LA APERTURA: SOLUCIóN PARA LA ECONOMíA CUBANA

Foto tomada de Internet

La noticia de la posibilidad de no posponer más la aplicación del Título III de la Ley Helms-Burton, ha provocado reacciones de rechazo, principalmente, en las autoridades cubanas. Una medida económica restrictiva, (aún cuando pudieran argumentarse razones justificadas para emitirla) no es bienvenida, principalmente en el mundo de hoy, donde, gracias a las aperturas, se ha producido un proceso de globalización que, independientemente de acuerdos y desacuerdos, ha convertido al mundo en un lugar con más capacidad de poner los bienes al servicio de todos. En una etapa de aperturas, el mundo se resiste a los cierres.

Cualquiera que sea afectado directa o indirectamente por una restricción dentro o fuera de sus fronteras, se rebela contra eso. Y en el aspecto económico, existe una mayor sensibilidad para el freno a la iniciativa de inversión, que es, verdaderamente, el contenido del mencionado título. Si Estados Unidos decide activar el Título III de la Helms-Burton, la economía de Cuba será seriamente afectada por el aumento del índice riesgo-país. El ya lento desarrollo de las inversiones extranjeras en Cuba sufrirá un importante freno.

Pero no es el rechazo la solución ante la posibilidad de ser afectados por una medida sobre la que no puedes actuar. En economía se necesitan soluciones. Manuel Calviño, eminente y reconocido sicólogo cubano, decía en un programa televisivo (Revista Buenos Días), que el bienestar de las personas en un país, merece la superación de cualquier barrera, por quienes tienen la responsabilidad de garantizarlo.

Los cubanos necesitamos escuchar soluciones viables y que evidencien la disposición del gobierno de buscar nuestro bienestar. Las lamentaciones y posiciones de fuerza no son soluciones para el bienestar de los cubanos. Quedarse en la queja es una actitud estéril.

La pregunta es: ¿qué va a hacer el gobierno cubano ante esa posibilidad

– Como ciudadanos también tenemos el deber y el derecho de proponer soluciones. Y si hablamos de manera general, el antídoto para un cierre, siempre es la apertura. Por ejemplo:

– Apertura a los cubanos para invertir, que implica eliminar la lista de trabajos por cuenta propia y abrir la posibilidad legal y real de hacer inversiones importantes como protagonistas de la economía cubana.

– Apertura al capital extranjero, que implica abrir verdaderamente la posibilidad de invertir en Cuba, con seguridades básicas como la de contratar libremente la mano de obra.

– Apertura política que implica aceptación y promoción de la diversidad de pensamiento o posición política y que podría concretarse en estos momentos en abrir a observadores internacionales el referéndum de la Constitución, legitimando como buena cualquier opción que decida el pueblo.

La apertura, no como condición impuesta por ningún gobierno extranjero, sino por el deber de respetar los derechos económicos de un pueblo que ha demostrado una gran capacidad de iniciativa y emprendimiento, y una fuerte tendencia a buscar la prosperidad y no conformarse con la supervivencia.

Cualquiera de las aperturas anteriores u otras que ayuden a demostrar el camino hacia la democracia que Cuba necesita emprender, podrían convencer al Congreso de los Estados Unidos de que es hora de eliminar, no solo el Título III, sino toda la ley Helms- Burton.

La apertura demuestra fortaleza y seguridad, mucho mejor que la violencia del lenguaje o de las acciones. Solo la apertura generará más aperturas.

 


Karina Gálvez Chiú (Pinar del Río, 1968).
Licenciada en Economía.
Fue responsable del Grupo de Economistas del Centro Cívico. Es miembro fundador del Consejo de Redacción de Convivencia.
Miembro del Consejo Académico del Centro de Estudios Convivencia.
Reside en Pinar del Río.

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