Por Luis Cáceres
El pasado 28 de enero se celebró como todos los años, el natalicio de José Martí, esta vez el 157 aniversario. Un grupo de masones pinareños de distintas logias de la ciudad de Pinar del Río, decidió participar en esta celebración, llevando una corona de flores hasta la base del monumento situado a pocos metros de la logia “Paz y Concordia”. Este monumento había sido escogido también por las autoridades para el desfile popular.
Este grupo de masones desfilaría con el mandil que identifica la institución. Uno de los hermanos diría algunas palabras sobre el apóstol. Esta es una fecha muy importante para la masonería cubana, pues Martí, además de lo que significa para cada cubano, era masón. Dentro de esta celebración, se produciría un acontecimiento especial y motivo de orgullo para nosotros en particular: desfilarían por primera vez las “Hijas de Acacia” que fundaron su propia logia recientemente. Todas irían vestidas de blanco y adornadas con el collarín característico de dicha institución femenina, acompañadas por unos 100 masones.
A punto de partir con la corona y la bandera cubana al frente, llevada en su asta por un maestro masón, ocurre algo inesperado: recibimos la visita de un funcionario con la orden de que no se podía realizar el desfile hasta que se terminaran todos los que se estaban efectuando.
Antes del 2006 no se daba permiso al desfile de masones en esta ciudad. Poco tiempo después se permitió, pero sin los atributos característicos.
Después del 2006 se permitieron los atributos pero el desfile debía ser antes de las 8 am.
Este año debíamos esperar, ser los últimos y lógicamente, los únicos en el lugar. El silencio dijo que más que las palabras. Todos coincidimos en silencio en hacerlo en la propia logia, ante un pequeño busto del Apóstol, que se encuentra en el frente de la centenaria edificación. Allí pudimos rendirle homenaje al maestro, al Apóstol y ¿por qué no? , también al masón.
Luis M. Cáceres (Pinar del Río, 1937)
Pintor. Reside en Pinar del Río