En Cuba se vive tal ambigüedad que muchos exigen, cada vez, que se cumpla: “Con la misma vara que midas serás medido”. Y es que en no pocas ocasiones existen dos miradas para una misma realidad, dos maneras de aplicar algo que posee un único modelo establecido, o dos formas de hacer las cosas, marcando la diferencia cuando se podría, en muchas situaciones, tratar igual al Estado y a los ciudadanos. No es mala la multifactorialidad o una visión holística de la realidad. Sin embargo, no es así cuando se trata de la misma ley aplicada de manera diferente para unos y otros; o cuando no son percibidos iguales tratamientos a sectores productivos cuyo fin común es el bienestar del pueblo y, por tanto, la prosperidad del país (clásico el ejemplo de los precios de insumos y materias primas para el sector estatal y el privado, digo, el no-estatal, como ha sido llamado).
Pero este artículo no tratará sobre el cuentapropismo en Cuba, la reforma migratoria o la Ley de Inversión Extranjera, que constituyen buenos ejemplos de esa dualidad en los procederes. Quisiera abordar un tema que, escuchamos en la televisión, en la radio y hasta sale publicado en nuestros órganos de prensa y nos parece normal (como lo es) o ni le prestamos atención. Me refiero al funcionamiento, misión e importancia de las Organizaciones No Gubernamentales (ONG) en el mundo de hoy, al trabajo en proyectos de colaboración y a la ejecución de grandes obras con contrapartes extranjeras.
Este tema me parece crucial porque en no pocas ocasiones diversos grupos y organizaciones de la sociedad civil cubana han sido atacados por el tema del financiamiento y relación con organismos internacionales que buscan la cooperación y el desarrollo a través de métodos pacíficos. Digo más: ante la posibilidad de un viaje al exterior siempre surge, ipso facto, la interrogante de quién lo financia y con qué objetivos lo hace. Si la pregunta viene de las autoridades oficiales estas alegan que el financiamiento constituye un mecanismo de manipulación, o que la simple aceptación podría ser vista como un “gancho” o relación de dependencia.
Se debe conocer qué es gestión de proyectos, qué es un financiamiento de una ONG o de una agencia para la cooperación internacional, para no alarmarnos, ni hacernos eco de la frase “ellos son pagados”, cuando este tipo de trabajos es tan normal y los Estados, todos, desarrollan múltiples proyectos gracias a esta vías.
Recuerdo con mucha alegría la oportunidad que tuve, en la Universidad de La Habana, de recibir una asignatura llamada “Aprendizaje por Proyecto”, cuya evaluación final semestral fue la presentación de un trabajo en equipo ante un comité de expertos (en este caso conformado por los profesores de aquella asignatura) en el cual se describía una solicitud de financiamiento para un proyecto. El trabajo debía ser integral, siguiendo las reglas establecidas internacionalmente para la aplicación ante fuentes financiadoras. Debía incluir todo: capítulos teóricos, acompañados de solicitudes de presupuesto con desglose de gastos, ejecución y mecanismos de evaluación por etapas, etc. Fue una iniciativa de esos maravillosos profesores que nos enseñaron a trabajar en consonancia con el mundo civilizado. Fue un espacio para soñar en grande, en nuestro caso en aras de una restauración integral del Museo de Historia Natural Felipe Poey Aloy de la Universidad de La Habana. Y nunca fue visto como malo que aquellos estudiantes universitarios trabajaran con esos términos. Hasta más, fue muy bien visto por las autoridades universitarias por tratarse de algo novedoso y útil para nuestro futuro profesional. Lo mismo podemos decir cuando se trata de la relación de diferentes grupos o personas de la sociedad civil con ONG, las mismas que pueden relacionarse con el gobierno; pero ahí no son mal vistas ni las unas, ni el otro. Veamos algunos aspectos generales de estas organizaciones que son un reflejo de las relaciones internacionales de un país.
¿Qué es una ONG?
Las ONG son un grupo muy diverso de organizaciones dedicadas a una amplia gama de actividades y se encuentran en diferentes partes del mundo. Proveen de análisis y experiencia, sirven como mecanismos de advertencia temprana y ayudan en la supervisión e implementación de acuerdos internacionales.
