el papel del partido como institución organizadora; eslabones mediadores para arribar a la república “con todos y para el bien de todos”: un magno proyecto que incluía la formación de un pueblo capaz de autogobernarse a través de cuerpos representativos electos democráticamente; es decir, un propósito estrechamente vinculado a la enseñanza, que se resume en los siguientes seis puntos de su ideario pedagógico.

“Educar es depositar en cada hombre el resumen del mundo viviente, hasta el día en que vive: es ponerlo a nivel de su tiempo, para que flote sobre él, y no dejarlo bajo de su tiempo, con lo que no podrá salir a flote; es preparar el hombre para la vida”.[1]

“Quien quiera nación viva, ayude a establecer las cosas de su patria de manera que cada hombre pueda labrarse en un trabajo activo y aplicable una situación personal independiente”.[2]

“La felicidad general de un pueblo descansa en la independencia individual de sus habitantes.//  Una nación libre es el resultado de sus pobladores libres”.[3]

“El primer deber de un hombre es pensar por sí mismo”.[4]

“Es mi sueño que cada cubano sea hombre político enteramente libre”.[5]

“Si los pobres se habitúan a pedirlo todo al Estado, cesarán a poco de hacer esfuerzo alguno por su subsistencia.//[…] De ser siervo de sí mismo, pasaría el hombre a ser siervo del Estado.- De ser esclavo de los capitalistas, como se llama ahora, ira a ser esclavo de los funcionarios. , preparado a  es todo aquel que trabaja para otro que tiene dominio sobre el; y en ese sistema socialista dominaría la comunidad al hombre, que a la comunidad entregaría todo su trabajo.[6]

Como vemos, Martí concibió la educación como función social transformadora de las condiciones socioculturales y económicas; como puente de oportunidades para el desarrollo integral del cubano, preparado a participar en la política de su país. De ahí lo antinatural del monopartidismo, cuya implantación implica la destrucción de los demás partidos políticos, tal como ha ocurrido en Cuba con la instauración del modelo más perfecto y terminado de régimen totalitario, que ha llevado a Cuba al estancamiento y el fracaso.

La pedagogía martiana aboga por la enseñanza para la vida y su carácter práctico. Son ideas humanistas relacionadas con la sensibilidad, el amor, el respeto y la dignidad humana. A partir de ellas como maestro, desarrolló una práctica pedagógica con cubanos y puertorriqueños, desde 1891 en la Liga, New York, donde todos los lunes reunía a familiaspara impartirle clases de distintas materias.

José Martí es una rara simbiosis de amor, intuición, pasión, magnetismo, armonía y profundidad, sin la cual habría sido  imposible enfrentar, en las condiciones de Cuba, la obra de preparar un pueblo y organizar una guerra que condujera a una sociedad de paz, armonía y justicia.

La guerra necesaria organizada por Martí condujo a la República de 1902 con independencia incompleta y soberanía limitada. Aunque las constituciones de 1901 y 1940 sentaron las bases para el fomento de una sociedad democrática, nuestra carencia cívica desembocó en la ingobernabilidad que llevo al golpe militar de 1952, y seguidamente a la respuesta insurreccional que triunfó en 1959, cuyo único mérito exhibido en más de seis décadas es la pérdida de libertades y derechos, que nos han retrotraído a una situación peor a la existente en la época colonial.

Fracasado tal modelo totalitario ajeno a la naturaleza humana, las autoridades han optado –ante la ineludible necesidad de cambiar–, por tratar copiar el modelo oligárquico de Rusia, impropio de nuestras necesidades e idiosincrasia. Pasado más de un siglo de la caída en combate de José Martí, la república con todos y para el bien de todos, por la que vivió y murió continúa pendiente.

Cuba requiere de un nuevo proyecto nacional conformado con la participación de todos, lo que implica adaptar a las nuevas condiciones el proyecto educativo de José Martí. Para que los cubanos puedan desempeñar el papel activo y determinante que les corresponde en los destinos nacionales.

Junto a la necesaria restitución de las libertades suprimidas se impone retomar la labor formadora que inició el padre Varela y continuaron eminentes cubanos, entre ellos José Martí.

[1](DOC) Sintesehistorica sobre cuba | ÂngeloDalCorso – Academia.edu

[2]José Martí. Obras Completas. T.8 La Habana, Editorial de Ciencias Sociales, 1991, p. 258.

[3]José Martí. Obras Completas. La Habana, Editorial de Ciencias Sociales, 1991, T.8, p. 284.

[4]José Martí. Obras Completas. La Habana, Editorial de Ciencias Sociales, 1991. Tomo 19. p. 381

[5] MARTÍ, JOSÉ. Obras Escogidas en tres tomos. Tomo III, pp.24-25

[6]José Martí. Obras Completas. La Habana, Editorial de Ciencias Sociales, 1991. Tomo 19, pp. 403-404

 

 


  • Dimas Cecilio Castellanos Martí (Jiguaní, 1943).
  • Reside en La Habana desde 1967.
  • Licenciado en Ciencias Políticas en la Universidad de La Habana (1975), Diplomado en Ciencias de la Información (1983-1985), Licenciado en Estudios Bíblicos y Teológicos en el (2006).
  • Trabajó como profesor de cursos regulares y de postgrados de filosofía marxista en la Facultad de Agronomía de la Universidad de La Habana (1976-1977) y como especialista en Información Científica en el Instituto Superior de Ciencias Agropecuarias de La Habana (1977-1992).
  • Primer premio del concurso convocado por Solidaridad de Trabajadores Cubanos, en el año 2003.
  • Es Miembro de la Junta Directiva del Instituto de Estudios Cubanos con sede en la Florida.
  • Miembro del Consejo Académico del Centro de Estudios Convivencia (CEC)
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