El mal servicio y la ineficiencia en el trabajo es un mal que acecha en Cuba, principalmente en el sector estatal, en el privado es menos frecuente, pero también sucede. Si bien en todos los casos hay excepciones, la situación es digna de preocupación, mucho más en el tiempo que corre.
Es frecuente escuchar quejas de personas al respecto del mal trabajo y la poca seriedad que muchos centros y trabajadores presentan al respecto. Es evidente como el único dueño y representante del sector estatal no tiene la capacidad de mantener calidad, eficiencia y responsabilidad en sus servicios y locales. Lo más lamentable es como se disfraza y justifica esta situación en todo momento.
Es entendible que los bajos salarios, la falta de estímulo y el bloqueo de ideas y emprendimientos que no sean lo estrictamente orientados, conlleve de alguna manera a esta situación, pero no está bien justificar lo que no es correcto, sobre todo en la cultura del trabajo que es esencial para el desarrollo y calidad de vida de una sociedad.
La falta de educación, el mal carácter, las caras largas, los pretextos y fallas continuas son como un virus en expansión, puedes encontrarlos a menudo, por eso es imposible no destacar cuando se presencia una atención de calidad, donde el buen trato y la seriedad se hacen notar.
La cultura del peloteo continuo es una realidad que se alarga en el tiempo, así como la necesidad de hacer “buenos regalitos” para poder resolver cualquier situación. Realizar cualquier trámite es toda una odisea, sobre todo en vivienda y al solicitar documentos en cualquier institución. Fácilmente pasan años y los trámites no se terminan, ¿cómo es posible que actualizar una propiedad de una vivienda, por citar un ejemplo, lleve tanto tiempo?
Es hora de cambiar esta realidad que solo nos confina al atraso, comenzando por que el gobierno evalúe y reconozca todo lo que está mal y no siga solapando sus errores. Es necesario escuchar y tener en cuenta las diferentes opiniones de pensadores, estudiosos y de todo el pueblo en general para la búsqueda de soluciones viables y eficientes. Hay que abrir al sector privado sin tantas restricciones y recelos. Tambien animar y motivar a los emprendedores, así como a todos los trabajadores para crecer en desarrollo y bienestar personal, familiar y social.
- Rosalia Viñas Lazo (Pinar del Río, 1989).
- Miembro del Consejo de Dirección del CEC.