Las ONG existen para una variedad de razones, por lo general para promover los objetivos políticos o sociales de sus miembros o fundadores. Los ejemplos más clásicos incluyen la mejora de la situación del entorno natural, la observancia de los derechos humanos y el bienestar de los más desfavorecidos.
Es cierto que su trabajo es en diferentes campos, pero el término se asocia generalmente con los que buscan la transformación social y la mejora de la calidad de vida. Las ONG de desarrollo son el sector más visible, e incluyen tanto a las organizaciones internacionales y locales, como a las que trabajan en el sector de emergencias humanitarias. Muchas de estas organizaciones están asociadas con la ayuda internacional y la donación voluntaria.
Clasificación
Como resultado del gran número de ONG y por tanto su gran diversidad existen muchas clasificaciones diferentes. El enfoque más común está en la “orientación” y el “nivel de operación”. Su orientación se refiere al tipo de actividades que realiza y el nivel de funcionamiento indica la escala en la que trabaja, que puede ser local, regional, nacional o internacional.
De acuerdo al nivel de orientación pueden ser: 1. Caritativas: con actividades dirigidas a satisfacer las necesidades de la gente pobre. 2. De servicio: con actividades que proporcionen servicios de salud, planificación familiar y de educación. Programas diseñados en espera de que las personas participen en actividades con la finalidad de recibir los servicios. 3. Participativas:caracterizadas por proyectos de autoayuda donde las personas locales se encuentran envueltas en la participación y la implementación de los proyectos contribuyendo con dinero, herramientas, materiales, mano de obra, etc. En los proyectos de desarrollo comunitario clásico, la participación comienza con la definición del proyecto, y continúa con las etapas de planificación y ejecución. 4. De empoderamiento: tienen como objetivo ayudar a las personas pobres a desarrollar una comprensión más clara de los factores sociales, políticos y económicos que afectan a sus vidas y a fortalecer la conciencia para el autocontrol.
De acuerdo al nivel de operación pueden ser: 1. Organizaciones basadas en la comunidad: surgen de las propias iniciativas de las personas. Trabajan por la comprensión de los derechos de acceso a servicios necesarios. 2. Organización de ciudades enteras: incluyen organizaciones tales como las cámaras de comercio e industria, las coaliciones de negocios, grupos étnicos o educativos y las asociaciones de organizaciones de la comunidad. 3. Las nacionales: incluyen las específicas permitidas en cada país. Algunas tienen licencias del Estado y de la ciudad y ayudan a las ONG locales. 4. Las internacionales: pueden ser responsables de la financiación de las ONG locales, instituciones, planeación de proyectos y la ejecución de estos mismos, así como de otras alrededor del mundo.
A veces es necesario poseer algunos de estos conocimientos para desmitificar el vocabulario oficial que reduce nuestro idioma a una breve lista de palabras permitidas.
Lo que queremos todos es ser vistos por el mismo cristal, sin aumento, donde se refleje toda la gama de colores y no ser tratados de una forma muy diferente por aplicar a una beca, presentar un proyecto ante una organización, obtener un premio en metálico o simplemente obtener una ayuda para la tarea que se realice en pos del progreso y el bienestar de todos. Así se trabaja, por ejemplo, en los institutos de investigación de nuestro país. Inclusive, los proyectos que poseen contraparte extranjera casi siempre adquieren mayor número de equipamientos y reactivos que les permiten un mejor curso de las tareas a desarrollar. ¿Acaso son mal vistos los centros de investigación del polo científico cubano, muchos de ellos pertenecientes al Consejo de Estado? Claro que no: la industria biotecnológica constituye una de las principales fuentes de ingreso de divisas al país.
Hace poco en la provincia de Pinar del Río se celebraba el 50 aniversario de la fundación del municipio Sandino y en la nota conmemorativa de Guerrillero, órgano oficial del comité provincial del PCC, se decía que los avances en este territorio habían sido posibles debido a cuatro proyectos de colaboración, y enunciaban los nombres de las instituciones. ¿Es esto una actividad lícita o ilícita? Por supuesto que no hay nada negativo en estas acciones, por el contrario, aumentan la calidad de vida del pueblo, que tanto lo necesita.
