Hoy es 10 de octubre. El 10 de octubre se realizó un valeroso gesto, preludio de 10 años de guerra que adelantaron bastante nuestro camino hacia la libertad, a pesar del fracaso en la consecución de los objetivos que la motivaron. Un tiempo que generó actitudes heroicas y gestos sublimes. También mucho dolor y sufrimiento.
Esta fecha se recuerda como la del inicio de las luchas por la independencia de Cuba. No sé si es del todo justo. ¿Cómo no recordar como parte de nuestros esfuerzos por la independencia, las acciones no violentas comenzadas desde principios del siglo por hombres como Félix Varela y otros muchos? Si es justo recordar con orgullo la entrega y valentía de nuestros mambises, también lo es destacar la historia de héroes no violentos.
Hace falta hablar de lucha no violenta, la de los menos ruidosos. Educadores, científicos, religiosos, políticos. Clases, documentos, artículos periodísticos, iniciativas de diálogo, acuerdos; protestas pacíficas, huelgas, encuentros, conversaciones, cartas de disculpas. Acciones que, en su momento, pueden haber evitado, males mayores.
Es verdad que pocas dieron resultados visibles en el momento, pero también fueron, en ocasiones, mucho más efectivas que las acciones violentas. No podemos afirmar que los fracasos de la lucha no violenta en nuestra historia, fueron más que los fracasos de las acciones violentas.
En el mundo se resuelven cada vez más problemas por la vía del diálogo y la negociación, y en Cuba seguimos utilizando un lenguaje de guerra y violencia verbal para defender una postura política o social. No solo a nivel oficial, también en la calle o centros de trabajo. A lo mejor creemos, por la historia que mejor conocemos, que es el único modo de resolver un conflicto: ganar o perder.
Recordemos el 10 de octubre como un día en que pareció demostrarse que muchas acciones pacíficas habían fracasado en la búsqueda de la independencia. En 1878 lo lamentó Cuba y lo lamentó España. Todos perdieron. Y el final llegó por la vía de un pacto.
Contemos toda la historia. Recordemos las victorias de las acciones no violentas, la utilidad de las mismas cuando se realizan a tiempo. El pueblo cubano debe resolver el conflicto de vivir en un sistema que no funciona y no satisface sus intereses de prosperidad y libertad. Una vía es la escapada, pero cuando la escapada es difícil… lo único que puede salvarnos de la violencia, es el diálogo, la negociación. No esperemos a que nadie quiera escuchar. Busquemos los antecedentes en esa historia poco contada.
Estamos a tiempo.
Karina Gálvez Chiú (Pinar del Río, 1968).
Licenciada en Economía.
Fue responsable del Grupo de Economistas del Centro Cívico.
Es miembro fundador del Consejo de Redacción de Convivencia.
Reside en Pinar del Río.
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