La vida de los seres humanos está llena de sucesos y de rutina también. Es lo normal. A veces nos encontramos con personas que ante una situación difícil se mantienen optimistas, que se fortalecen ante la adversidad, que no dejan de hacer aun cuando el mundo parece estar inmóvil y cuando sus esfuerzos parecen en vano. Por otro lado, a estas personas no los aburre la rutina, de cierta manera, los impulsa a hacer cosas novedosas, sin contar con que casi siempre están de buen humor. Y entonces nos preguntamos: ¿cómo lo logran?
Todos debemos enfrentarnos a circunstancias y sucesos adversos que nos rompen la rutina, que nos cambian el estado de ánimo. Y nadie puede valorar si su problema es mayor o menor que el de los demás teniendo en cuenta que todo depende de muchas cosas: de la capacidad de cada uno, del ambiente en el que vive, de la situación económica, de la educación recibida, de los amigos…
Es un problema de actitud ante la vida. Es una manera de vivir trascendente y real. La actitud es lo más importante para lograr la realización personal y también para vivir en sociedad y es la que asumamos en cada momento la que hace la diferencia.
Los sucesos y la rutina de la vida, en la mayoría de los casos, no los podemos cambiar. Pero la actitud es cuestión de decisión personal.
Livia Gálvez Chiú (Pinar del Río, 1971).
Licenciada en Contabilidad y Finanzas.
Miembro del Consejo de Redacción de Convivencia.
Reside en Pinar del Río.
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