“En la mejilla ha de sentir todo hombre verdadero el golpe que reciba cualquier mejilla de hombre”
José Martí
La no injerencia en los asuntos internos es un recurso muy utilizado por gobiernos en la actualidad. Es un recurso válido, por supuesto. Pero es lamentable que sea utilizado de forma abusiva.
“Entre marido y mujer nadie se debe meter”, reza un viejo dicho. ¿Pero qué pasa si delante de uno se produce un maltrato físico violento, que ponga en peligro la vida de uno de los cónyuges? No creo que debamos respetar el “derecho” de alguien a matar a otro. Una persona consciente por lo menos llamaría a la policía.
“No te metas, que no te importa” puede ser la defensa de quien no tiene argumentos para justificar su conducta ante otros.
Si nos parece bien que alguna nación nos ayude en caso de desastre, o que ayudemos con servicios de salud pública, es usar doble rasero que no nos parezca bien que un gobierno nos dé su opinión negativa sobre nuestra realidad o que no opinemos sobre la realidad de otro país. Siempre me he preguntado por qué el gobierno cubano acepta la opinión de los países que en la ONU votan a favor de Cuba, en contra del embargo de los EE.UU. y luego no quiere escuchar a esos mismos países cuando votan en contra de Cuba, a favor de resoluciones que denuncian la violación de derechos humanos esgrimiendo el principio de la no injerencia. ¿Cómo los que votan en contra de una medida estadounidense, se convierten después, para el gobierno cubano, en títeres que se dejan dominar por ese gobierno o cualquier otro para condenar a Cuba?
Decidir soberanamente es un derecho de todas las naciones. Pero la soberanía de una nación reside en cada ciudadano. No está decidiendo soberanamente una nación cuyo gobierno, decide todo centralizadamente, sin tener en cuenta a alguna parte de los ciudadanos. No vale la defensa de la soberanía o ampararse en el principio de la no injerencia, para aplastar a otros y violar sus derechos.
Si queremos que el mundo sea una comunidad más humana, sería más productivo que, como nación, sí nos inmiscuyamos en los asuntos de los demás países, y que, al mismo tiempo, nos mantengamos alertas, atentos a las opiniones de los demás gobiernos, de los demás pueblos. Criticando o dejándonos criticar para ayudar, enviando o recibiendo donativos en caso de desastres, ayudando en las dificultades, pero también velando por el respeto a los derechos ciudadanos y dejándonos interpelar al respecto.
La no injerencia no debe significar indiferencia ante la injusticia.
Karina Gálvez Chiú (Pinar del Río, 1968).
Licenciada en Economía.
Fue responsable del Grupo de Economistas del Centro Cívico.
Es miembro fundador del Consejo de Redacción de Convivencia.
Reside en Pinar del Río.
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