LA CALUMNIA PERVERSA

Miércoles de Quintana

El calumniador encuentra defectos en la más pura e integra personalidad, y si no los descubre hace lo que diré en el párrafo final de este artículo.

El oro, por ejemplo, excelente conductor eléctrico, metal dúctil y maleable por excelencia, símbolo de valores, virtudes y talentos, es acusado de vil metal, corruptor de conciencias y costumbres. Un insigne escritor argentino dijo que “la cultura, cuando se disfruta como un privilegio, envilece tanto como el oro”. Si quiere desprestigiar al oro en las redes, obviamente no hablará de sus bondades metálicas sino de sus posibilidades como herramienta de corrupción moral.

De la Guayaba, inocente y exquisita fruta, no dirá que es rica en vitamina C, sino que constipa. De los huevos pondrá énfasis en resaltar su alto tenor en colesterol y no su contenido proteico. Procederá al revés si lo que usted pretende es vender muchos huevos y que su granja prospere. De modo que se puede calumniar y manipular a los huevos.

Lo mismo sucede con la carne; cuando conviene se la cita como alimento responsable del desarrollo del cerebro humano, históricamente hablando. Otras veces produce cáncer.

Hasta el perdón puede ser elogiado o criticado. Puede ser asociado a debilidad del carácter si se practica con generosidad o a la crueldad si se le concede con pobreza. No se escapa de crítica perversa ni el amor. Mucho amor, dicen, ciega. Escaso, seca.

Cuando se intenta destruir los símbolos que representan al valioso capital espiritual de una causa o nación, se acude al desprestigio de los mismos, a hurgar en los defectos y errores y silenciar las virtudes y aciertos. Hasta el sol puede ser denostado en las redes. Sus manchas, no obstante ser él fuente de vida, bastan para descalificarlo como símbolo de luz y calor. Eso hacen los malagradecidos y malintencionados.

Los calumniadores profesionales no pasan mucho tiempo buscando defectos. Si no los hay o están muy escondidos, pues inventan errores y fallas adecuados a la víctima. Falsas noticias. Nada nuevo. Lo novedoso es la velocidad de su diseminación, lo que ahora es “se hizo viral”.

  


  • José Antonio Quintana de la Cruz (Pinar del Río, 1944).
  • Economista jubilado.
  • Médico Veterinario.
  • Reside en Pinar del Río.
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