Miércoles de Quintana
En la segunda mitad del siglo XVIII Adam Smith, economista clásico inglés, se ocupó de lo que para él era la “paradoja del valor”. Le resultaba paradójico que el agua, líquido esencial para la vida, fuera más barata que un diamante, útil sin dudas, pero sin el cual uno puede vivir. Creyó ver que la abundancia del agua y la escasez de los diamantes explicaban los bajos precios de la primera y los altos de los segundos. Era un buen argumento pero no suficiente. Continuó pensando. Era tenaz.
Y llegó a una conclusión más elocuente. Aseguró que el precio del agua estaba determinado por el último vaso que se tomara. ¿Cómo es esto? Imagine que usted veranea (¡!) en un desierto. Que lleva consigo millones de dólares, pero ninguna agua y casi agoniza de la sed. De pronto, como salido del frote de la mano con la mágica lámpara, aparece ante usted un vendedor de agua fría, dulce, sabrosa. El hombre le propone venderle agua. Usted decide comprarle. Él le pide dos millones de dólares por un vaso. Usted se indigna. El no cede. Usted sabe que morirá de sed. Horrible. Y nada, le paga los dos millones por el primer y segundo vaso. Por el tercero le ofrece 100 dólares y por el cuarto vaso, saciada ya su sed, cinco centavos. Del cuarto vaso (el último) en adelante el precio del agua entre usted y el aparecido, será cinco centavos.
Así explicaba Smith la influencia de la escasez en el precio de las mercancías y en la consecuente paradoja del valor. Yo creí estar armado con esta teoría para explicar mi realidad cubana. Pero resulta que como aquí todo es escaso, el precio de las coles no es el de la última, todas cuestan igual. Y un bien esencial como el aceite cuesta dos veces más caro que un relay para el refrigerador o que un arete. Un par de espejuelos graduados cuestan ocho veces lo que una pipa de agua y ésta tres veces lo que una libra de carne de cerdo. Advierto que estos son precios del mercado negro que es el más sostenido ofertante de mercancías y servicios. En el momento que escribo es así. Mañana variará un tantito así. La paradoja del valor se hizo añicos.
Pero Smith se ocupó de otro asunto muy importante. También dijo que cuando un empresario particular buscaba satisfacer sus necesidades, resolver sus problemas, a la postre contribuía a la satisfacción y solución de las necesidades y problemas sociales. Como a esto le llamó la magia del mercado y éste ha sido un tabú histórico para los pensadores socialistas, la creencia en las bondades de los emprendedores privados se ha puesto siempre en entredicho en nuestro medio. Y muchas veces se ha visto como actividad que favorece al enemigo.
No es asunto superado. El 21 de marzo próximo pasado, en la Mesa Redonda del Canal Cubavisión, habló un español, periodista de palabra fácil y gestos y criterios definitivos, que refiriéndose a la necesidad de articulación de “las fuerzas de izquierda en el mundo”, dado que las de derecha han logrado articularse, dijo lo siguiente: “¿qué es lo que posibilita la articulación de “las derechas”? La propiedad. De esto no hay dudas. ¿Y qué debe articular a las izquierdas?, pues lo público, lo colectivo, el estado”.
Cuando este señor así hablaba y el moderador lo miraba con expresión aquiescente, yo pensaba en los trabajadores por cuenta propia, en los emprendedores cubanos que comienzan a fundar la clase media y la estructura económica de PYMES y cooperativas, indispensables para evitar el colapso de la economía cubana. ¿Serán tratados como “derechas” debido a que son propietarios privados?
Mucho se habla del sentido de pertenencia. Pero no está de más agregar que no puede nadie sentirse dueño de lo que no le pertenece. Aun las empresas estatales deberán estimular de tal forma a sus trabajadores para que no les quepa dudas que son dueños.
Termino con otro inglés. Este es un poeta de los tiempos de Smith. Se apellida Young: “Entrégale a un hombre la propiedad de un páramo y lo convertirá en vergel. Retírale la propiedad del vergel y se convertirá en páramo”.
- José Antonio Quintana de la Cruz (Pinar del Río, 1944).
- Economista jubilado.
- Médico Veterinario.
- Reside en Pinar del Río.