Así sucede con los proyectos de restauración de la Habana Vieja como parte de la Oficina de Conservación de Ciudad de La Habana, con cada producción cinematográfica que vemos y dicen: con una colaboración de… o patrocinado por…, con el Ballet Nacional de Cuba (BNC) y una larga lista de etcéteras. ¿Alguien duda que, por tener este tipo de relaciones de intercambio cultural (que tanto está de moda ahora) y que por recibir financiamiento para las actividades, la Oficina del Historiador, el ICAIC o el BNC dejan de ser más cubanos?
Y los hay más transparentes, como el Proyecto PALMA (Programa de Apoyo Local a la Modernización Agropecuaria en Cuba), “una iniciativa conjunta a favor de la seguridad y soberanía alimentaria”, como reza su lema. Este expuso claramente en su carta de presentación que fue financiado por la Unión Europea con un presupuesto de 17,1 millones de euros. ¿Fue positivo o negativo este programa? Preguntémosle a sus principales beneficiarios (usufructuarios, cooperativas, Institutos Politécnicos Agropecuarios, delegaciones municipales y provinciales del Ministerio de la Agricultura) y responderán afirmativamente sobre la formación del personal y el fortalecimiento de las capacidades de gestión.
¿Por qué es entonces que hablar solamente del verbo financiar ya es mal visto en Cuba? ¿Qué son las negociaciones del gobierno cubano con la Unión Europea (UE), la apertura de la Zona de Desarrollo Especial del Mariel, los convenios de colaboración que vemos firmar en televisión, sino vías de obtener capital para las inversiones del país?
De todos los ejemplos anteriores nadie osaría decir que trabajan para un gobierno extranjero, que son pagados por una potencia de fuera, que son manipulados por el enemigo o que son mercenarios. Estos son nuevos calificativos que se le vienen dando en Cuba a los actores sociales que desde su blog, revista, diario, boletín o proyecto sociocultural, promueven el amor a Cuba y la formación en valores ciudadanos, como el profesionalismo y la entrega, muchas veces carentes en las instituciones estatales. Habrá quienes aleguen que las relaciones de estas últimas son permitidas porque responden a políticas nacionales y multilaterales involucradas en la acción local; pero no será una respuesta acertada. Los proyectos de la sociedad civil cubana también trabajan por hacer valer los derechos humanos todos y por que primen los principios de soberanía, justicia y beneficencia de toda persona humana.
En nuestro país son conocidas como válidas las ONG que tienen relación con el gobierno. Por ejemplo, en ECURED, enciclopedia cubana, solo hacen alusión a ONG ambientalistas y enuncian tres: Greenpeace, el Fondo Mundial para la Naturaleza y la Coalición Internacional para la Vida Silvestre. Tampoco son mal vistas, aunque no aparecen en la mencionada enciclopedia, el PNUD (Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo), la AECID (Agencia Española de Cooperación Internacional para el Desarrollo), la UE cuando financia proyectos como los comentados anteriormente. Sin embargo, quisiéramos que no se dejaran de mencionar otras tantas organizaciones que trabajan en el mundo bajo los mismos principios. Ellas, como las primeras, persiguen los mismos objetivos: empoderar a la persona humana para que sea “protagonista de su propia historia personal y nacional”.
Es necesario eliminar los miedos que nos acechan cuando hablamos de estos temas. Son también limpios y buenos, nos emparejan con el mundo civilizado, por más que algunos propicien la ligazón con contrarrevolución y mercenarismo. ¿Por qué darles la espalda? Trabajemos juntos por hacer valer nuestros derechos ciudadanos y por no permitir que se caracterice a la sociedad civil cubana con adjetivos tan diferentes a los del gobierno cuando interactúan con iguales actores internacionales en busca del verdadero desarrollo humano integral.
Bibliografía
1. Confronting the classification problem: Toward a taxonomy of NGOs. World Development 25 (12): p. 2057-2070.
2. Crowther, edited by Güler Aras, David (2010). NGOs and social responsibility. Bingley, UK: Emerald. p. 121.
Yoandy Izquierdo Toledo (Pinar del Río, 1987).
Licenciado en Microbiología.
Miembro del Consejo de Redacción de la revista Convivencia.
Responsable de Ediciones Convivencia.
Reside y trabaja en La Habana.