La Navidad en el ambiente

Martes de Karina

La Navidad es tiempo de renacer. Aunque desde hace años, el país se debate entre aceptar o no, la celebración como algo bueno, la Navidad no depende de leyes, ni de ritos, ni de aceptaciones públicas. No depende de la situación económica ni social, ni familiar. La Navidad existe y vuelve cada año el 25 de diciembre solo para recordarnos que Jesús nace cada día, para cada uno de nosotros y en cada uno de nosotros. Aceptarlo depende de nuestra disposición.

Por eso, una cosa es que la Navidad existe y otra es que la vivamos. Y una cosa es que la vivamos particular o familiarmente y otra bien distinta es que la viva cada ambiente en el que nos desenvolvemos. Un crecimiento de un 1,6% podría ser un signo de Navidad en la economía. Y el anuncio de un nuevo presidente en abril de 2018, podría ser un signo de Navidad en la política cubana. Sin embargo este año se respiran en Cuba menos aires de Navidad que en años anteriores. Menos árboles navideños, menos adornos en las casas, en los comercios. Menos intercambios de regalos, menos fiestas. A lo mejor es porque hasta el momento todo parece que sigue igual.

Volvemos a escuchar un discurso oficial que no aporta elementos realmente convincentes para aumentar nuestras esperanzas de que el gobierno cubano sea eficiente en la búsqueda de soluciones para los problemas que vivimos en el país.

Como justificación para no avanzar más en la “actualización del modelo”, la ambigua frase de que “… los problemas que hemos enfrentado (…) son más complejos y más profundos que lo que habíamos pensado inicialmente.”

La complejidad de los problemas no puede ser una justificación para no poderlos resolver en casi 10 años. Sobre todo teniendo en cuenta que se trata de un Estado que cuenta con todos los recursos del país a su disposición, que es dueño de todas las empresas medianas y grandes, tiene a muchos especialistas a su servicio, que tiene todo el parlamento a su favor y no tiene dificultades para aprobar una ley … Tampoco parece haber necesitado de opiniones distintas.

Por otra parte no parece muy complejo para especialistas, el problema de que el subsidio de un pan diario nos cuesta un 83% de impuesto en el pan que compramos de forma liberada. O el de la dualidad monetaria que pasa por resolver tipos de cambio, ingresos y subsidios excesivos. O el de que los salarios y las pensiones deben satisfacer las necesidades de quienes los perciben. O el problema de que los subsidios a costa del salario no son algo justo.

Son problemas que dependen de la voluntad política de descentralizar y empoderar. Se complejizan solo si se quieren resolver sin ceder cuotas de poder y sin querer aplicar estrategias que ya están probadas hace cientos de años. Organizar los costos, determinar los precios y asalariar según las necesidades es el ABC de la economía. Casi nos ofende que se nos explique como si se hubiera descubierto recién.

De todas maneras recordemos que ligera brisa y no un viento fuerte, anunció la venida de El Salvador. Confiemos, esperemos y actuemos.

¡Feliz Navidad!

 


Karina Gálvez Chiú (Pinar del Río, 1968).
Licenciada en Economía.
Fue responsable del Grupo de Economistas del Centro Cívico.
Es miembro fundador del Consejo de Redacción de Convivencia.
Reside en Pinar del Río.

 

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